En los premios Tony, Broadway celebró a puro show su gran temporada actual
Kevin Spacey condujo la ceremonia, que tuvo a Dear Evan Hansen y a Hello, Dolly! como los máximos triunfadores; sin discursos políticos, prevaleció el clima de fiesta
NUEVA YORK.- El domingo último el centro de la isla de Manhattan estuvo cortado en varios tramos. Principalmente en las avenidas 6» y 5», a la misma altura. De un lado se escuchaba a fanáticos tras el vallado cantando "Hello, Dolly!" con tímida coreografía incluida. Del otro lado, mucho reggaetón y banderas de Puerto Rico, ya que esta comunidad celebraba su día con un multitudinario desfile por la 5» Avenida. En el vallado de la 6» ya se instalaba una paquetísima alfombra roja cercada por paredes de pasto sintético para que por ella circule el mundo teatral neoyorquino hasta surcar las puertas que lo conduzcan al interior del Radio City Music Hall, donde se celebró la 71» entrega de los premios Tony.
Para los que amamos el teatro en general y para los que adoramos el teatro musical en particular, éste es el evento internacional por excelencia. Porque no se trata de una entrega de premios tradicional, sino de un show en sí mismo. Tiene en común con los Oscar que es obligada la participación de un animador carismático, pero a diferencia de cualquier otra entrega no sólo cuenta con la participación de decenas de talentos, sino también casi 15 números musicales atractivos, de gran producción. Por los Tony pueden pasar glorias de la dramaturgia como directores de vanguardia, actores famosos que luego de varias películas despuntan el vicio sobre el escenario y absolutamente todas las figuras del ámbito del teatro musical de Broadway.
Este año las medidas de seguridad fueron extremas. Escuadrones de policías de civil y con uniforme hicieron controles estrictos y restringieron los accesos. Los famosos VIP, por un lado; el resto de los invitados, por otro. De esta manera, personajes como Orlando Bloom, Glenn Close, Whoopi Goldberg, Sally Field o Scarlett Johanson recién podrían cruzarse con el resto de los mortales dentro del enorme auditorio del Radio City.
La señal de TV paga Film&Arts transmite los Tony desde hace 17 años y para esta entrega se propuso hacer su propia cobertura, que saldrá al aire el próximo sábado, en una repetición con subtítulos. Además se aseguró de que dos importantes medios latinoamericanos tengan acceso a la premiación, entre los que se contaba LA NACION, en una ubicación exclusiva en la platea.
El evento consta de tres partes. La primera es la social, donde todos se saludan, se abrazan, hacen negocios y se felicitan durante la alfombra roja, en el hall del Radio City, el pequeño VIP y dentro de la sala, mientras se acomodan durante los minutos previos al comienzo. Luego, a las 17 (hora local), comienza la ceremonia, en la que se entregan premios especiales, a la educación teatral y musical, y algunos rubros técnicos como vestuario y escenografía. En este caso la ganadora a Mejor vestuario fue Jane Greenwod, por la obra The Little Foxes, quien se mostró muy emocionada porque ya tenía 21 nominaciones y jamás había ganado. Este tramo contó con la formal conducción de dos figuras del musical norteamericano: Brian d'Arcy James (Casi normales, Shrek, Something Rotten) y Jonathan Groff (Despertar de primavera, Glee, Hamilton). Lo más emocionante fue el premio a la trayectoria que recibió James Earl Jones, recibido por una ovación de pie. Toda esta parte no es televisada, aunque algunos fragmentos editados se verían más tarde durante la transmisión, que es la última parte de este ritual de los Tony.
Los productores piden rigurosidad a los invitados y todos deben estar en su estricto lugar para que ninguna de las veintipico de cámaras se confunda. Pero a medida que la ceremonia transcurre, sucede todo lo que en cualquier premio. Las horas avanzan (los Tony duran tres horas estrictas) y algunos comienzan a abandonar la sala, que jamás se verá vacía porque los productores de la CBS envían extras inmediatamente a ocupar esos asientos.
Mucho se habló de la elección de Kevin Spacey para ser el conductor y parte de esa controversia fue parodiada en la obertura musical, a cargo del mismo actor. En referencia a otros animadores más frecuentes y exitosos del evento, como James Corden o Hugh Jackman , y al comentario de si pertenece o no a la comunicad teatral neoyorquina, el ex director del Old Vic de Londres se rió de la situación en el lenguaje que todos aman en los Tony: el musical. Así parodió varios de los musicales nominados, con la letra cambiada de las canciones en un tema cuyo estribillo decía: "Destinado a Broadway". Lo aplaudieron a rabiar tras una furiosa coreografía de tap junto con una docena de bailarines. Luego, durante el transcurso de la ceremonia se lo vio muy simpático imitando a Bill Clinton y a Johnny Carson; bromeando o haciendo otro cuadro musical con Patty LuPone (la primera Evita). Desde afuera, a viva voz se respiraban pálpitos que, en su mayoría, se cumplieron. El ganador de mejor musical sería la multipremiada Dear Evan Hansen y la obra no musical ganadora, Oslo. Pero también se decía que Kevin Kline ganaría como mejor actor protagónico por Present Laughter, que Bette Midler sería la mejor actriz en un musical; que el jovencísimo Ben Platt, protagonista de Dear Evan Hansen, se llevaría el premio a mejor actor en musical, o que los compositores de la película La la land, Ben Pasej y Justin Paul, ganarían por su partitura de la misma obra. Entre los nombres gigantes que no se llevaron un Tony a casa figuran Danny DeVito, Josh Groban, Cate Blanchett, Patty LuPone y Sally Field, que igual repartieron sonrisas por todos lados. Porque hay algo en particular con respecto a los premios cinematográficos o televisivos: en el ámbito teatral estos momentos son excusas para la camaradería, el reencuentro entre amigos o ex compañeros. Bueno, claro está, para los artistas. En los productores el nerviosismo o la ansiedad son manifiestos. Porque no hay que perder de vista que Broadway es una industria y muchas veces un Tony garantiza continuidad y el no ganarlo puede conducir a la necesidad de bajar la obra de cartel. Cabe recordar que la versión musical de Amélie, que no tuvo muy buenas críticas, bajó de cartel la misma tarde en la que se conocieron las nominaciones y esa producción no figuraba en ninguna.
El nuevo Casi normales
Este año la firme candidata a hacerle frente a Dear Evan Hansen -musical al que le llaman el nuevo Casi normales- era Natasha, Pierre and the Great Comet of 1812, espectacular obra del carismático Josh Groban que transforma un teatro en un restaurante concert, y Come From Away, la propuesta políticamente correcta que refleja la hermandad y unión entre personas de múltiples culturas durante los días posteriores al 11-S en que los aeropuertos de los Estados Unidos estuvieron cerrados y durante cinco noches las tripulaciones de 38 aviones fueron alojadas amablemente por los pocos habitantes de Gander, un pueblito del norte de Canadá situado en la isla donde debieron aterrizar.
Donde se zanjaron las controversias fue en el rubro mejor revival de musical. Una de las grandes ganadoras de la noche, Hello, Dolly!, compitió con Miss Saigon y Falsettos, pero a muchos les llamó la atención que no se consideraron en ningún rubro las reposiciones de Cats y de Sunset Boulevard. Sobre todo esta última, con ese monstruo de la escena llamado Glenn Close . Luego se explicó que ella, como actriz, no pudo ser nominada porque ganó el Tony hace 17 años por su composición del mismo rol. En cuanto al resto del excelente elenco protagónico que tiene esa obra, se sabe que los votantes de los Tony no tienen especial predilección por los artistas extranjeros y ellos provienen del Reino Unido y de Suecia.
Hablando de Hello, Dolly!, todos se sintieron un poco decepcionados porque la protagonista de la obra, Bette Midler, no actuó en el cuadro de ésta. En lugar de haber escogido alguno de los números brillantes que tiene este clásico se eligió el "Soliloquio de Vandergalder", a cargo de David Hyde Pierce. Cuando la carismática Bette Midler subió a recibir su premio (casi cantado) se deshizo en agradecimientos compulsivamente, sin parar, y la orquesta comenzó a tocar para que finalizara su discurso, pero ella empezó a hablar más fuerte y pidió que parara la música. Sin ningún inconveniente, se adjudicó unos cuantos minutos, que afectaron por un escaso margen la transmisión. Hace 50 años se subió por primera vez a un escenario de Broadway, como parte del elenco de El violinista en el tejado.
Un presidente en la sala
Hubo muchos momentos de fiesta, como las imitaciones de Spacey o el delirio que causó cuando él entró caracterizado como el presidente Frank Underwood, rodeado de sus hombres de negro, para entregarle el sobre a Lin-Manuel Miranda con el último ganador. Luego de entregárselo comentó: "Mejor me voy antes de que alguien se ponga a cantar otra vez". O cuando interactuó con Chazz Palminteri y éste le propuso hacer Los sospechosos de siempre, el musical. En tanto, hubo momentos emotivos como el bloque In Memoriam, encabezado por el recuerdo de Carrie Fisher y presentado por su Luke Skywalker, el visiblemente emocionado Mark Hamill.
Entre los 14 cuadros musicales, los que causaron más impacto fueron los del potente elenco de The Great Comet, que invadieron la platea con sus destrezas coreográficas; la actuación de ese prodigio que es el jovencísimo Ben Platt en Dear Evan Hansen (cuando ganó su premio todo el Radio City lo aplaudió de pie); y el sincronizado baile de las legendarias Rockettes con las espectaculares voces de Cynthia Erivo y Leslie Odom Jr.
Los discursos políticos no abundaron y estuvieron repartidos entre republicanos y demócratas. Sólo hubo un gran estallido en la platea cuando Spacey se refirió a James Earl Jones como la voz oficial de la cadena CNN y al imitarlo dijo: "Esto es CNN, el nombre más confiable en noticias falsas".
Esta temporada es, sin dudas, una de las mejores en Broadway. El teatro de texto tiene éxitos comerciales que parecen imbatibles, como The Play that Goes Wrong (Como el culo, en Buenos Aires) y títulos emergentes como Oslo, Casa de muñecas segunda parte, Indecent y Sweat. Y también marca una recuperación del musical de Broadway, encontrando el punto medio justo entre la producción de gran envergadura y la creatividad más despojada con títulos como El día de la marmota, Come from Away, Dear Evan Hansen, The Great Comet y Bandstand, entre otros.
Para ingresar a los Tony hay que estar invitado o pagar una entrada cuyo piso es de 500 dólares y el código de vestimenta es de estricto esmóquin o traje para los hombres y vestidos de noche para las mujeres. Mucho calor en Nueva York, incluso muy entrada la noche. Sin embargo, esto no impidió que por unas horas el centro de la Gran Manzana estuviera repleto de hombres con moño y mujeres con largas faldas brillantes. Es glamour, sí; pero también es festejo, es showbusiness.
De qué se tratan las ganadoras
Algunos productores argentinos ya tienen puesta la mira en varias obras nominadas y, en particular, en las dos ganadoras. Oslo es una obra de J. T. Rogers basada en los entretelones del tratado de paz en la capital noruega entre Israel y la Organización por la Liberación de Palestina. Se estrenó el año pasado en el off Broadway y pasó al circuito principal este año. En tanto, Dear Evan Hansen trata sobre un joven con un desorden de ansiedad que sufre de bullying y ve cómo su vida cambia cuando su acosador se suicida y deja una carta de despedida.
Lo que muy pocos pueden ver
El ensayo
El mismo día de la ceremonia, por la mañana, hay un ensayo general al que tiene asistencia el público. Allí se pasan todos los cuadros musicales con vestuarios y decorados, y participan casi todas las figuras que estarán presentando premios, como anfitriones o con alguna participación especial. En el sector de platea destinado a invitados y nominados hay fotos de cada uno de ellos para que las cámaras sepan dónde deben enfocar.
Puesta a punto
Por supuesto, se anuncian ganadores falsos y quienes suben a recibir los premios son un grupo de diez actores muy histriónicos que improvisan discursos graciosísimos.
La transmisión
Está a cargo de decenas de camarógrafos que prácticamente conocen al detalle cada coreografía y movimiento. Sobre el escenario, la gran orquesta participa en un foso que se eleva o baja, de acuerdo con la puesta. Cada cuadro musical da la ilusión de contar con su propia escenografía, pero se trata del arte del mapping que reproduce hasta las puestas de luces originales y decorados con relieves.
Una novedad
Fue una excelente idea de esta ceremonia que cada dramaturgo de obras no musicales suba al escenario a explicar su obra, mientras se suceden las imágenes.
Con su amigo fiel
Glenn Close asistió al ensayo general acompañada por su perrito.
Los votantes
Son 800 los electores de los premios Tony. Cabe aclarar que no todos votan todas las categorías, sino que cada uno está asignado sólo a algunas. En tanto, 10 personas son las que integran el comité de los Tony, creados y organizados por la American Wing League (destinada a promover el teatro a nivel nacional) y la Broadway League.
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