Escenario. Un lugar encantador y dos intérpretes de voces mágicas
Sr. & Sra. Gómez cuenta con las actuaciones sobresalientes de Carolina Gómez y Marcelo Gómez, en Cástor y Pólux, un sitio de obligada visita en San Telmo
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La zona invita. Por la noche, en San Telmo todavía se percibe el espíritu concurrido y festivo de su vida diurna de los domingos. Feria, bares, fondas y anticuarios. Y cerca de las 19.30, en Tacuarí 955, donde hasta hace unos meses funcionaba el depósito del teatro Maipo, hay una fila heterogénea de espectadores esperando entrar. Sus puertas exhiben dos perfiles griegos enfrentados, son los de Cástor y Pólux, los gemelos de la mitología que le dan el nombre a un espacio de obligada visita.
Apenas se traspasan esos centímetros que separan el foyeur de la vereda, el espíritu de aquellos tiempos gloriosos del café concert porteño envuelve al visitante en un abrazo. Allí están un enorme caballo que perteneció al primer espectáculo de Julio Bocca, baúles de giras, el pony de Pingo argentino (una de las cabalgatas musicales de Enrique Pinti), la estatua original de Sui Géneris; un casco de piedras que perteneció a una revista de Gasalla y que ahora es una lámpara como salida de un tesoro oriental; y muchos otros ornamentos. La escultura realizada por Carlos Benavídez del dios Baco con el rostro de Lino Patalano da un indicio mágico. El decano del espectáculo nacional fue uno de los creadores del lugar, que inauguró pocas semanas antes de pasar a otro plano.
Hay otras manos en torno a ese preciosismo. Las manos del amor porque el mismísimo esposo de Lino, Gustavo Benavídez, es uno de los anfitriones y directores del espacio, junto con Sandro Massironi. Y él mismo, a su vez, está rodeado por muchas personas que formaron parte del staff del Maipo. El gran sillón rojo de la entrada fue parte del primer mobiliario de la sala de la calle Esmeralda. Es decir, entrar a Cástor y Pólux es introducirse en un viaje emotivo para quien esté familiarizado con el mundo del espectáculo porteño; y un viaje mágico para el espectador eventual.
La visita del domingo, a las 20, fue para presenciar el espectáculo Sr. & Sra. Gómez, con dos intérpretes asiduos de la escena vernácula del teatro musical. Curiosamente tienen el mismo apellido, pero no son hermanos, sino un matrimonio. Ellos son Carolina Gómez y Marcelo Gómez. Se conocieron compartiendo el escenario del Maipo (sí, claro), en Sweeney Todd –estaban brillantes ahí, cabe recordar–, hace doce años. Y aunque se trate de un espectáculo de canciones, ese vínculo será el eje durante la hora y pico en la que el espectador sentirá puro deleite.
Además de tener unas voces prodigiosas que fluctúan desde el canto lírico hasta la comedia musical, son actores, por lo tanto ponen en juego un histrionismo estimulado por la relación afectiva que los une. Un lazo que, a su vez, potencia también las capacidades interpretativas de cada uno porque la mirada de amor de él cuando canta ella; o la contemplación incondicional de ella cuando canta él, no son intrascendentes en Sr. & Sra. Gómez. Son parte vital de esta idea de Patalano, el que siempre veía el aura artística de cada propuesta antes de que éstas se lleven a cabo.
Enrique Pinti decía que el café concert no era un género si no un lugar. El espacio reducido, flanqueado por dos enormes dragones y rodeado por mesas donde se puede beber, no posee el despliegue de un teatro, pero obliga a que el intérprete esté más jugado. Con menos recursos, tiene que mostrar todas las condiciones para tener un auditorio entretenido, a muy poca distancia. Pero en esa intimidad que genera el espacio entre los artistas y el público es donde se provoca el encanto. Y tanto Carolina como Marcelo Gómez entendieron eso. Se ríen de ellos mismos, cuentan detalles de su cotidianidad, de su convivencia, de su historia, que nutren a la puesta y se vuelven mucho más que “puentes” entre canción y canción. El espectador les brinda el aplauso final con la convicción de que acaba de ver a dos amigos cantando en el living de su casa.
Incluso, en el comienzo del show, Carolina Gómez está sentada al piano, ya sea acompañando a su esposo o cantando desde allí una versión sublime de “Over the Rainbow”, por ejemplo. En otro momento, tras una didáctica explicación, harán una seguidilla de temas vinculados a la “ópera pop” donde sobresalió la interpretación de Carolina de “La chica del 15 G” (superlativa), y el dúo “Vivo per lei”. El caudal vocal de Marcelo hace vibrar en “Nessum Dorma” y “O sole mío”. Y en un fin de fiesta inolvidable, la versión de “Bella Ciao” estremece de fervor.
En definitiva, Cástor y Pólux con sus propuestas, el espacio por sí mismo; y Sr. & Sra. Gómez por su calidad son dos invitaciones amorosas para darse una vuelta por Tacuarí y Estados Unidos.
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