Gonzalo Alfonsín, el juglar que recorrió América y lo cuenta en un unipersonal
El colibrí (travesía en MI Mayor) fue presentada en salas y festivales de Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia y Bélgica; y este sábado tendrá su única función en la Ciudad de Buenos Aires, en El Ópalo
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El colibrí es una de las aves más místicas que existen, tanto, que su esencia está ligada a leyendas y creencias que terminan rozando la filosofía humana. Por su fisonomía y forma de vivir se los asocia con la ligereza, por lo que el toparse con uno invita al despojo y a la liberación de todas las cosas que no generan felicidad y que son una carga... una sensación que también genera el viajar y cambiar de aire. Gonzalo Alfonsín conjugó todo eso, y gestó El colibrí (travesía en MI Mayor), unipersonal que presenta, personifica y dirige, el sábado 8 de abril, a las 21, en el teatro El Ópalo. El hilo conductor del proyecto es un viaje iniciático por América, y hace un recorrido por las distintas culturas que conviven en nuestro continente, resaltando los valores de tolerancia, el respeto y la confraternidad. El encuentro con otras realidades le permite al personaje lograr una reconexión con sus raíces, con sus ancestros, con la tierra, en una búsqueda de identidad y espiritual que, al finalizar el viaje, recién habrá comenzado.
“El viaje en el cual está basada la obra fue en 2012 –cuenta el autor y prosigue– fue especial porque duró un año y dos meses, desde Buenos Aires a Nueva York, como dice la obra. En aquel momento mi hermano vivía allá, entonces la excusa fue ir a visitarlo, también me habían ofrecido trabajar en Costa Rica dando talleres de Clown, y me acababa de separar de una pareja... así que sentí que era el momento preciso para hacer este viaje como siempre había pensado, y atravesar América. Fue casi todo por tierra, con solo un par de tramos cortos en avión. Fui trabajando y presentando otros dos unipersonales que ya tenía, y dando talleres y seminarios me fui pagando la travesía”.
La sinopsis de la obra reza que un hombre-pájaro atraviesa el continente americano. Visita ciudades y pueblos, montañas y playas, mares y ríos. Va de un lado a otro, en búsqueda constante. Y se cuestiona: ¿Qué es lo que busca? ¿Aventuras? ¿Amores? ¿Su propia identidad? ¿Está buscando a Dios? ¿Y qué es Dios? ¿Es el hombre el que atraviesa el continente, o es el continente que atraviesa al hombre?
“‘¿Y qué es Dios?’ Todavía estamos buscando esa respuesta. Yo creo que es un nivel de energía, o de estado, lo podríamos llamar amor, lo podríamos llamar paz o armonía, y lo más cerca que estuve de eso, creo que siempre fue estando en medio de la naturaleza. Cuando estás en un lugar majestuoso e imponente como el Machu Picchu o en el Gran Cañón del Colorado, entre otros lugares, comparado con lo que estás viendo somos muy chiquitos, y entonces quizá te percibís, aunque sea por un segundo como parte de ese todo, del universo”, reflexiona Gonzalo.
“Siempre tuve cuadernos de viaje, y en el de 2012 llené cuatro. Y al regresar a Buenos Aires, noté que tenía un germen de espectáculo en mis escritos, así que al comienzo escribí una primera versión de la obra que era más literaria, como relatando el viaje. Después empecé un proceso creativo de dos años, de montar la obra, de pasar el texto a imágenes, a las acciones y meter canciones. Yo mismo me dirigí, así que me ayudaron colegas y amigos, y público general que participaba de ensayos abiertos donde iba escuchando y tomando nota de las cosas que me iban diciendo”.
La obra tiene siete capítulos o escenas: El carnaval en Bolivia, la conquista española en Machu Picchu, una ceremonia con ayahuasca en Ecuador, un enamoramiento en Costa Rica, la cultura mexicana y el recuerdo de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa; y, por último, están los Estados Unidos, con su zona de migraciones. “Todo esto intercalado con textos propios. El texto general es mío, pero hay un par de frases de autores que cito. Las canciones no son mías, yo las canto con guitarra. Hay una que es a capela. Todas estas escenas están basadas en lo que me pasó en el viaje, salvo una, la de migraciones que es totalmente ficción. Sí presencié una escena medio fuerte y discriminatoria con una afrodescendiente, no me pasó a mí pero sí lo vi, entonces elegí contar eso para ilustrar cómo son de jodidos en migraciones en los Estados Unidos. Todas las otras escenas son cosas que me pasaron de verdad en el viaje”.
El unipersonal de Alfonsín combina varios lenguajes de narración, el subtítulo “Travesía en MI mayor” es un juego de palabras entre travesía y sinfonía, porque tiene música, y el “Mi mayor” refiere por un lado a esto, y por otro en busca de del ser superior. “En los viajes a veces uno busca conocer gente, u otros lugares para conocerse más a uno mismo, en una búsqueda más espiritual. La obra habla, entre otras cosas, de la búsqueda de la identidad, de la patria, y del autoconocimiento. Me interpela el colibrí porque es el único pájaro que puede volar para todos lados y es impredecible lo que va a hacer. Hay algo en eso en lo que me siento identificado, con estar moviéndome todo el tiempo. Hay una frase de la obra que dice: ‘Yo siento que soy como un colibrí, que no me caso con nadie y que no me dejo cazar, voy de flor en flor, de ciudad en ciudad, tomando un poquito de aquí y un poquito de allá’”.
La obra ha sido presentada en salas y festivales de la Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia y Bélgica. Ha recibido apoyos del INT y PROTEATRO, y el Premio ATINA a la producción de artes escénicas junto con una mención a Mejor Actuación. Este sábado tendrá su única función en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a las 21, en la sala teatral El Ópalo, ubicada en Junín 380. Gonzalo posteriormente saldrá de gira con Denise Mayo, su compañera de vida, en casa rodante. Sueño pendiente y ahora concretado, como el sueño también que bautizó a Inui –hijo de ambos, y tercer tripulante–. Al igual que él, ella es artista, en breve sacará su primer disco, y su historia de amor es enorme.
“¡Y allá vamos! Retomando un anhelo que empezó antes de la pandemia, aunque en realidad empezó mucho antes, cuando cada uno viajaba por su cuenta, de mochilera juventud. Ahora, y gracias a la ayuda de nuestros seres queridos, podemos viajar en familia, en esta tremenda casita sobre ruedas que todavía no tiene nombre oficial, aunque juega fuerte ‘La Colibreta’. Es una Mercedes Benz 608 –modelo del cual nos enamoramos–, y es de 1978 como yo. Sabemos, porqué nos lo han dicho, que es el sueño de muchos, así que haremos lo posible por compartirles nuestras andanzas a través de las redes, para que nos acompañen. Hemos bautizado la gira ‘Oliverio y Gironda girando’. Empieza por el centro y sur de la provincia de Buenos Aires para luego subir hacia la Mesopotamia, luego acaso Uruguay y/o el sur de Brasil, aunque luego quién sabe… Vamos a ir viajando y trabajando, dando funciones y talleres, conociendo personas y lugares, para conocernos más a nosotros mismos. Si alguien tiene ganas de saber por dónde estaremos, o recibirnos en sus rincones para trabajar, o simplemente tomar unos mates, no tienen más que escribirnos por Instagram a @oliverioygironda o @gonza_alfonsin, y allá iremos también”, finalizó Gonzalo Alfonsín. El ave no es del nido en el que nace, sino del cielo que recorren sus alas.
Para agendar:
El colibrí (travesía en MI Mayor)
Única función en Buenos Aires: sábado 8 de abril, a las 21, en El Ópalo Espacio Teatral, Junín 380. Entradas vía www.alternativateatral.com
Para saber próximas paradas de la gira y convocatorias: Vía Instagram a @oliverioygironda o @gonza_alfonsin.
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