Estrenos de teatro. Metrochenta esuna bella e intensa ceremonia melodramática de dos gays del conurbano

Meotrochenta, de José Guerrero. Intérprete: Eddy García. Diseño sonoro y música en vivo: Mantrixa. Dirección de movimiento y colaboración artística: Virginia Leanza. Diseño de iluminación: Tefa Piotrowski. Colaboración artística: María Moggia y Leandro Listorti. Diseño de vestuario: Uriel Cistaro. Producción: Nicolás Capeluto y Gisela Cantero. Asistencia de dirección: Tomás Corradi Bracco. Dirección: José Guerrero. Sala: Timbre 4, Boedo 640. Funciones: viernes, a las 23:30. Duración: 65 minutos.

Se hacen llamar Metrochenta y Suspiro. Son dos lúmpenes del conurbano que, a lo largo de este conmovedor relato escénico, se transforman en tipos queribles a los que dan ganas de mimar, de cuidar o de salir con ellos un sábado de fiebre por la noche. Se conocen en un boliche del suburbio. Cumbia de fondo. Allí se fichan y, al rato, terminan en el baño en donde se dejan llevar por las necesidades y urgencias de un deseo desenfrenado. Despertarán juntos, abrazados, con el cordón de una vereda como almohada, con los pájaros como banda sonora y se clavarán una mentita de colores para atenuar el olor a noche, a sexo. Y así, de golpe, se enamoran. Y se lo dicen, se lo confiesan. Uno es un grandote, Metrochenta; y el otro, un flaquito, Suspiro. Los dos se dejan llevar por las ilusiones, por los deseos de futuros perfectos, por las ganas de construir una familia entre simples besos bien dados, caricias en el momento justo y mariposas en la panza.

Pero la historia de amor que dialoga con Todo piola, el texto de Mariano Ballt en el cual también trabajaba Eddy. deviene en tragedia porque la intolerancia, los odiadores de siempre habitan la misma esquina, la misma ciudad, el mismo país que habitamos todos. “Metrochenta es una canción de despedida, un melodrama prematuro y lumpen”, dicen sus creadores en el programa de mano. La canción que imagina Suspiro es “Historia de amor”, de Fangoria. “No me digas nunca más que es sencillo olvidar“, confiesa el tema que, apenas, llega a susurrar. El atrapante ritual escrito y dirigido por José Guerrero tiene mucho de un grupo de amigos, como él mismo creador ha afirmado, que se juntan para homenajear en clave marica a este grandote evocado que nunca aparece en escena.

En este homenaje llamado Metrochenta, Eddy García es Suspiro (bella manera de hacerse llamar). El resto de la banda que le rinde homenaje a su compañero está conformado por quien opera la música en vivo, el asistente de dirección y el mismo José Guerrero que siempre están ahí acompañando el despliegue interpretativo de este verdadero animal de la escena que es Eddy García. Sin necesidad de hablar, le hacen el aguante acodados como en una barra mientras toman una birra, fuman, se ríen de las salidas de Suspiros y acomodan los escasos elementos escenográficos de este historia que emociona, que duele, que contagia, que se expande.

Metrochenta es tan potente desde lo poético como en lo político. Estrenada en el marco de la Bienal de Arte Joven, en donde tuvo una versión distinta a la actual, lo coreográfico, las luces, el vestuario estallado, la libertad en la forma que se apodera del espacio escénico, la música, la ametralladora de imágenes permanentes del texto y la potente actuación de Eddy García convierten a este melodrama bellamente lumpen y cargado de humor en una experiencia entrañable que, decididamente, amerita tener más tiempo en cartel. Metrochenta se lo merece.

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