Guma Zorrilla, hermana de China, en el recuerdo
Guma Zorrilla se despidió de la vida con la misma discreción con que vivió. A pesar de estar relacionada por parentesco con grandes nombres del arte uruguayo, Guma tuvo sin embargo su propio espacio creativo: el diseño del vestuario teatral. Era lógico verla siempre fuera de la escena, alejada de los luminosos focos de atracción. Pero su presencia se notaba en el dibujo de un vestuario que reflejaba la delicadeza del diseño y la sensibilidad cromática en la elección de los colores.
Guma, más conocida como Gumita, era la mayor de las cinco hijas de José Luis Zorrilla y Guma Muñoz del Campo. Destacó Jorge Abbondanza, de El País, de Montevideo, en una reseña: "En su carrera artística mostró desde el comienzo una visible facilidad para bocetar sus trajes, un famoso buen gusto para integrarlos al marco visual de la escena, una sensibilidad muy singular para impregnarlos del espíritu de una obra o del carácter de un conflicto dramático. Tenía especial deleite por el fin del siglo XIX, una belle époque donde las mujeres parecían quebrarse sobre la cintura avispa, remolcando el polisón a la sombra de alguna pamela monumental. Por eso Gumita triunfaba con sus vestuarios de ese pasado al colaborar con la compañía Avila-Martínez Mieres en "La parisienne" o "Lecho nupcial", aunque más tarde tuvo oportunidad de ampliar tales evocaciones junto al Teatro de la Ciudad de Montevideo en "La pulga en la oreja", "La gaviota", "Un enredo y un marqués" o "La Dorotea"".
Cruzando el río
Aunque casi toda su labor creativa la realizó en Montevideo, su ciudad natal, Guma Zorrilla también se animó tímidamente a cruzar el gran charco para acercarse a la escena argentina y colaborar con su hermana China Zorrilla. No pudo resistir al llamado fraternal ni a la tentación de verse sumergida en un ritmo porteño quizá más implacable que aquél, que era su elemento natural.
Era difícil distinguirla en el entorno de su chispeante hermana, pero allí estaba, silenciosa, pero vigilante; callada, pero observadora.
Se sentía mejor representada por su colaboración en puestas como "Lorenzaccio", "El diario privado de Adán y Eva", y por su último trabajo porteño, conocido en el Teatro Cervantes, "La pulga en la oreja". Probablemente, su presencia en esta ciudad no fue más frecuente para no sentirse tentada por el vértigo de una actividad creativa atrapante. Para no dejar a su querida Montevideo.
Por esta estrecha relación entre ambas ciudades y con motivo de cumplirse un mes de su muerte -que en su momento pasó inadvertida para los medios por decisión de su familia- la embajada del Uruguay en la Argentina efectuará hoy, a las 11.30, una misa en al parroquia de la Inmaculada Concepción, del barrio de San Telmo.