Encuentro de poetas es un viaje íntimo por un mundo pleno de belleza y oscuridad
Ana Yovino diseñó una puesta en escena de impecable factura sobre el encuentro entre Vicente Zito Lema y Jacobo Fijman
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Encuentro de poetas. Dramaturgia: Alejandro Spangaro y Ana Yovino. Dirección: Ana Yovino. Intérpretes: Alejandro Spangaro, Alejandro Mazza, Julia Conlazo. Violinista: Brian Andrés Pombinho Soares. Escenografía: Giselle Bosio y Alejandro Spangaro. Vestuario y máscaras: Giselle Bosio. Iluminación: Betina Robles. Música original y diseño sonoro: Gerardo Morel. Asistente de dirección: Ana Belén González. Sala: Mil80, Muñecas 1080. Funciones: Domingos, a las 19. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: excelente.
Mientras el público espera en la vereda para entrar a la sala, un extraño violinista ejecuta su música sentado en el piso. Saco viejo abierto, torso desnudo y una mirada de soslayo que, ya de por sí, comienza a regar poesía. Adentro, la escenografía pensada por Giselle Bosio y Alejandro Spangaro abraza con manuscritos que se extienden desde el techo hasta el piso y, en el medio, una caja de cartón enorme y misteriosa. En ese aparente desecho está el sagrado corazón de los versos de Jacobo Fijman, el poeta olvidado que resucita en este bellísimo montaje de Ana Yovino, que le pone luz a la oscuridad.
La dramaturgia de la propuesta está enhebrada por textos o poemas que reproducen el obsesivo y generoso rescate que, oportunamente, el poeta, periodista, abogado y escritor Vicente Zito Lema hizo de Fijman. Una búsqueda de casi dos años, durante los que rastreó al poeta por todas partes, en todos los hospicios del país. Cabe recordar que Jacobo Fijman fue un poeta argentino que formó parte de la vanguardia literaria del célebre grupo Martín Fierro, donde se vinculó con Jorge Luis Borges y Oliverio Girondo. Pero a partir de 1921 comenzó a padecer crisis mentales, fue internado en 1942 y estuvo 27 años recluido, sufriendo maltratos y tratamientos cuestionables. “Los médicos dicen que sufro de psicosis distímica, síndrome disfuncional… pero también dicen que en mi obra no hay signos de enfermedad y en eso aciertan, ya que no hay nada en contra de la gramática. Pero, a la vez, presiento que en la poesía y la locura hay un mismo soplo”, dirá en la obra.
En la propuesta escénica de Yovino todo es de un expresionismo poético que acaricia al espectador desde el comienzo hasta el fin. Tanto desde lo estético como desde lo discursivo, Encuentro de poetas es un hecho artístico de factura sobresaliente. Máscaras, marionetas, dibujos, utilería pequeña y vestuario acorde completan este cuadro preciosista. Un actor magnífico como Alejandro Spangaro degusta los textos personificando a ambos poetas, mientras entra o sale de la caja de cartón, manipula objetos y realiza un trabajo físico encomiable. Esa caja, bellamente realizada por él mismo contiene magia, luz, escritos, se transforma en jaula, abre ventanitas y se convierte tanto en un teatrino como en un ataúd. El trabajo interpretativo de Spangaro impone verdad desde las vísceras. Y uno, como espectador, cuánto agradece cuando eso ocurre.
“¿Qué hiciste con el amor, mientras el otro sufría?”, dispara Zito Lema en una pregunta basal. Lo suyo es una cruzada, él siente que a Fijman se lo abandonó cuando estaba cerca de encontrar la verdad. Y éste, inmerso en el gabán de su ser que se está pudriendo, deja su judaísmo para sumergirse en su propio misticismo católico. La puesta de Yovino abarca el espacio completo de la sala de Javier Margulis. En el plano superior circularán el sufrido personaje de El Anunciado, también interpretado con intensidad por Alejandro Mazza; y La Novia (Julia Conlazo), esa Virgen con la cual Fijman sueña casarse a través de versos e inmortalidad.
Encuentro de poetas es un plausible trabajo en equipo que se vislumbra en cada segundo, cada detalle. La puesta de luces de Betina Robles contribuye a subrayar el relato dramatúrgico con momentos íntimos, pequeños y potentes, a la vez; mientras que el diseño sonoro y la música de Gerardo Morel pueden fluctuar desde lo desgarrador a lo emocionante. “La poesía sueña con espantar con belleza la tristeza de estos días”, dirá ese sabio pensador que fue Zito Lema, mientras se aguarda la resurrección del Cristo Rojo de Fijman. “Señor, los cuerpos deambulan por la ciudad vacíos, esperando llenarse, como las vasijas donde derramaste el agua transformándola en vino. Señor, mis manos van a tocar para que tu música llegue a los oídos de los que te ignoran y así poder acariciarles el corazón”.
La obra es un viaje íntimo que retrata la sabiduría de Zito Lema y la convicción de que un mundo mejor es posible, pero con hechos. Y su largo peregrinaje para lavarle la marca de loco que se había grabado a fuego en la frente de Fijman fue prueba de eso. El gran Zito Lema llegó a ver esta obra de arte y dijo que “cuando el bien se cruza con el amor, nace una belleza que es eterna”. Si usted está leyendo esto y quiere hacerse un regalo al alma, no deje de ver este Encuentro de poetas que irradia belleza, legados, historias sabias. De todos modos, “no hay que temerle a la muerte, no es más que un sueño”, diría Zito Lema
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