Evento. Hoy comienza la segunda edición del ciclo Mes de la Cultura Independiente en distintas salas y espacios emergentes de la ciudad
Durante noviembre, se podrá tener acceso a unas 400 actividades que tendrán lugar en espacios alternativos, en el Cultural San Martín y en mismo barrio del Abasto; como contracara, el Club Cultura Matienzo deberá dejar su actual sede a fin de año porque allí se construirá una torre
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Cuando la avenida Córdoba casi se cruza con Juan B. Justo, cuadras en donde la parada la tienen copada los locales de venta de azulejos o mosaicos de viejas casonas de la ciudad, el Ministerio de Cultura porteño presentó en La casa del árbol, uno de los tantos centros culturales alternativos, la segunda edición del Mes de la Cultura Independiente (MCI). La línea de largada es hoy, en La Boca, con la presentación del pianista multi instrumentista Guilo Villar, una performance de clown a cargo de Romina Amato e imágenes proyectadas en tiempo real por la artista multimedia Sophie Veber. Todo ello tendrá lugar en el espacio Al escenario y es parte de una programación compuesta por unas 400 actividades en las que participarán más de 450 artistas en una variada agenda que abarca obras de teatro, performances, espectáculos de danza como de títeres, proyecciones de cortos, artes visuales, un ciclo de poesía y una amplia programación musical. Unas 180 funciones son gratuitas y el resto cuentan con entradas a precios accesibles. Si bien a lo largo del mes unos 150 espacios culturales de diversos varios barrios estarán afectados a la movida, el viernes, sábado y domingo de la semana próxima las actividades se concentrarán en el Cultural San Martín, que depende del gobierno porteño.
En la librería, almacén y espacio cultural fue Lara Manguel –del equipo de Cultura– quien, venciendo su propia timidez, presentó esta iniciativa recordando sus charlas con Valentina Fernández de Rosa, la actriz fallecida en marzo que presidía Artei, una de las entidades que agrupa a las salas teatrales independientes de la ciudad. Como fruto de esos debates y, seguramente, otros tantos otros, es que nació la idea de dedicar un mes a la cultura alternativa. En su segunda edición, se presentarán trabajos de 20 artistas o colectivos, seleccionados entre 156 proyectos, que contaron con el acompañamiento económico del Ministerio destinado a los mismos espacios culturales como a los artistas o grupos.
En La casa del árbol, Diego Berardo, director del Cultural San Martín, manifestó su alegría de que lo emergente se apropie del histórico centro cultural público en donde la semana próxima convivirán espectáculos teatrales con shows de música, DJs, cine, teatro infantil y charlas. Entre los presentes estaban Fernando Noy, figura clave de llamado under porteño; las cantantes Sol Bassa, Laura Sierra y Marina Will; y creadores escénicos y en gestores culturales como Mariano Stolkiner, de El Extranjero; Juan Coulasso, de Espacio Roseti; Santiago Gobernori, de Defensores Bravard; y Pierpaolo Olcese, de El Galpón de Guevara. Dentro de la programación prevista, en Moscú Teatro se presentará, La vida sin ficción, de Francisco Lumerman; en el Teatro del Pueblo, La patria al hombro, de Adriana Tursi; en Espacio Callejón, Los finales felices son para otros, dirigido por Ignacio Gómez Bustamante y Nelson Valente; o en el Beckett Teatro, Artaud, con dirección de Sergio Boris. Dato importante para no perderse: la programación completa figura en la página Vivamos Cultura.
El abanico de esta propuesta que comienza hoy también incluye un apartado llamado Abasto in situ, que arranca el domingo y culminará el 17 de diciembre, compuesto por obras site specific que coparán los rincones del Centro Cultural Macedonia, Espacio Roseti y El Extranjero; a los que se le sumarán acciones de las agrupaciones vecinales Teatro Bombón y GIRA. Y como siempre hay una yapa, en el bar Roma y en el Círculo de Ajedrez Torre Blanca se realizarán acciones performáticas. Como parte del ciclo Puentes Culturales, que también integra una de las capas del MCI, en la plataforma de Vivamos Cultura se podrán acceder a propuesta digitales generadas más allá de los límites de la General Paz.
El artista multiinstrumentista Mat Alba le puso música y magia a la presentación a la que se sumó para el momento del brindis Enrique Avogradro, ministro de Cultura porteño. Mat Alba es de Tigre. En medio del sol del mediodía del martes, lo primero que dijo desde el escenario fue “buenas noches”. Claro, se corrigió apenas escuchó algunas risas y puso cara de complicidad. Se reconoce tanto como un estudioso de la música como un nerd. En estado de entusiasmo contagioso, estrenó una guitarra nueva para hacer una versión de “Libertango”, de Piazzolla, acompañado por quienes llenaron la salita. Luego, a fuego lento, se largó con temas propios creando un bello e intimista clima que se apoderó de la sala de la avenida Córdoba en donde se lanzó la segunda edición de este ciclo gestado por el gobierno porteño.
Un circuito clave atravesado por sus contrastes
Tanto para artistas como gestores de la escena independiente la ayuda estatal, sea de Ciudad o Nación, es clave para su sostenimiento. La gente de La casa del árbol seguramente también lo sabe. En la historia de este centro cultural que hizo sus primeros pasos en otro sector de Palermo tomaron contacto con dos centros culturales de la escena emergente que son vecinos: Vuela el pez y el Club Cultural Matienzo. Este último, ubicado en la calle Pringles cuando Villa Crespo se confunde como Palermo y Almagro, se convirtió un lugar clave dentro del mapa de los lugares emergentes. Fue, como señalaban sus gestores, el mayor entre los centros culturales pequeños y el más chico entre los grandes. Fundado en 2008, hace casi 10 años se mudó a esa vieja casona en donde se presentaron montajes claves de la escena musical y performática alternativa.
Pero la sede actual de Matienzo, como muestra de lo endeble del sector, tiene los días contados. Sus gestores anunciaron hace unas semanas que el mágico espacio con varias salas, terraza, bar y lugares de formación deberá dejar su actual sede el 31 de diciembre, fecha de vencimiento del último contrato de alquiler. “El motivo del cierre es que los propietarios tienen intención de demoler y construir un edificio donde hoy se encuentra el Club”, afirman en un comunicado. Ese mismo sector de Villa Crespo en el que es tan fácil perderse da cuenta de la cantidad de casas que, con nuevo código de edificación, se están tirando abajo. Seguramente, los azulejos y sus mosaicos irán a parar a los locales vecinos a La casa del árbol. “La decisión colectiva del proyecto es de continuidad, pero todavía no tenemos certezas, y la intención de Matienzo es mudarse a un nuevo lugar. Hoy nos encontramos en negociaciones para dar este paso. No tenemos certezas, pero solo sabemos que sea cual fuere el nuevo destino del club, demandará muchísimo esfuerzo, dedicación y recursos”, explican sus gestores en un comunicado.
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