Estrenos de teatro. Y luego la calma, la extraña y empática manera de mostrar un conflicto familiar
Daniela Pantano es la gran protagonista de esta propuesta que escribió y e interpreta
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Dramaturgia: Daniela Pantano. Intérpretes: Daniela Pantano, Javier Niklison. Escenografía y vestuario: José Escobar. Luces: Rodrigo González Alvarado. Dirección general: Dennis Smith. Sala: El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. Funciones: viernes, a las 20.30. Duración: 50 minutos
Actriz, cantante, bailarina, Daniela Pantano decidió ampliar, a través de este proyecto, su campo de trabajo. Ahora, en tanto dramaturga, opta por elaborar un biodrama en el que repasará los últimos días de la vida de su padre.
Entre ambos la relación no ha sido sencilla. El hombre ha llevado una vida compleja, sobre todo porque no ha sabido manejar una situación económica que por momentos lo llevó a vivir una realidad acomodada, mientras que en otras se ha conducido de manera especuladora, generando deudas y más deudas que no podrá pagar y que terminan afectando notablemente el mundo de su familia.
Su hija lo acompaña en la habitación del hospital. Ella está embarazada, espera a una niña que está próxima a nacer. Su pareja está en el exterior y en algún momento anuncia que no regresará a Buenos Aires. El drama se torna más elocuente. Pero la autora ha decidido no llevar los sucesos a un extremo trágico. Por el contrario, las breves situaciones se suceden en un clima íntimo en el que cada momento posee una naturalidad llamativa. Los que se exponen son instantes dolorosos pero la forma en la que los actores Pantano y Javier Niklison construyen la relación, la intención con la que van desarrollando los diálogos, hace que la trama fluya de manera muy sensible. Hasta aparece el humor en varios momentos y entonces esa realidad a la que los personajes le dan vida adquiere una dimensión muy particular. Padre e hija discuten, se enfrentan, confrontan posiciones muy opuestas respecto de la vida de uno y otro, pero son conscientes de que entre ellos, aun en esos momentos difíciles, prima un amor entrañable que hará imposible que la relación entre ambos se resquebraje.
Desde la dramaturgia Pantano concibe un juego muy creativo al que el director Dennis Smith le aporta una dinámica muy singular. No se apoya en el carácter destructivo del personaje masculino y explora a fondo las cualidades casi maternales de la hija. Por sobre todo prima la necesidad de comprender al otro, de aceptar los desaciertos que lo han llevado a la ruina. De esa forma esa hija logrará escapar de la maldad, de la ingratitud, del desamor, para fortalecerse ella misma y, tal vez, ese sea el mejor legado que puede brindarle a la niña que está por nacer.
Si bien Y luego la calma es una experiencia de dimensiones pequeñas es sumamente entrañable y el espectador encontrará mucha empatía con esa manera, si se quiere extraña, de dar cuenta de un conflicto familiar.