Florencia, la dulce
La actriz de Casados con hijos es la protagonista de la comedia musical de Neil Simon, que se estrenará pasado mañana en el Lola Membrives
El tema es la peluca. "Tengo que cuidarme del estigma Argento", dice la actriz, puntillosa hasta el detalle, en su camarín, donde todo es rosado. Charity tiene que estar perfecta. Porque el personaje es así. Peluca rubia y corta. El director quiere las puntas hacia arriba. Pero hay que tener cuidado porque puede parecerse a Samantha, la brujita de Hechizada, el otro ciclo que protagoniza. Pero el teatro todo lo puede y queda perfecta para una Charity que poco y nada se parece a la enormidad de personajes que Florencia Peña compuso en la televisión los últimos años.
"A Daniel se le ocurrió para mí", dispara. Cuando estaba haciendo Revista nacional con otra producción, su manager, el empresario Daniel Grinbank, le pagó un pasaje a Nueva York para que fuera a ver Sweet Charity , la remake de la comedia musical de Neil Simon, Cy Coleman y Dorothy Fields que estaba protagonizando Christina Applegate. "Me dijo: «Es tu energía; es tu papel». Cuando la vi supe que tenía razón. Me pareció genial porque es un musical que tiene la profundidad y la dramaturgia de una obra de texto", asegura Florencia Peña.
Y así fue como se iniciaron los trámites por los derechos de la pieza que la actriz protagonizará desde pasado mañana, en el teatro Lola Membrives, con la misma puesta en escena que se realizó en Broadway durante 2005, dirigida por el norteamericano Larry Raben y el argentino Enrique Federman, y con la dirección musical de Gerardo Gardelín.
De Cabiria a Broadway
En 1965, una de las más valoradas figuras de Broadway, Gwen Verdon, buscaba una obra para regresar al escenario luego de un tiempo de inactividad. Bob Fosse y el afamado productor Cy Feuer pensaban adaptar Desayuno en Tiffany s, pero Truman Capote creía que Verdon era demasiado mayor para el papel. Hurgando guiones y desmenuzando ideas, apareció el film Las noches de Cabiria, que Federico Fellini filmó en 1957.
Hasta ahí era sólo una idea, que a Fosse le apasionó de inmediato. Y comenzó a gestarse uno de los mejores grupos de trabajo de la historia de la comedia musical, ya que Neil Simon recibió el improvisado libro de Fosse y comenzó a darle forma. A su vez, Dorothy Fields ( Annie Get Your Gun ) y Cy Coleman ( City of Angels, Barnum ) compusieron canciones innovadoras, con ritmos de innegable marca sesentista, que varían entre las baladas y el jazz furioso.
Las noches de Cabiria terminó por convertirse entonces en Sweet Charity, que se estrenó el 29 de enero de 1966. Se mantuvo en cartel hasta el 15 de julio del año siguiente. No revolucionó la comedia musical, pero dejó una marca importante: Bob Fosse ya afianzaba en su estilo coreográfico de movimientos fragmentados, pausas y seducción, mientras que Coleman y Fields dejaban marcas importantes en el género con sus canciones: Si mis amigos me pudieran ver, Soy una banda, Demasiadas mañanas o Ritmo de vida, incluyendo esa maravilla bailada que es el Frug del hombre rico.
La producción porteña de la obra fue inteligente: compró los derechos de todo, menos de la coreografía. Llamaron a Gustavo Wons, que tiene en su haber muchísimos musicales como bailarín y que trabajó varios años en Broadway, para que haga su propio trabajo, basado en el estilo de Bob Fosse, verdadero creador de este clásico de la comedia musical. "Vi la puesta de Broadway dos veces y, para mi gusto, la coreografía que hizo Gustavo es mucho mejor: es menos pop y mucho más Fosse. Inclusive usamos la versión original del frug ", explica Peña.
Sweet Charity era una obrita maestra del género y como tal fue llevada al cine en 1966, también dirigida por Fosse, quien ya había trasladado a la pantalla How to Succeed in Show Business Without Really Trying , y luego descolló con Cabaret y All That Jazz. La protagonista fue Shirley MacLaine y para muchos es inolvidable esa escena en la que bailaba en la terraza con sus amigas de ficción: Chita Rivera y Paula Kelly (aquí, sus papeles serán interpretados por Griselda Siciliani y Débora Turza).
"Me entrené mucho para hacer esta obra. Tenía que aprovechar al máximo esta oportunidad porque yo tengo esto de querer siempre superar mi marca. Sweet Charity era ir mucho más lejos. Empecé a tomar clases de danza con Darío Petruzio, durante cuatro meses, tres veces por semana, y canto con Delfina Oliver, dos veces a la semana, desde principios de año. De ese modo llegué a los ensayos con la técnica Fosse muy aceitada", explica la protagonista. Para ella fue un verdadero tour de force ya que, al mismo tiempo, grababa escenas para Hechizada y Casados con hijos.
"Es tal la pasión que siento al hacer esta obra que no le tuve miedo al estresazo . El director me miraba y no podía creer la energía que tenía haciendo tantas cosas. Y la escena de la terraza no es la única exigida para mí. En la primera charla que tuve con Gustavo [Wons] le dije que me pusiera lo que sentía que tenía que ser la coreografía. Y bailo mucho. Paso por muchos estados dentro de la obra. Sweet Charity es un punto de inflexión en mi carrera, como lo fue La niñera ", asegura la actriz.
Seleccionado
Hace veinte años se estrenó en nuestro país la versión original de Sweet Charity, justamente en el mismo teatro en el que volverá a escena con una nueva puesta (ver recuadro), una que puede vanagloriarse de contar con un verdadero seleccionado del género en su elenco: Nicolás Scarpino será el hombre que Charity cree que le destinó Dios, y junto a ellos están las citadas Siciliani ( Revista nacional) y Turza( El violinista... ), así como Diego Ramos ( La tiendita del horror ), Omar Lopardo ( Salsa criolla ), Pablo Sultani ( Los productores ), Andrea Surdo ( Chicago ), Valeria Archimaut ( Revista nacional ) y Pastora Barrios ( Chicago ).
Alberto Negrín es el encargado de reproducir la escenografía original, la traducción es de Pablo Novak, mientras que el sonido corrió por cuenta de Gastón Briski. La dirección, compartida, de Sweet Charity está a cargo de Larry Raben y Enrique Federman, que debuta en el género musical.
Es que Florencia Peña fue a ver la obra de este último, No me dejes así, y sintió que había encontrado a su director. "Empecé a hacer aportes en un mundo que no conocía y me mantuve con mucho respeto. La comedia musical está vinculada con lo artificioso, pero ésta es una obra de teatro musical, para actores. Hay una historia, una trama y un conflicto paralelo. Hice un trabajo con cada uno de los personajes y en conjunto con Larry y con Gustavo. El trabajo con los bailarines fue importante. Intenté mostrarles el actor que hay antes del bailarín", explica Federman.
Sweet Charity es la historia de una chica inocente y naïve que sueña con el amor de su vida, pero se decepciona con todos los hombres con los que se cruza en el camino. Trabaja como acompañante en un cabarute llamado Fandango y por eso todos tratan de aprovecharse de ella. Hasta que encuentra al puro Oscar. Pero no todo lo que reluce es oro, por supuesto: "Charity es una metáfora. Tiene que ver con que no importa lo que hagas, sino cómo lo vivas. Este personaje genera una identificación en un lugar del ¿y por qué no? ", señala Florencia.
Obviamente, amenaza con ser el éxito de la temporada. Se la dejó servida Los productores. Con tres grandes musicales a cuestas, Grinbank sabe muy bien cómo arreglárselas.
Veinte años despúes
En 1986, el Lola Membrives estrenó la primera versión de la obra, traducida como Dulce Caridad. Estuvo seis meses en cartel, con una puesta que hizo Rubén Marucci, con adaptación de Wilfredo Jiménez y traducción de Doris Band. La dirección fue de Rubén Navarro y Miguel A. Iseas, mientras que la coreografía estuvo a cargo de Yanco Inone.
No anduvo muy bien, aunque resistió seis meses en cartel con muchos cambios en el elenco. Sin embargo, la protagonista fue siempre la misma: Guadalupe, una vedette y bailarina de aquellos años, que luego también hizo Penas de amor de una gata inglesa . El rol protagónico masculino de Oscar Lindquist fue de José María Langlais, mientras que el elenco se completaba con Jorge Martínez, Mariquita Gallegos, Edda Bustamante, Jacques Arndt, Guillermo Fernández, Perla Caron, Francisco Condoleo, Mecha Fernández y hasta un jovencísimo Guillermo Angelelli, que integraba el ballet. Pero hubo muchas renuncias y por el elenco pasaron también Ricardo Dupont, Sergio Velazco Ferrero y Adriana Salgueiro, entre otros.
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