Estrenos de teatro. Llega Consentimiento, la obra que pone en el banquillo de los acusados a hombres y mujeres por igual
La autora inglesa Nina Raine viajó especialmente a la Argentina para asistir al estreno en el Maipo de su controvertida obra sobre un grupo de amigos, dos violaciones y la amoralidad de la Justicia; es la primera codirección que encaran Carla Calabrese y Melania Lenoir
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Es la primera vez que visita el país y está sorprendida por la intensa actividad teatral de Buenos Aires, a pesar de que su padre, el eximio poeta Craig Anthony Raine, ya se lo había adelantado. “No te imaginás lo que es el teatro allí, es maravilloso –me dijo–, y no exageró en lo más mínimo, por empezar noté que se trabaja con mucho empeño y amor y que las salas son muy glamorosas”, comienza comentando la autora y directora inglesa Nina Raine (de quien el público argentino conoció en 2015 Tribu, bajo la dirección de Claudio Tolcachir), en diálogo con LA NACION. Su presencia se debe al estreno de Consentimiento, su cuarto opus como dramaturga, que el martes tuvo un exitoso preestreno para la prensa y que hoy se estrenará para el público general. Se trata de una comedia dramática en dos actos (toda una rareza hoy en día para la escena comercial de aquí y de todas partes del mundo) que pone sobre el tapete (con espíritu crítico y mucho sentido del humor) todos los temas que vienen conformando la agenda de los movimientos feministas: los abusos sexuales (incluso dentro del matrimonio), el aborto decidido unilateralmente y la misoginia del sistema judicial para tratar la problemática de género, entre otros. En el marco de una reunión de amigos –conformado mayoritariamente por abogados– se irá desarrollando una historia con sabor a thriller que no da respiro alrededor de dos violaciones. ¿Habrán sido reales o se trató de hechos consentidos? ¿Existe una única respuesta inequívoca, justa y completa para semejante interrogante?
En fin, Consentimiento es una obra controvertida, con una trama inquietante y un lenguaje audaz, además de un claro ejemplo de teatro moderno, que desde este fin de semana se podrá ver en el Teatro Maipo los sábados a las 20:30 y los domingos a las 19:30. Estrenada originalmente en el National Theatre de Londres, en 2017, llega ahora a la cartelera porteña gracias a The Stage Company, la productora que en los últimos años propició el desembarco de gemas como Shrek, the musical, El curioso incidente del perro a la medianoche y Come From Away, siempre en la histórica sala de Esmeralda y Corrientes. El elenco del espectáculo –que surgió de unas exhaustivas audiciones– está integrado por Diego Gentile, Melania Lenoir, Iride Mockert, Daniela Pantano, Bruno Pedicone, Alejandra Perlusky y Sebastián Suñé, con dirección compartida entre Carla Calabrese y la citada Lenoir.
Después de asistir al preestreno local de Consent –tal el título original de la pieza–, Nina Raine (autora hasta la fecha de cinco obras y acreedora de los premios Evening Standard´s Charles Wintour, Critics´s Circle Theatre y Drama Desk) aceptó una charla con LA NACION sobre el alto impacto que su texto (nada maniqueo, por cierto) viene provocando en todo el mundo.
–Participó del ensayo general y asistió al preestreno para la prensa. ¿Qué le pareció la puesta argentina de Consentimiento y cuánto difiere de la original inglesa?
–Obviamente son diferentes, pero lo interesante es que sentí que el corazón de la obra latía igual acá que allá. Si bien se trata de otro idioma y otra idiosincrasia se nota que los actores comprendieron la intención de cada escena y llevaron bien en alto el espíritu y el significado de la obra hasta el final. Percibí que en un contexto muy diferente la obra volvía a funcionar y eso me llenó de alegría.
–¿El público local respondió de la misma forma que el inglés ante cada escena o varió la repercusión?
–Sí, y eso también me hizo muy feliz. Pensé que tal vez no pasaría, pero se rieron en los mismos momentos en que lo hacían los espectadores ingleses y se pusieron tristes ante los mismos episodios de crueldad. No siempre sucede así, una vez me pasó de presenciar una puesta de Consentimiento en otro país donde el humor no aparecía y la gente no se reía y entonces la obra se transformó en algo mucho más duro y cruel. Y esa no fue claramente mi intención cuando la escribí. Por eso estoy muy contenta con la respuesta del público argentino.
–¿Qué fue lo que más le impresionó de la respuesta del público argentino?
-Que se rieron mucho, porque si eso no sucede la obra no funciona. Pero lo que más me impresionó y llamó la atención es que aplaudieran en los apagones [N de R: en Consentimiento cada escena está enmarcada en un apagón]. Yo nunca presencié algo así. ¿Es una costumbre argentina?
–Puede suceder y es claramente un signo de aprobación, de que la obra gusta. ¿Piensa asistir a otra función antes de volverse a Londres? ¿Y ver alguna otra obra de la escena comercial, oficial o independiente?
–Sí, claro que estaré hoy presente en el estreno para público general. Y también me gustaría visitar el Teatro Colón, porque sé que es una de las salas de ópera más maravillosas del mundo, y luego quedarme a presenciar una función de Fausto. Si me da el tiempo también haré algo extra teatral, por ejemplo, visitar la tumba de Eva Perón en La Recoleta.
–Consentimiento fue concebida antes del fenómeno del #Me Too. Si tuviera que volver a escribirla, ¿lo haría exactamente de la misma forma o le haría algún cambio?
–Ay, esa es una pregunta muy interesante que yo misma me la he hecho varias veces. Y siempre llego a la misma respuesta: no le haría ningún cambio. De algún modo pretendo que la obra sea universal y perdure en el tiempo, entonces, si le empiezo a sacar o poner diálogos para que “encajen” o “empaticen” mejor con los cambios sociales de estos últimos años la obra va a perder su esencia. Y también su equilibrio, porque justamente Consentimiento descansa sobre las distintas posturas de los personajes. Lo que para uno es justo para los otros no lo es. Así que si modificara la postura de uno de los personajes masculinos para congraciarme con el movimiento, la obra perdería su efecto. La gracia es que todos pueden tener la razón o ninguno. Eso, de alguna manera, lo termina decidiendo el público.
–¿Sufrió algún tipo de presión para modificar el texto y “hacerlo encajar” en el nuevo contexto de conquistas de género, ya sea por cuestiones ideológicas o comerciales?
–No con esta obra, pero hace poco me paso algo muy curioso. Estaba adaptando un cuento corto que salió publicado en el New Yorker para convertirlo en un guión cinematográfico, ya que unos productores querían llevarlo al cine. La historia se centraba en un editor de libros muy exitoso que en su momento de mayor esplendor se ve acorralado por un montón de mujeres que empiezan a acusarlo de abusos. Lo interesante del cuento es que en ningún momento se hace referencia al #Me Too, pero éste habla claramente del #Me Too. ¿Y qué me pasó a la hora de la adaptación? Que los productores me empezaron a pedir que resaltara todo lo que linkeara a la historia con el movimiento, para convertirla en un producto más comercial. Yo me negué. A mi entender no era necesario, no hay por qué tratar de encajar un hecho artístico en ningún movimiento.
–La pieza tuvo dos estrenos en Londres: uno antes del #Me Too, en la escena oficial, y luego otro, después de la aparición del movimiento, en la escena comercial. ¿Cómo fue la recepción de la pieza en uno y otro momento?
–Lo curioso fue lo que sucedió antes del #Me Too, cuando la estrenamos en el National Theatre, los periodistas se me acercaban y me decían que la obra tenía un tópico muy fuerte, que encerraba un enojo muy grande y que les parecía que estaba anticipando algo. Bueno, ese algo ya se estaba gestando y devino al poco tiempo en el #Me Too. Es como que había algo en el aire, un gran disgusto colectivo en plena ebullición que luego explotó. Por último, cuando la obra fue transferida al West End, el #Me Too la hizo resonar más, obviamente. Y ahí la gente la vino a ver más de una vez.
–¿Cómo es su relación con las feministas? ¿Le hicieron algún reparo por el tratamiento “equilibrado” que hace de los casos de violación en la obra? ¿Se considera una de ellas y qué opina del #Me Too?
–Aunque la obra no se pone absolutamente del lado de las mujeres, ninguna feminista me hizo un reparo. La verdad es que tuve miedo de que pasara algo, sobre todo después del #Me Too, pero no sucedió, y cuando me tocó participar de debates sobre la obra, todas sostuvieron su puntos de vista apasionadamente, pero nadie me agredió. Me parece que todas entendieron que lo interesante de Consentimiento es que muestra que a menudo las cosas son más complicadas, que no son sólo los hombres el problema sino también las mujeres, y que también nosotras podemos equivocarnos y hacer las cosas mal. El problema podría suscitarse si alguien viene al teatro pensando que va a ver la obra del #Me Too; y no, Consentimiento no es la obra del #Me Too. De todos modos, quiero aclarar que yo me considero a mí misma como una feminista, y que estoy a favor de todas las conquistas del feminismo, pero no por eso actúo arrogantemente ni me considero especial por eso.
–Por último, ¿encuentra alguna relación entre Consentimiento y el film Tár, recientemente nominado para los Oscar como Mejor Película, con Cate Blanchet como protagonista? Ambos títulos parecerían dialogar sobre los límites del feminismo o, al menos, sobre sus puntos más oscuros o difusos.
–Sí, coincido con la observación. Podría ser. Me sorprendió que el film mostrara a una mujer tan independiente como egocéntrica y abusadora. No es lo habitual. Ni tampoco lo que sucede en Consentimiento: cuando se menciona que una de las mujeres del grupo de amigos pudo haber sido técnicamente violada por su marido, su amiga, que es abogada, sin embargo, se manifiesta a favor de él y no de ella. ¿Qué explicación tiene para esto hoy el feminismo?
Mucho más que dos
Esta es la quinta vez que Carla Calabrese y Mela Lenoir trabajan juntas, sólo que en las anteriores oportunidades lo hicieron en roles diferentes: una como directora y la otra como actriz. Esto fue en Shrek, el musical, Sueño de una noche de verano, El curioso incidente del perro a medianoche y Come From Away, todos espectáculos producidos por The Stage Company, la empresa que preside Calabrese; y en el Teatro Maipo, del cual es directora artística. Calabrese, además, es docente, adaptadora y actriz; y Lenoir cuenta con una notable y premiada trayectoria en el terreno de los musicales, al haber participado en títulos como Rent, Hedwig and the Angry Inch, The Rocky Horror Show, Rock of Ages, Chicago y Jekyll y Hyde. En los últimos tiempos, después de su participación en El curioso caso…, también descuella en el teatro de texto. De tanto trabajar juntas, Calabrese y Lenoir hoy son, además, amigas. Fue este vínculo afectivo tan estrecho el que las hizo juntar fuerzas y decidir compartir la dirección de una obra tan compleja, arriesgada y sustanciosa como Consentimiento, de Nina Raine. “El texto me lo acercó Mela, luego vi una representación de la versión del National Theatre por streaming y me impactó; me pareció una obra muy poderosa, pero la puesta me resultó fría y sentí que le faltaba comedia y emoción. No entendía por qué los actores hacían lo que hacían con semejante texto que es fuertísimo. El problema estaba sin dudas en la dirección. Así como estaba planteado el espectáculo no tenía mucho que ver con mi estilo ni con lo que solemos presentar en el Maipo. Por eso al principio dudé, pero luego lo tomé como un desafío y la idea de dirigir juntas surgió por la propia complejidad de la obra, que invita a trabajar el texto, y a adaptarlo a nuestra idiosincrasia, entre varios”, relata Calabrese.
A su turno, Lenoir cuenta que tomó conocimiento de la obra en un contexto insólito: “en medio de un tour para ver mantarrayas en las Islas Galápagos, en Ecuador”. Conversando sobre teatro con una turista, una abogada turca que vivía en Londres, se enteró de qué iba y del impacto que estaba ocasionando en la escena europea. “En cuanto regresé al hotel, di con una primera versión del texto en Internet. Enseguida entendí toda su crudeza y humor negro, me la imaginé sobre un escenario argentino. Tal vez, si en vez de leerla primero la hubiera visto, habría entrado en dudas, como le pasó a Carla. Pero el texto solo, desprovisto de la puesta, me pareció una bomba y me enamoré de él. Consentimiento está brillantemente escrita, genera reacciones de todo tipo y pone a los espectadores en el lugar de jueces. Y si bien se trata de una obra de cierta extensión (supera las dos horas, entreacto mediante) no se siente larga porque pone al público en un lugar muy activo. La obra está todo el tiempo interpelando y obliga a ubicarse en algún lugar, a tomar partido por uno u otro personaje. Nadie puede salir del teatro indiferente”.
–¿Qué fue lo que más les interesó de la obra? ¿La temática, la estructura, el lenguaje?
Mela Lenoir: –Directamente todo. Creo que Nina Raine es una dramaturga increíble y que Consentimiento tiene una estructura impecable, hasta el punto de de que cuando las escenas podrían empezar a parecer largas ella hace ¡zas!, las corta, da una vuelta de timón y nos conduce a otros lugares.
Carla Calabrese: –A mí me impactó el tema del consentimiento en todas sus áreas: en no decirle a la pareja que estás embarazada o hacerte un aborto sin decírselo a tu esposo, eso me parece súper injusto para el otro. También toda esta discriminación que, a veces, tenemos con los inmigrantes o con la gente de clase baja y cómo los abogados terminan hablando sobre ellos. Y fundamentalmente el tema del consentimiento a la hora de las relaciones sexuales dentro de una pareja. Para mí, antes de ver esta obra, era algo impensado que se pudiera tener sexo sin consentimiento dentro del matrimonio. ¿Cómo alguien nos podría forzar a algo así? Recuerdo haberle dicho al principio a Mela: ¿la obra no está exagerando? Hasta que empecé a escuchar en boca de mis amigas que eso es mucho más habitual de lo que uno supone. Ahí me di cuenta que, si bien yo no tenía experiencia propia en el tema, era algo que había que visibilizar y que esta obra había nacido para hacerlo.
–¿Hoy la obra les resuena más como mujeres o como teatristas?
C.C.: –Como seres humanos. Porque en esta obra las mujeres también se las traen. Para mí, Consentimiento se convertirá en un clásico, en un fresco de una época. Me hace acordar a todo el realismo norteamericano, a Tennessee Williams y Un tranvía llamado deseo, y a Arthur Miller con La muerte de un viajante; a esas obras que interpelan, obligan a tomar partido y a actuar en consecuencia.
M.L.: –La obra también habla del deseo de venganza y de lo que hacemos con él. Yo no sé, como humanidad, cuánto tiempo vamos a tardar en resolverlo. Por ahora está ahí, bien candente, con la tentación de la justicia por mano propia. Asimismo, habla de la incapacidad de perdonar.
C.C.: –Y de la incapacidad para la gente de seguir siendo monógama en una sociedad que lo es. En la vida diaria vemos que eso es muy difícil para muchos, y les cuesta no caer en una relación escondida, en meterle los cuernos a su pareja. En medio de todo esto aparece otro tema, el de la traición, que también planea bien clarito durante toda la obra. Son tantos los temas que Consentimiento abarca que también se la podría asociar con Shakespeare y las tragedias griegas.
–Esta es la primera vez que comparten la dirección de un espectáculo. ¿Qué tal resultó la experiencia? ¿Volverían a repetirla?
C.C.: –Nosotras veníamos trabajando como directora y actriz desde hacía muchísimos años, hasta que Mela empezó a asistirme en la dirección porque respeto mucho su mirada. En Come From Away, donde ambas teníamos un papel como actrices, eso nos ayudó mucho. Y llegado a este punto sentí que necesitaba de su mirada más que nunca. ¿Por qué? Porque ella tenía mucho más clara la temática de Consentimiento. Es que Mela tuvo más relaciones amorosas que yo, que hace como 30 años que estoy con el mismo hombre, mi marido. Es obvio que tiene más experiencia real en lo que estuvo pasando todos estos años en materia de relaciones de pareja. Ella me ayudó a ingresar en profundidad a semejante temática y, a partir de ahí, hicimos todo juntas. Mela también se encargó de organizar las audiciones y, luego, se ocupó del diseño de luces, de la escenografía y el vestuario. No puedo estar más contenta con su trabajo. Ahora ambas somos directoras, sólo que yo empecé de chica dirigiendo Blancanieves y los siete enanitos en un colegio, y Mela lo hace ahora directamente en el Maipo. No está mal, ¿no?
Agradecimiento: Four Seasons Hotel Buenos Aires
PARA AGENDAR:
Consentimiento
Elenco: Diego Gentile, Mela Lenoir, Iride Mockert, Daniela Pantano, Bruno Pedicone, Alejandra Perlusky y Sebastián Suñé.
Dirección: Carla Calabrese y Mela Lenoir
Teatro Maipo: Esmeralda 443. Funciones: sábados, a las 20.30; y domingos. a las 19.30.
Entradas: por Plateanet y en la boletería del teatro
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