Fiel a lo que expresa en cada uno de sus trabajos actorales, Alejandra Radano no es una persona común y corriente. Cada una de sus ideas, acciones y hasta hobbies resumen singularidad. En su departamento de Montserrat conviven dinosaurios de plástico junto a imágenes de vírgenes variopintas y hasta la basura (sí, ¡la basura!) responde a sus propias pautas.
Hace algunas semanas reestrenó en la sala mayor del teatro San Martín el music hall Divino amore y estrenó, en un espacio tan opuesto como el de la pequeña sala de conferencias de la fundación PROA, el unipersonal Hello Andy?, ambas propuestas dirigidas por el gran Alfredo Arias. Su ámbito de mayor creatividad, no obstante, tal vez sea este luminoso departamento con terraza, que la invita a pensar a lo grande y a discurrir sobre los aspectos menos conocidos de su personalidad.
-¿Es verdad que estás afiliada al Partido Comunista francés?
-Es verdad, totalmente, pero no por cuestiones ideológicas, sino porque a mí me gusta mucho la arquitectura y la única manera de acceder a la sede del partido en París, que fue concebida por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer (que a mí me encanta) era afiliándome. A partir de ahí me invitan semanalmente a todas las reuniones, que se realizan en distintos salones de la sede y así la voy conociendo en su totalidad. Por afuera tiene forma de huevo duro, un huevo duro que surge desde las entrañas de la tierra. Eso, que se ve a simple vista, es la cúpula del auditorio. En algún momento desde la actuación voy a hacer un trabajo sobre Niemeyer y Le Corbusier, otro arquitecto que me fascina. Aún no sé qué, pero algo me va a surgir. Primero yo me informo y luego esos lugares me van inspirando y dando pistas para encarar un proyecto que, como todos los que me interesan, hablan de mí misma.
A París, Alejandra llegó en 2001 de la mano de Alfredo Arias. Al finalizar la exitosa temporada del musical Chicago en Buenos Aires, que protagonizó junto a Sandra Guida, se tomó un avión y audicionó en francés para el que hoy es su mentor y guía artística. Quedó seleccionada como figura principal de Concha bonita y desde entonces el tándem tiene en su haber más de diez espectáculos, algunos de ellos también representados en Buenos Aires (como Tatuaje, Deshonrada, Cinelandia y el actual Divino amore).
-Veo que en todas tus repisas tenés pequeños dinosaurios, ¿los coleccionás? ¿De dónde te surge esta atracción?
-¡Y en la terraza tengo uno gigante! Yo creo que tengo atracción por las cosas que desaparecen. Después, desde un punto de vista psicológico, se podría interpretar que tengo miedo al cambio y que por eso me aferro al pasado. Como todos mis miedos o pensamientos, éste estaría graficado a través de una acción creativa que sería el coleccionismo de estos bichos inanimados. Porque, ojo, no están vivos, ¡no son los dinosaurios de Susana Giménez!
En sus estantes los dinosaurios no están solos. Comparten protagonismo con coloridas estatuillas religiosas. La mayoría son de la virgen de Guadalupe. "Es la que más me gusta, estéticamente es fabulosa. Además me intriga el hecho de que entre los pliegues de su ropaje se asoma un hombre. ¿Está sólo sacando la cabeza o escapando?", se interroga entre carcajadas la actriz y cantante.
-¿Te interesa alguna religión en especial?
-Todas las religiones me parecen fascinantes. No soy de los que piensan que las religiones son el opio de los pueblos. Para mí el hombre es el opio de los pueblos. Dentro de las religiones hay minas de oro y también dinosaurios, cosas que hay que cambiar; y esto es lo que más le cuesta al ser humano, cambiar. Yo también sufro de esa incapacidad, pero trabajo y me educo denodadamente para revertirla.
A tono con esa autoeducación a la que hace referencia, y a la que intenta extender a cuestiones más mundanas, Radano explica que hace unos años cambió íntegramente sus hábitos alimenticios hasta convertirse en vegana. Durante la entrevista convida té chai y, como en su hogar está vedada la azúcar refinada, ofrece dátiles para suplir la necesidad de algo dulce. En el marco de una charla acompañada por diversos fragmentos de música clásica, confiesa que su lucha por la autosuperación alcanza, incluso, a la reducción de la basura hogareña. De esta manera, sostiene, colabora con el mejoramiento del medio ambiente.
-¿Cómo lográs reducir la basura en tu casa? ¿Consumiendo menos?
-No, me ayudan unas lombrices.
-¿Perdón?
-Utilizo un sistema para comprimir la basura donde las lombrices tienen mucho que ver. Son lombrices californianas que, colocadas con un poco de tierra en el fondo de un contenedor de residuos, se van comiendo de a poco los deshechos y lo que van expulsando es pura materia líquida. Estas muchachas trabajan afanosamente para que yo contribuya con el eco sistema. Porque la cosa no queda ahí: con mi basura convertida en agua luego yo riego las plantas, éstas se alimentan y la rueda de la vida vegetal sigue rodando.
Aunque se cuida –y mucho– a la hora de generar desperdicios, no se define necesariamente como una mujer poco consumista. Es fan de la moda y a ella le dedica buena parte de su tiempo y dinero. "En mí algo cambió cuando vi la película The artist is present (El artista está presente), de Marina Abramovic. De golpe ella va a Chanel y se compra un saquito en no sé, ponele 40 mil dólares. Podría verse como una locura, como un acto de banalidad, pero yo interpreté otra cosa: ella compró así un cambio en su vida, un paso hacia algo mejor desde la calidad, desde el diseño, y lo graficó con ese acto. Fue una apuesta aspiracional, que algunos podrían calificar de frívola pero que a mí me pareció súper profunda.
-¿Preferís los diseñadores franceses o los locales?
-Ahora estoy en un momento de cambio. A mí siempre me encantó Pablo Ramírez (el diseñador local que se caracteriza por sus líneas net y el uso preponderante del color negro, y que ha realizado el vestuario de varios de sus espectáculos), pero hoy estoy interesada en los diseños de JT, la marca de Jessica Trosman, porque proponen algo más relajado. Es ropa más cómoda y desestructurada, me representan más. También me gustan los diseñadores que son pequeñas empresas en sí mismos, no grandes corporaciones, y que realizan trabajos artesanales, con materiales originales. Acá, a la vuelta de mi casa, están los chicos de Carro, que hacen bolsos con medias sombras. Son muy imaginativos.
-¿Alguna vez te sentiste una fashion victim?
-No, ni ahí. Yo no sigo las tendencias, solo sigo mi gusto. No me importa si algo se usa o no se usa, lo importante es que a mí me guste y punto. De hecho yo uso el cabello colorado desde hace años, cuando no era habitual, y pensaban que estaba loca.
Tal vez por una vida repartida entre Francia y Argentina es que hoy Radano está, sentimentalmente hablando, sola. Pero no se victimiza y a la hora de definir su estado civil responde, con ese humor que la caracteriza: "atenta".
-¿El amor conspira contra el hecho artístico?
-Sí, a veces el amor me ha enturbiado el acto creativo. Es que mi trabajo es mi pasión absoluta y eso hace las cosas difíciles en materia romántica. Con los hombres siempre he tenido que negociar, nunca tuve una pareja donde todo estuviese equilibrado. Eso aún no me ha sucedido, pero ya va a llegar, estoy trabajando para eso. De todos modos, dudo mucho de este sistema que nos han impuesto de un solo hombre para toda la vida.
-¿Creés en el poliamor?
-No. El poliamor hoy no forma parte de mi sistema de ideas. No llegué a ese capítulo en mi vida, te lo debo, aún voy por el prefacio. Yo me refiero a lo que impuso la Iglesia. Un hombre y sólo un hombre para toda la vida no va más. El ser humano ha cambiado, las sociedades también. Tampoco debería ser objetable que una mujer esté sola o que sea madre soltera.
-¿Alguna vez te interesó tener hijos?
-Jamás pensé en ser madre. Creo que el deseo de serlo es algo químico. Algunas mujeres nacen con esa predisposición química y otras no. Por eso siempre digo que si hubiera nacido en el Medioevo me hubiesen quemado por loca, por pelirroja y por no haber tenido hijos.
Radano hoy concentra sus mayores energías en su nuevo "bebé teatral": Hello Andy?, que va los domingos, a las 17, en Fundación PROA (Av. Don Pedro de Mendoza 1929, La Boca). Centrado en una hipotética llamada de Joan Crawford a Andy Walhol (en el que la diva de Hollywood, ya en decadencia, le pide al máximo exponente del pop art que la retrate para volver a ganar vigencia), este monólogo le permite a la actriz dar rienda suelta a todo su histrionismo. Su trabajo genera carcajadas pero también empatía y convoca a la reflexión. "El texto de Alfredo Arias forma parte de una trilogía americana sobre Mae West, Bela Lugosi y Joan Crawford. Yo le pedí a él interpretar esta parte en forma independiente porque me sentí identificada con todo lo que se discute en la obra sobre el ambiente de las artes plásticas y también por la metáfora que encierra.
-¿Cuál es para vos la metáfora de la obra?
-Es la historia de una mujer que atraviesa un período de tiempo donde las cosas cambian y de cómo se resiste o enfrenta a esos cambios que le causan tanto dolor. ¿Cómo acepta la decadencia una mujer que fue físicamente tan contundente? ¿Cómo se pasa de la gloria al ocaso? A diferencia de Fanny Navarro (la actriz argentina de aquella misma época dorada del cine, ligada al peronismo, que Radano encarnó hace dos años en la obra Deshonrada), Joan Crawford no es una víctima, ella nunca baja el mentón. Yo me disfrazo de Joan Crawford, me pongo las hombreras, las cejas levantadas y hasta copio su peinado, pero no la imito, me agarro de este rasgo físico (el mentón en alto) que expone toda su altanería, para comprenderla e interpretarla. Y, fundamentalmente, no la juzgo. No me causa ternura ni rechazo, para mí fue simplemente una obrera de Hollywood, una actriz que nunca se cansó de trabajar.
Aunque encarnar a Crawford la apasione, la actriz ya fantasea con otros personajes y proyectos cada vez más ambiciosos. En diciembre volverá a dar vida a Fanny Navarro, pero esta vez en cine. "En esta película, que contará con dramaturgia de Alfredo Arias y será dirigida por Ignacio Masllorens en 16 mm y en blanco y negro, Fanny vuelve como un fantasma a Buenos Aires y se reencuentra con todos los personajes que tuvieron que ver con su vida en los años ´50, como si todos hubieran reencarnado en la Argentina de hoy. Así reaparecerán, por ejemplo, Eva y Juan Duarte. Es la manera que Fanny encuentra para exorcizar todo lo que le pasó en su momento, bastante trágico por cierto".
-Esta es la segunda vez que interpretarás este personaje. ¿Qué es lo que más te interesa de su figura? ¿Te ha dejado alguna enseñanza sobre la historia argentina?
-Antes hablábamos de que la pasión puede enturbiar lo que hacés o que directamente te puede consumir... bueno, el fanatismo también. El personaje de Eva Perón la pudo, la atrapó. De alguna manera Fanny se espejó en ella y quedó atrapada en su fanatismo. La enseñanza es que ningún extremo es bueno y que el fanatismo te lleva a lugares bastante destructivos.
Creo que hoy la política argentina es un extendido programa de chimentos. Los políticos locales me dan vergüenza
-¿Creés que estas cosas han cambiado en el país? ¿Qué opinás de la realidad política actual?
-No, no, a mí la política... Me encanta leer Radiografía de la pampa de Ezequiel Martínez Estrada y aconsejo que todo el mundo lo haga, por ejemplo el fragmento donde él dice que el problema de la Argentina no es económico sino moral. Creo que hoy la política argentina es un extendido programa de chimentos. Los políticos locales me dan vergüenza, por eso me parece genial el debate sobre la legalización del aborto que hubo en el Congreso. Al haber sido televisado, todos quedaron expuestos. Les pudimos conocer las caras y sus pensamientos. Esto nos va a ayudar a votar mejor.
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