Estrenos de teatro. Forjadores de una nación pujante, o el sustento del poder y la fama a cualquier precio
Vuelve la obra de Carlos Sanzol que dirige el francés Pierre Marquille, que indaga en el mundo de la televisión desde una mirada mordaz e irónica
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¿Hasta qué punto son capaces de llegar Yezabel Harling y Maricruz Vallini para no caer en el olvido? Entre la sátira política y el grotesco, Forjadores de una Nación pujante es una comedia de Carlos Sanzol que aborda uno de los males de estos tiempos: el sostenimiento del poder a cualquier precio.
Bajo la dirección del francés Pierre Marquille, la obra se sumerge en el mundillo de la televisión para indagar en la búsqueda de la fama a toda costa y exponer de qué manera, muchas veces la mentira se encuentra agazapada detrás de todo lo que brilla.
“Forjadores... gira alrededor de cinco personajes que se odian y que se usan. Dos hermanas famosas, pero en decadencia, que arreglan cuentas pendientes en el vivo de un programa de televisión. Más allá de la anécdota, el trasfondo es cómo el poder usa los medios de comunicación en pos de su interés y, a la vez, cómo los medios de comunicación y la farándula usan y se alían con el poder, cómo uno se nutre del otro y, a la vez, se devoran y se destruyen. De hecho, el título de la obra es una gran ironía”, advierte Marquille sobre el trasfondo de la pieza que protagonizan Laura Altamira, Mariela Aracena, Tony Bozzo, Maria Sol Spadaro y el propio autor, Carlos Sanzol.
“Quise hacer un guiño a Carlos para que participe en su propia obra en el papel del director del programa. Entonces su personaje manda algunas directivas, pero no desde el escenario, sino detrás de escena. Es un aporte mínimo, pero de esa manera el autor está presente en su obra”, cuenta Marquille.
Yezabel Harling es la gran actriz porno de un régimen político que sólo avala a aquellos que comulgan con sus ideas. Maricruz Vallini, su hermana y némesis, es la portavoz del modelo y la conductora de un popular programa de TV donde, una noche, frente a los espectadores, se disputarán lo que más anhelan. Y lo harán a fuerza de golpes bajos, maltrato y el peor de los resentimientos.
No debe haber peor castigo para ellas que ser olvidadas. Lo saben y, por eso, se valen de cualquier medio para mantenerse en el foco de la opinión pública.
Ahora bien, ¿Cuáles con los dispositivos teatrales que entran en juego para llevar al terreno del humor un tema susceptible como el que se trata? Marquille explica que la obra aborda el humor principalmente desde el grotesco, con personajes muy caricaturescos pero que no son carentes de profundidad en los conflictos.
“El planteo, que se desarrolla en un supuesto set de televisión, también involucra mucho al público, como espectadores de ese programa ficticio y como observadores y testigos del off [fuera de cámara], donde los personajes se sacan las caretas y muestran su violencia, su crudeza y sus miserias. Esa dicotomía entre el aire del programa y el fuera del programa hace que surja la risa. La hipocresía de esos personajes es tan fuerte que uno no puede no reírse. Desde la corporalidad de los personajes la risa emerge, hay un gran trabajo físico de los actores que provoca al público”, sigue Marquille, actor de formación, radicado en la Argentina desde 1994.
En cuanto al dispositivo escenográfico creado por Mariela Aracena, el público se encontrará con una puesta muy simple, funcional y simbólica. Las luces crean espacios y crean momentos, ya que se busca simular un programa de TV de gran audiencia, pero sin perder de vista los recursos expresionistas que ofrecen, los climas que pueden generar. A su vez, la banda de sonido fue elaborada principalmente en función del motivo del ficticio programa de televisión, con excepción del tema inicial y final que remite más a un clima expresionista.
“Carlos Sanzol es amigo de muchos años. Nos conocimos en Mendoza cuando vivíamos allá y tuvimos unas experiencias teatrales juntos en aquel momento. Siempre tuvo la idea de escribir obras para nosotros, y cuando me propuso dirigir Forjadores... obviamente que acepté enseguida. Sólo le pedí a cambio que me permitiera hacerle algunas sugerencias, algunos aportes desde un punto de vista meramente teatral, y como es muy generoso y abierto, la obra creció mucho con esa complicidad, fue muy enriquecedor”, concluye Marquille.
PARA AGENDAR
Forjadores de una nación pujante. De Carlos Sanzol. Dirección: Pierre Marquille. Domingos, a las 18, en la sala El Ópalo, Junín 380. Entrada, 1000 pesos. Sólo tres funciones, hasta el 28 de agosto.
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