Ham, una propuesta escénica diferente en Mar del Plata
MAR DEL PLATA.- Artistas que actúan dentro de un domo que se infla. El plástico que lo envuelve todo: sillas, mesas, camas, tachos de luces y hasta a las personas. Asientos con rueditas que el público traslada como si fuera un carrito. Linternas que avisan dónde hay que pararse. Celulares siempre encendidos. Una historia paralela que transcurre en la virtualidad. Un Hamlet que manda mensajes por WhatsApp. Distanciamiento y desinfección en nuestra vida cotidiana y, también, en el espacio de la ficción. El teatro, de a poco, comienza a tomar las nuevas reglas que exige la pandemia y las traslada a la escena. Así sucede con Ham, un curioso experimento artístico que se realiza en Mar del Plata, para apenas 20 espectadores por función, y que permite combinar la presencia y las redes, en un nuevo espectáculo en el cual las artes escénicas muestran lo que mejor saben hacer: jugar con todo lo que se pueda y tensar los límites, siempre.
En las últimas décadas, muchas propuestas teatrales en todo el mundo buscan indagar acerca de cómo lograr un público que participe de lo que sucede en el espectáculo de manera decisiva. Se ha buscado hacerlos interactuar, subirlos al escenario, interpelarlos y, sobre todo, moverlos: eliminar el concepto de la butaca, para generar espacios móviles en los cuales la gente entra y sale de habitaciones, decide dónde ubicarse y hasta cuánto tiempo quedarse en cada representación. En esa línea se encuentra esta propuesta de un grupo de artistas marplatenses, dirigidos por Marcelo Marán (dramaturgo y director referente de esta ciudad y actual director del Teatro Auditorium) en las cuales se fusionan historias paralelas, el teatro en vivo y la virtualidad, en una pieza caótica, híbrida y potente que vuelve a reencontrar al público y los artistas, con la fuera vital del teatro.
Ir a ver Ham en el enorme galpón donde se realiza la obra incluye una novedad para el espectador aficionado al teatro: el celular tiene que estar encendido y a mano siempre. ¿Por qué? La obra incluye una propuesta interactiva y hasta un grupo de WhatsApp en el cual los espectadores comienzan a recibir el día previo a la función mensajes acerca del argumento: un director teatral que se suicidó en condiciones sospechosas, un elenco que decide retomar los ensayos, una fiscal que investiga un supuesto homicidio y el público que es invitado a investigar ese crimen e infiltrarse entre este grupo de artistas. El nivel de participación es tal que hasta algunos espectadores pueden filmarse y enviar videos que, luego, se proyectan en la obra.
Mientras tanto, otro relato sucede y tiene ya 412 años: es la historia de Hamlet, su duda existencial, la muerte de su padre, la traición de su madre y el problema acerca de si la venganza es una forma de justicia. "La obra es un híbrido de estilos, percepciones. A mí me gusta definirla como un hipertexto permanente, de senderos que se bifurcan. El espectáculo implica un dispositivo al cual se puede ingresar por varios lados", dice Marcelo Marán. Además de los múltiples relatos que conviven en este espectáculo, la puesta en escena es un desarrollo híbrido en sí mismo. Los exclusivos 20 espectadores ingresan de a poco y siempre con distancia, sus asientos son unas cajas con ruedas que ellos mismos transportan por distintos espacios en los que se trasladan, mientras reciben mensajes por el celular, se comparten pistas, hablan con algunos actores y buscan nuevos ángulos para ver lo que sucede. Algunas escenas se observan a través de un domo, otras en un pasillo, luego sobre una plataforma en la cual el movimiento y la tracción a sangre sacan a flote la fuerza artesanal del teatro.
Micaela Cestona, Roberto De Large, Elizabeth Delfabro, Rodrigo Frugoni, Hernán Genovese, Magui Monroe, Nahuel Porto Navarro, Macarena Riesco, Miguel Salgado y Agustina Villarreal son los intérpretes de este espectáculo que oscila entre los diálogos originales de Shakespeare y el lenguaje contemporáneo propio de un grupo de actores en pleno ensayo. El monólogo del ser o no ser convive con el cansancio y las peleas internas. Estos cambios permanentes de registro también habilitan diferentes estilos de actuación: un Hamlet ensimismado, siempre en crisis y enajenado se enfrenta a compañeros que le piden que se baje del pedestal o directamente lo insultan. Luego aparece un Polonio mujer, clownesco e irónico, una Ofelia menos enamoradiza y más escéptica y una Gertrudis (la madre de Hamlet) feminista, muy diferente a la original. "Hay un gran recorte y una condensación de la obra de Shakespeare de los momentos que, a mi entender, son los más potentes. La escena de Gertrudis, aquella en la cual Hamlet la acusa de traicionar a su padre, tiene esa gran diferencia. Lejos de volverse sumisa, ella empieza a hablar del patriarcado que nos ha llevado a los desastres actuales. La duda de Hamlet es la duda del varón y acá aparece una mujer diciendo: ‘Hasta ahora manejaron el negocio ustedes y así nos fue. Los varones nos llevaron a esta situación", agrega Marán.
Mientras el relato se desarrolla, el dispositivo escénico se va cargando en imágenes: la música en vivo, en un piano movible e intenso interpretada por Rodrigo Furgoni, muñecos que se acumulan como cuerpos sobre una escalera, agua que se va derramando sobre una gran pileta, una rueda que gira y en la que Hamlet se debate sobre matar a su tío Claudio, el espacio aéreo en el cual los artistas se trepan, hologramas, proyecciones. El mundo esterilizado que nos pide la pandemia está latente en esta pieza a cada momento: los actores no se tocan, el barbijo y cierto concepto apocalíptico es parte del vestuario, los trajes blancos que cubren el cuerpo entero también.
Hay de todo y en esa recarga, el universo sucede con un espectador que realmente ya no sabe hacia dónde mirar. Al mismo tiempo, al celular siguen llegando mensajes, códigos, links con documentos, pero la mirada y el corazón ya están captados por la fuerza de los cuerpos actuando ante el público y el teatro, una vez más, gana a fuerza de experiencias y construcción poética, lo que no podemos encontrar en ninguna pantalla.
Ham, versión libre de Hamlet de Shakespeare
Autoría y puesta en escena: Marcelo Marán.
Funciones, viernes, sábados y lunes, a las 21.30.
La Cueva, Bolívar 3541
(Mar del Plata).
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