Con personajes emblemáticos como La Momia, Peucelle o El Caballero Rojo, el ciclo se instaló en la memoria colectiva a pesar que el catch hoy en día ya no brille como antes
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El catch, cachascán o lucha libre, como quieran llamarlo, fue pasión de multitudes en Buenos Aires durante varias décadas. Entre 1934 y 1961, los diarios llenaban sus páginas con las crónicas de los torneos del Luna Park, Babilonia o el Parque Romano. Allí luchaban grandes figuras como el Conde Karol Nowina, Hombre Montaña, Antonio Roca, Joe Corbett o Juanito Olaguibel, entre muchos otros. Casi todos ellos, extranjeros. A fines de los años 40 ingresó a la troupe del Luna Park un luchador de origen armenio, carismático, habilidoso y hábil para los negocios: Martín Karadagián, quien inmediatamente se transformó en uno de los favoritos.
Hoy pronunciar su nombre es decir Titanes en el ring, aquel programa de TV, tan exitoso que hoy en día añoran los que peinan canas. Fue un 3 de marzo de 1962 cuando, tras muchos intentos, Karadagián logró introducir el catch en la televisión argentina, marcando el comienzo del famoso ciclo, por Canal 9.
Luego de varias temporadas en el Luna Park en sociedad con el Hombre Montaña, consiguió desafiarlo a una lucha “a cara de perro” (gane quien pueda) poniendo como trofeo la barba, de la cual el perdedor habría de despojarse frente al público. El triunfo fue de Karadagián y Montaña se retiró del negocio. De este modo, el Gran Martín quedó como único empresario. Tenía una visión comercial única. Creador del “chivo sutil”, supo que el público infantil acrecentaría el negocio y hacia ahí fue con los personajes que encarnaban sus luchadores, secreto del éxito inmediato.
Por sus filas pasaron personajes inolvidables como el Indio Comanche, Mister Chile, el Caballero Rojo, Pepino, La Momia, Rubén Peucelle, José Luis, el Mercenario Joe, Tufic Memet, el Leopardo, Joe Galera y los árbitros sucios William Boo y Alfredo Giardina, entre muchísimos otros.
Pero vale la pena remontarse a la historia del cerebro de esta empresa que hoy mismo continúa su única hija, Paulina Karadagián.
Hijo de Hamparzún Karadagián, un tosco montañés armenio, y de Paulina Fernández, una inmigrante española, Martín nació en 1922, en una humilde vivienda de San Telmo. Sus primeros años transcurrieron trabajando duro, debido a la paupérrima situación económica de su familia y, a los 6 años, aprendió lucha grecorromana con el profesor griego Juan Reisig. Así fue que, con sólo 8 años, ganó el título de campeón panamericano de lucha, categoría cadetes, en Detroit; y él decía que, a los 12, recibió en manos de la reina de Inglaterra, en Londres, el título de campeón mundial de cadetes mayores. No hay registro de eso, pero los niños de entonces preferimos creerle.
A fines de los años 30 comenzó a entrenar en la primera troupe de catch que arribó al país, liderada por el conde Karol Nowina, pero recién en 1947, consiguió obtener un buen lugar en la compañía. Enseguida demostró ser un verdadero showman del ring. A principios de los años 60 el catch ya no atraía en los estadios como tiempo atrás y el principal motivo era la televisión. Martín Karadagián era consciente de la rémora y estaba decidido a introducir el espectáculo en ese medio a toda costa, pero todo lo que recibía eran negativas. Ya había visto la televisación del cachascán en los Estados Unidos y envidiaba el éxito que este espectáculo había logrado en esas latitudes. Pero el Gran Martín era muy astuto y, enseguida, ideó la forma de entrar en la pantalla chica.
Por Canal 9 se estaba transmitiendo con gran suceso el programa infantil El Capitán Piluso, con Alberto Olmedo; entonces el armenio aprovechó el momento y decidió desafiar al actor en una lucha ante cámaras. Olmedo aceptó y se reunió con Karadagián para aprender algunas tomas y ensayar lo que no pasaría de ser una comedia. El día del encuentro –muy publicitado por los medios–, las instalaciones del Luna Park fueron colmadas en su totalidad por niños fanáticos que iban a alentar a su ídolo Piluso. Por supuesto, el match se definió en favor del capocómico pero, sin lugar a dudas, fue el negocio más exitoso de Karadagián, pues le abrieron la puerta de entrada a la televisión.
El ciclo se llamó Titanes en el ring y comenzó el 3 de marzo de 1962. En esa primera temporada participaron luchadores como Caballero Rojo, Indio Comanche (el de los dedos magnéticos), Mister Chile, El Gran Caruso, Benito Durante y Alberto Eijo, entre muchos más. El maestro de ceremonias fue Víctor Andris y el relator –que siempre lo acompañaría y, más tarde, se convertiría en su socio– era Rodolfo Di Sarli. Está de más mencionar el suceso que logró el programa. Las más famosas marcas querían publicitar sus productos con Titanes en el ring. Las emisiones se transmitían los sábados, a las 22.40, y constaban de seis luchas en un comienzo, pero debido al éxito logrado, posteriormente se agregaron dos cotejos más. Enseguida le salieron competidores porque Canal 11 lanzó dos programas: Demonios del catch y Catch internacional, pero no llegaron a hacerle sombra a Titanes.
Karadagián era una usina de ocurrencias. Desafío a luchar a boxeadores famosos como Primo Carnera y el “Mono” Gatica (a quien le quebró la pierna en la contienda) y el conde de Mora y Aragón. A raíz del éxito, el canal los ubicó en un horario más adecuado al público infantil y, entre 1962 y 1967, pasaron inolvidables personajes como Taras Bulba, Ararat, Joe Fica, Alí Bargach, el Gigante Dakar, Benito Durante, Enrique Orchesi, Marco Brando, Teddy Boy Marino (que luego sería la gran figura del catch en Brasil), Tenenbaum, Gino Scarzi, Hans Águila, Carlotto y sigue la interminable lista. Y, por supuesto, ya aparecían personajes de fantasía que también causaban furor como Jean Pierre el Beatle francés, Pepino del 9, el Hombre Invisible, Incógnito, Frankenstein, El Doctor Karate, Mi Tuerca Favorito, La Momia y hasta Batman y Robin.
El espectáculo caricaturizaba el combate entre el bien y el mal y allí estaba Karadagián haciendo sus piruetas en el ring, sus piquetes de ojo y su famoso y fulminante “cortito”. Martín fue un gran empresario y sabía perfectamente cómo sacar réditos de su espectáculo y de él mismo como personaje. El merchandising de Titanes en el ring se vendía como el agua a través de juguetes, discos, remeras, figuritas y golosinas. Además, el armenio fue el pionero en incorporar publicidad no tradicional. En el programa aparecían luchadores o personajes que representaban marcas, como Yolanka (yogur), El príncipe de Nápoli (fideos), Las tres niñas (leche), Gran Pan (pan lacteado), STP (aceite para autos), Dink-C (jugos) y Frutolino (helados), entre muchos otros.
Tras un serio altercado contra un ingeniero, al que Karadagián le rompió algunas costillas, el 20 de noviembre de 1970, fue condenado a dos años y seis meses de prisión. Salió en libertad condicional el 5 de agosto de 1971 y al año siguiente reapareció Titanes en el ring, tal vez en su época más gloriosa. Desde sus comienzos, el catch fue un espectáculo para adultos, pero con el programa de Karadagián se fue convirtiendo, de a poco, en un show hecho para toda la familia, tornándose casi exclusivamente infantil en sus últimas temporadas.
Personajes como Pepino, Caballero rojo, La Momia, Don Quijote, Hippie Hair, Joe el Mercenario, Ulises el Griego, Tufic Memet, el Leopardo, El Vikingo, el Gitano Ivanoff, el Coreano Sun, el Cavernario, José Luis, el Vasco Guipuzcoa y Tufic Memet generaban pasiones en el público. Luego, en 1974 aparecerían otros como la Momia Negra, David el Pastor y el Gran Otto.
Después vendrían las giras por América latina, una película dirigida por Leo Fleider (luego se harían dos más), estadios llenos y hasta un spin-off televisivo llamado El circo de Titanes. En 1976 regresaron con muchos cambios. Se incorporaron personajes inspirados en la literatura y la historia como Rómulo y Remo, D’Artagnan, el Cid Campeador, Píndaro, Poseidón o el Pirata Morgan, junto con otros excéntricos como El Ejecutivo, que luchaba en traje, o el Yeti. Además, fue la temporada en la que Karadagián pasó a ser uno de los “buenos”. Ya no era el luchador base, feroz y traicionero, y se convertía en el ídolo de los niños. El mismo éxito enorme se repetiría entre 1982 y 1984. Esa nueva generación hoy en día recuerda con pasión a personajes de fantasía como El Hombre Vegetal, El Olímpico, Míster Moto, Julio César, El Androide, El Padrino, Gengis Khan, Kangay el Mongol, el Diábolo, Saturno 2021, Sullivan, Dink-C, el Minotauro y el Monstruo de la Laguna, entre muchísimos otros.
Debido a una fuerte gangrena, en 1986, Karadagián sufrió la amputación de una pierna y se vio obligado a retirarse del ring como luchador. Como empresario volvió a dar otro intento dos años más tarde, con la última temporada de Titanes en el ring, por Canal 11. Murió en la madrugada del 27 de agosto de 1991 para pasar a la categoría de mito. Y hasta hoy, Titanes... nos acompaña gratamente en la memoria de varias generaciones de argentinos.
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