Estrenos de teatro. Pesadilla o El hombre que fue jueves: una atractiva puesta, tributo a Adrián Blanco
La impronta del director fallecido está puesta en la dinámica dirección de Mario Frías; una pieza que modifica al espectador
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Dramaturgia: Adrián Blanco, Mario Frías. Adaptación de la novela homónima de Gilbert K. Chesterton. Intérpretes: Ramiro Agüero, Javier Araya, Gastón Biagioni, Yamila Gallione, Pablo Goldberg, Ariel Haal, Eva Matarazzo, Lola Montiel, Gabriel Ramos. Vestuario: Milena Amado. Escenografía: Javier Araya. Luces: Sergio Iriarte. Música: Carlos Ledrag. Asistencia de dirección: Natalia Muñoz Schoeffer. Dirección: Mario Frías. Sala: Hasta Trilce, Maza 177. Funciones: Miércoles, a las 20.30. Duración: 90 minutos.
Partiendo de la reconocida novela que el inglés Gilbert Keith Chesterton publicó en 1908, el equipo integrado por el fallecido actor y director Adrián Blanco (2021) y el intérprete Mario Frías dieron forma a esta versión teatral durante 2020, en tiempos en que la pandemia nos obligaba a trabajar de manera remota. La intención era estrenarla ni bien pasara el tiempo de encierro. Lamentablemente Blanco no pudo concretar el proyecto. Frías decidió llevarlo a escena en homenaje a su compañero de tantos espectáculos (Opereta, Trans-Atlántico, El Plauto, Bacacay) y con un elenco conformado por actores que participaron de otras experiencias que llevara a escena el creador.
El hombre que fue jueves puede catalogarse como una novela de tesis pero, a la vez, como han señalado algunos investigadores, resulta “una divertida historia de aventuras, enredos e intriga”. Chesterton presenta a su personaje Gabriel Syme como un detective y poeta que posee el mandato de desactivar una célula anarquista que busca imponer su ideología a cualquier precio. Domingo, el líder del grupo, recluta con ese objetivo de una serie de personas con las que intentará imponer su derrotero. Con algunas artimañas Syme logra infiltrarse en el equipo y pasa a denominarse jueves (el resto de los que comandan la ofensiva tendrán el nombre de cada día de la semana).
A medida que avanza la acción Syme descubrirá que cada uno de los reclutados, sus propios compañeros anarquistas a los que debe enfrentar y eliminar, también son investigadores de Scotland Yard. Domingo realizó una jugada ejemplar. Seleccionó a sus propios enemigos obligándolos a repensar su propio campo de acción y sus estrategias de trabajo.
El que se describe es el universo formal que domina la versión teatral, la que no deja de lado una mirada mucho más profunda que expone el autor inglés en el texto original, en el que sobresalen cuestiones políticas y religiosas que se imponen en la Inglaterra de su época y que promueven reflexiones muy provocadoras aún hoy.
El espectáculo posee una dinámica muy atractiva. Desde el comienzo la acción va desplegándose con buen ritmo. Las situaciones en general son breves pero concentran muy bien los conflictos que les dan forma y que van, por un lado presentando y definiendo a los personajes y, sobre todo, haciendo crecer una historia plagada de condimentos muy diferentes: por momentos cierta tensión dramática irá cargando un juego que luego puede poseer derivaciones humorísticas; ciertos discursos muy reflexivos sobre el anarquismo se combinarán con algunos versículos bíblicos; mientras algunos personajes adquieren una carnadura muy potente, otros parecen escapados de un comic. Y todo eso en un clima onírico que se mantendrá durante los noventa minutos de la representación.
El hombre que fue jueves es verdaderamente una pesadilla escénica que, por otro lado, aquel espectador acostumbrado a participar de los espectáculos de Adrián Blanco encontrará que todo el tiempo está presente su impronta: su imaginación desbordada, sus personajes que transitan por un borde plagado de irrealidad, unas escenas de conjunto cuyo cierto desequilibrio no opacan la historia. Es muy meritorio y calificado el trabajo del director Mario Frías que construye este trabajo a modo de homenaje y lo hace con un equipo (tanto actoral como técnico) que logra dar forma a una experiencia sumamente atractiva.
Son destacables las actuaciones de Ramiro Agüero (Gabriel Syme), Gastón Biagioni (Lucian Gregory) y Ariel Hall (De Worns). También lo es la interpretación de Yamila Gallione quien construye a una enigmática Emma, una mujer que concentra mucho la atención de los espectadores por su defensa de los derechos de las mujeres y la igualdad de géneros, algo que sin duda se ha fortalecido a la hora de construir esta versión y que posee mucha resonancia en este presente.
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