Estrenos de teatro: Los 39 escalones transforma el suspenso en humor y permite pasar un grato momento
La pieza, basada en el clásico cinematográfico de Alfred Hitchcock se toma en solfa una trama de crimen y misterio, convirtiendo a la propuesta en una comedia que puede ser disfrutada en familia
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Los 39 escalones. Libro: John Buchan y Alfred Hitchcock. Versión: Patrick Barlow. Traducción: Pablo Rey. Dirección: Manuel González Gil. Intérpretes: Facundo Arana, Guillermina Valdés, Fredy Villarreal y Maxi de la Cruz. Diseño escenográfico: Diego Benvenutto y Sonia Gabilondo. Diseño de vestuario: Pablo Battaglia. Diseño de iluminación: Yanina Eiras. Música original: Martín Bianchedi. Producción general: Javier Faroni. Sala: Tronador, Santiago del Estero 1746, Mar del Plata. Funciones: jueves a domingo 21.30 horas. Duración: 120 minutos. Nuestra opinión: buena.
MAR DEL PLATA.– No son muchas las propuestas teatrales que ofrece la cartelera del verano marplatense que puedan seducir a una platea de edades variadas. Los 39 escalones es una de esas obras que llega a un espectro amplio de público apelando a un texto inteligente, al falso suspenso atravesado por el humor, y a un sinfín de gags donde los actores pueden desplegar un abanico de posibilidades expresivas que incluyen un estudiado manejo del cuerpo apropiándose del espacio.
Los 39 escalones remite a aquel clásico del cine de suspenso y terror de Alfred Hitchcock, autor del material original junto con John Buchan. Esta versión corresponde a Patrick Barlow y la traducción es responsabilidad de Pablo Rey.
Un crimen y una organización denominada Los 39 escalones van a trastornar la vida de un hombre apático de vida rutinaria. Con ese disparador, una multiplicidad de personajes va a contar la historia a través de cuatro actores. Y si aparece el suspenso y la intriga, rápidamente el guiño desopilante lo atravesará todo. Así una y otra vez.
Facundo Arana le da vida a ese personaje central sobre el que gira la historia. Con inteligencia, el actor se ríe de algunas características de la criatura que le toca componer y desacraliza el rol de galán seductor, todo un acierto que lo muestra muy simpático y apartado del cliché. A su lado, Guillermina Valdés luce encantadora. Esas mujeres a las que le da vida tienen intriga y seducción. La actriz sostiene desde un decir particular y buscado aquello que le toca interpretar.
Fredy Villarreal y Maxi de la Cruz se roban aplausos a telón abierto al ofrecer una paleta de colores amplia para componer a varios personajes simultáneos. Los actores conforman un tándem perfecto que deja servida la acción. Las situaciones jugadas por ambos resultan muy graciosas, aunque están de más las insinuaciones de Villarreal recuperando a aquellos personajes famosos que ha imitado a lo largo de su carrera.
El director Manuel González Gil, de extensa trayectoria en el teatro comercial, apeló a una escena austera donde los objetos van delineando el tiempo y el espacio y donde hasta pueden apartarse de la literalidad para significar otra cosa, como sucede con los baúles que se convierten en asientos de tren. Esa escena es una de las más logradas. Allí, el cuarteto actoral debe trabajar el movimiento corporal con rigurosidad coreográfica. González Gil, quien también tiene en cartel en Buenos Aires las comedias Dos locas de remate y Me duele una mujer, hace tiempo que viene trabajando sobre Los 39 escalones, con diversos elencos que le fueron imprimiendo matices propios a cada temporada.
La música original y los sonidos incidentales de Martín Bianchedi son muy agradables y apropiados para cada situación. Como siempre sucede con sus creaciones, el vestuario de Pablo Battaglia es bello y sobriamente elegante.
Los 39 escalones es un clásico que se ha montado en capitales teatrales como Madrid, Nueva York y Londres y ha cosechado premios como los prestigiosos Laurence Olivier y Tony.
Más allá de lo loable de esta puesta, la pareja conformada por Arana y Valdés no termina de amalgamarse con la de Villarreal y de la Cruz, restándole algo de eficacia al texto.
Además del espectáculo, es muy grato visitar la sala del Tronador, cuya puesta en valor la convirtió en un espacio de envergadura internacional, y que cuenta con una muestra permanente con objetos del Teatro Colón porteño, ya que es sede de esta institución en Mar del Plata.
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