Felicidades: una noche desopilante, con un quinteto que hace saltar todos los resortes de la risa
Con una imponente escenografía y una puesta a la altura de sus protagonistas, Adrián Suar, Griselda Siciliani, Benjamín Vicuña, Jorgelina Aruzzi y Peto Menahem llevan adelante 80 minutos de humor
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Texto y puesta en escena: Mariano Pensotti. Intérpretes: Griselda Siciliani, Adrián Suar, Jorgelina Aruzzi. Benjamín Vicuña, Peto Menahem. Vestuario: Sofía Di Nunzio. Escenografía: Mariana Tirante. Iluminación: Matías Sendón. Sonido: Gastón Briski. Música: Diego Vainer. Dirección: Daniel Veronese. Sala: El Nacional (Av. Corrientes 960). Funciones: jueves y viernes a las 20.30, sábados a las 20 y 22.30, domingos a las 20. Duración: 80 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
El ambiente central de la casa que comparten Felicitas y Julián, un matrimonio conformado por dos exitosos abogados, está preparado para una celebración. Ella cumple años y, como sucede anualmente, él se encarga del armado de la fiesta. Pero hay una constante en esa organización: el marido arma las cosas de manera tal que a ella le molestan notablemente. Su torpeza y falta de memoria respecto de cuáles serían las cuestiones que debería cuidar en detalle para satisfacerla se reiteran.
Felicitas decide suspender la reunión y -ante el asombro de Julián- mostrará un costado que, hasta entonces, parecería oculto. La mujer comienza explicando que el vínculo entre ellos se desdibuja y plantea la necesidad de separarse.
En ese clima de tensión llegan dos invitados inesperados a la disuelta fiesta. Ayelén, una excompañera de la escuela secundaria de la dueña de casa y su pareja, Pichón. La primera intenta ser una destacada actriz. Y el hombre dice que trabaja como actor y productor. Ambos aclaran que acaban de llegar de Miami, donde Ayelén desarrolla una carrera exitosa.
Del más allá
Para sorpresa de todos, ingresa a la casa un nuevo supuesto invitado, Ricardo, un animador/médium que terminará realizando una especie de ritual. Allí se producirá un desaforado juego donde cada uno de los participantes deberá dejar caer sus máscaras para mostrar quiénes son realmente, con qué armas han llegado a construir las personalidades que exponen en el presente.
La comedia de Mariano Pensotti, un autor que se caracteriza por realizar propuestas como autor y director siempre ligadas a lo performático y lo audiovisual (El pasado es un animal grotesco, Cuando vuelva a casa voy a ser otro o Los años, entre otras) posee buena parte de las cualidades que una obra de estas características necesita para resultar efectiva dentro del circuito comercial de Buenos Aires. Desarrollar una historia desopilante, con situaciones en las que se irán acumulando sorpresas, ya sea por lo que dicen los personajes o por cierto desenfado que expresan y que el público aplaude con ganas porque esos referentes actorales, puestos a jugar, despliegan un gran histrionismo.
El elenco de Felicidades posee, sin duda, un atractivo especial y la reunión de esos actores en este proyecto no hace más que confirmar que juntos y, bajo la experimentada capacidad de dirección de Daniel Veronese, el proceso de creación del que participan expondrá buenos logros y conseguirá la rápida aprobación del público.
En este sentido, el director extrae de cada intérprete esa pulsión que cada posee y lo caracteriza como creador. Griselda Siciliani se maneja muy bien en ese doble rol que plantea el autor: una mujer inconformista que puede pasar rápidamente de una situación tensa a otra que es muy disparatada, y lo hace con una capacidad notable. Jorgelina Aruzzi es una actriz que conoce muy bien los resortes de la comedia y aquí da forma a un ser exaltado, irreverente y siempre sabe desarrollar eso hasta el límite preciso.
Adrián Suar apela a su histrionismo y va relacionándose con cada uno de los personajes de manera muy ajustada y consigue sostener el equilibrio de cada situación. Benjamín Vicuña posee un personaje poco desarrollado en esta historia, pero sabe encontrar el tono exacto para mostrar los dobleces de la conducta de Pichón, un ser que juega a ser confiable aunque no lo es. En el rol del medium, Peto Menahen también realiza una labor muy atractiva, con un grado de locura muy singular. Obliga a develar la verdadera realidad de cada uno de los participantes de esta extraña fiesta de cumpleaños, apoderándose de un personaje que conduce ese juego ritual, entre verdadero y engañoso, sabiendo muy bien que lo suyo se transformará en el gran desencadenante del conflicto de esta trama.
Felicidades posee además un muy reconocido trabajo creativo de Mariana Tirante (escenografía), Sofía Di Nunzio (vestuario), Matías Sendón (iluminación), Gastón Briski (sonido) y Diego Vainer (música original y efectos sonoros).
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