Fragmentos de grandes óperas, para los chicos en un festival del Konex
María Jaunarena presenta este fin de semana ¡Nadie duerma!, un disparate lírico que apunta a acercar a los pequeños al teatro y a la música clásica
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Un punto de partida: “La música es un idioma universal que llega a los chicos antes que las palabras y tiene el poder enorme, la vocación de despertar la imaginación, de invitar a completarla“. María Jaunarena no se remite al cancionero infantil, sino que incluye en su definición partituras de los grandes de la música clásica.
Para ponerlo a prueba, hilvanó para ¡Nadie duerma!, veinte fragmentos destacados de óperas de Mozart, Puccini, Verdi, Offenbach, Rossini, Bizet, Wagner y Saint-Saëns en una puesta en escena subtitulada como “disparate lírico“. Una mirada sobre los ensayos previos a las funciones de este sábado y domingo y el diálogo con la directora revelan sin embargo que el “disparate“ tiene su razón de ser, en más de un sentido.
La propuesta inicial era replicar para chicos el formato de las galas que conforman la programación del 7° Festival Konex de Música Clásica. “Yo sentía que necesitaba apelar a lo teatral para los chicos, miré los fragmentos que iban a formar las funciones para adultos del Festival y elegí las que me encantaban para compartirlas en un espectáculo con público infantil“, dice Jaunarena.
¿Pero cómo unir –en un lenguaje dirigido a la platea infantil- el aria que invoca a la venganza gitana de Il Trovatore de Giuseppe Verdi con el célebre dúo de seducción “Là ci darem la mano“ del Don Giovanni de Mozart? ¿Cómo integrar en una secuencia un aria de Camille Sain-Saëns o un dueto de Giacomo Puccini con un fragmento de la obertura de El holandés errante de Richard Wagner?
La gitana de Verdi se convierte en bruja que amaga a cocinar a un príncipe en busca de doncella a rescatar, la mano de su improvisado escudero se alza al son de Mozart para liberar a la princesa de la torre en que la creen prisionera… La trama se arma a modo de cuento, con líneas de texto teatral que conducen a sortear casi imperceptiblemente los saltos de estilo de un compositor a otro, intercalando aire entre los diversos ataques de fragmentos que tienen cada uno su peso específico. Los arreglos y enganches musicales de Matías Galíndez, al piano a un costado del escenario con otros tres músicos, aportan lo suyo.
“La idea es presentar los fragmentos de modo que mantuvieran algún tipo de estructura de viaje iniciático al mundo de la ópera“, explica María Jaunarena. “Van apareciendo escollos a superar en ese itinerario, que es también el viaje a la aventura de la ópera.“
Las letras por otra parte aparecen todas adaptadas al castellano y en función de este relato. “Sin embargo cada fragmento conserva en parte lo que es en el original, mantiene algún perfume del personaje. Trato de generar algún tipo de anzuelo con la partitura original, de modo que quien lo escuche, cuando se encuentre más adelante con ese fragmento, lo reconozca.“
La misma directora se permite un guiño en sentido inverso, desde el recuerdo de su propia infancia, al incluir la cadencia de la obertura de Guillermo Tell de Gioacchino Rossini que conoció de niña –al igual que probablemente muchos padres que asistan a las funciones- a través de la música que acompañaba el galope de Silver, el caballo del Llanero Solitario.
“En este momento en que viene todo el contenido ya digerido, con tanto bombardeo de redes sociales, de videítos, de velocidad, quise armar una propuesta analógica que invite a los chicos a iniciarse en la ceremonia del teatro y la música. Apunto a que surja alguna pregunta que a lo mejor estaba latente en el niño, pero que no podía formular.“
¿Por ejemplo? “Como no querer ir a dormir, el miedo la oscuridad, a esa especie de ventana que se atraviesa con el sueño donde el chico pierde referencias, la referencia de sus padres, de lo que es real y lo que no, y el temor a entrar a este mundo desconocido que son los sueños.“
El pie para este desafío está en el aria “Nessun dorma“ (“Que nadie duerma“), de Turandot, que se convierte aquí en la expresión de ese temor por parte de uno de los personajes. “Todo el espectáculo tiene una pincelada onírica“ dice Jaunarena y destaca el uso de pantallas traslúcidas en el dispositivo escénico creado por Gonzalo Córdova.
“Apelamos al juego de cuando éramos chicos, de tener el poder de crear un universo paralelo. En este viaje a esta dimensión paralela detrás de pantalla todo es real, por el poder de construcción que tenemos. Los sueños, como fuente de conocimiento que esconde tesoros, aparecen en el espectáculo como una puerta de apertura hacia un mundo diferente.“
Jaunarena define ese paso de la pesadilla a la apertura como “un clivaje de lo claro y lo oscuro, de la soledad y el profundo dolor de los grandes músicos que también dio a luz, de esa oscuridad de donde han surgido las corcheas y las fusas más luminosas“. Y lo contrapone a cierta cultura contemporánea del bienestar permanente y del placer que hace que “los saltos sean cortos“.
“Hay algo que tenía que ver con el esfuerzo que ahora está puesto en jaque. Un poco intenté ir por ahí, como con un perfume, como la pincelada de lo oscuro y lo claro, de conectarse y enfrentarse con el miedo, para poder llegar a lo máximo que uno puede alcanzar. A veces siento que estamos como muy cómodos.“
“Las redes sociales, tik tok y todos estos contenidos que circulan y consumen los chicos tienen a veces un poder que direcciona el pensamiento, imponen una suerte de pensamiento único, no invitan a la reflexión. Por eso me empecino en el teatro y la ópera, porque me parece que es un espacio en el cual lo que sucede en el escenario nos puede desatar preguntas y devolver una imagen nuestra distinta de la que teníamos.“
Protagonizan en este caso ese “empecinamiento“ de Jaunarena la mezzosoprano Estefanía Cap, el barítono Garbiel Carasso, el tenor Patricio Oliveira y la soprano Laura Penchi. Todos ellos acumulan la experiencia lúdica y musical propia de haber participado también en puestas en escena operísticas para chicos previas de la directora, como La flauta mágica y El barbero de Sevilla.
“Es muy lindo cuando uno sale de la sala y nadie dijo todavía si le gustó o no, nadie le dijo al chico qué hay que pensar“ rescata Jaunarena de esas experiencias. “Ahí ves las caritas cuando salen y están todavía procesando, de la misma manera en que yo salgo del teatro y todavía no se qué decir, porque no sé qué me pasa, no lo puedo verbalizar y hay veces que tengo una emoción y no sé por qué la tengo. Es ese torbellino que es el teatro.“
Para agendar
¡Nadie duerma! Disparate lírico, una producción artística de Juventus Lyrica, en el marco del 7° Festival Konex de Música Clásica 2022. Sábado 7 y domingo 8 de mayo, a las 11, en la Ciudad Cultural Konex, Sarmiento 3131. Entradas $ 1.000 a $ 1.500, Club LA NACION 2x1, por Festival Konex.
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