Estrenos de teatro. Experiencia Tita, llamarada pasional es homenaje musical a la Merello que permite el lucimiento de los músicos y las actrices
Con dirección de Valeria Ambrosio, el espectáculo marca el ingreso a la producción teatral del empresario Carlos Carrión
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Libro: Carolina Santos, Valeria Ambrosio, Natalia Kleiman y Mercedes Liska. Intérpretes: Ivanna Rossi, Vanesa Butera, Micaela Suárez y Elis García. Director musical: Matías Chapiro. Coreografía: Sebastián Codega. Escenografía y dirección de arte: Martina Urtubey. Diseño de vestuario: Alfredo Miranda. Diseño de iluminación: Juan García Dorato. Diseño audiovisual: Gustavo Benítez. Maquillaje y peinado: Eduardo Rodríguez. Producción general: Carlos Carrión. Dirección General: Valeria Ambrosio.
Tita Merello murió en las vísperas de la Nochebuena de 2002, dejando lugar al crecimiento de su propio mito. La gran actriz dramática argentina, de carácter furibundo y un carisma único, fue leyenda en vida, algo de lo que pocos artistas pueden vanagloriarse.
A poco de cumplirse dos décadas de su muerte física, se estrenó en el Teatro Astral el musical Experiencia Tita, llamarada pasional, material que va en busca de las profundidades del alma de la querida artista de raigambre popular, reencarnada en la piel de cuatro actrices y cantantes, y con estética que intenta darle aires del siglo XXl al ideario en torno al ícono, será por eso que, quienes busquen aquí a la Tita arrabalera y canyengue, la encontrarán misturada en algo más híbrido y de estética estilizada.
El talento de las protagonistas Ivanna Rossi (quien mejor llega a la esencia del personaje), Micaela Suárez, Vanesa Butera y Elis García, junto con los arreglos y la orquesta que toca en vivo, dirigida por el maestro Matías Chapiro, son los fuertes de esta propuesta. El desgarro del amor atraviesa la idea dramatúrgica sostenida en los cuatro alter ego de la Merello, cada uno en busca de un aspecto de la personalidad de Tita.
Para el desarrollo del libro, las autoras Carolina Santos, Valeria Ambrosio, Natalia Kleiman y Mercedes Liska se valieron de bibliografía, material periodístico y archivo televisivo como las entrevistas realizadas por Antonio Carrizo y Juan Alberto Badía, algunas de esas declaraciones fueron reproducidas casi con literalidad. Además, a través de audios se puede escuchar recitando y pensando a la propia Merello con voz desgarrada. El punto más frágil es, precisamente, la concepción dramatúrgica, con algunas debilidades.
En cambio, los arreglos de Matías Chapiro son sentidos y atractivos, combinando los sonidos más puros con aquellas búsquedas saludablemente irreverentes. La versión de “Se dice de mí”, el himno de la Merello, en la que pasa de los ritmos urbanos callejeros al candombe murguero es uno de los puntos más altos del repertorio que también incluye clásicos como “Cambalache” y “Pipistrella”.
Con igual destreza se maneja el coreógrafo Sebastián Codega, quien realizó un gran trabajo, al igual que los responsables del vestuario.
Valeria Ambrosio, además de su rol como directora de musicales, se especializa en el campo de las artes visuales, algo que se puede ver plasmado en una puesta en escena donde priorizó la atmósfera onírica que impregnan las imágenes que acompañan desde varias pantallas.
Más allá de lo aspiracional, algo inconcluso, del espectáculo, la propuesta refleja, una vez más, el talento de los artistas del musical con que cuenta nuestro país. Esta vez, capacidades para volver al alma de la Merello.
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