El viento en un violín
DRAMATURGIA Y DIRECCION: CLAUDIO TOLCACHIR INTERPRETES :ARACELI DVOSKIN, TAMARA KIPER, INDA LAVALLE, MIRIAM ODORICO, LAUTARO PEROTTI Y GONZALO RUIZ ASISTENCIA DE DIRECCION: MELISA HERMIDA Y GONZALO CORDOBA ESTEVEZ ESCENOGRAFIA: GONZALO CORDOBA ESTEVEZ VESTUARIO: CESAR TAIBO ILUMINACION: OMAR POSSEMATO PRODUCCION GENERAL: TIMBRE 4 Y MAXIME SEUGE-JONATHAN ZAK SALA: TIMBRE 4 (MEXICO 3554) FUNCIONES: SABADOS, A LAS 21 Y A LAS 23.15; DOMINGOS, A LAS 19 Y A LAS 21.15 DURACION: 90 MINUTOS.
Nuestra opinión: muy buena
Luego de haber estrenado en Francia y en España con un éxito arrollador, Claudio Tolcachir trae a Buenos Aires El viento en un violín , su nueva obra.
Ya pasaron seis años del estreno de La omisión de la familia Coleman y todo creció y se volvió más sólido. Aquel Timbre 4 -que tan sólo era una puerta minúscula, un lugar pequeño, tan íntimo que nos convencía de inmediato que estábamos en la casa misma de esa familia peculiar- se convirtió ahora en un gran teatro de Buenos Aires, con entrada por Boedo y por México, con obras interesantísimas y espacio para mucho más público. Pero también Tolcachir creció en intensidad y ahora ya tiene maestría de sobra para crear él mismo la intimidad que se requiere para meterse en la cotidianidad de estos nuevos personajes. Y entonces, nuevamente, nos sumerge en las vidas de otras familias, también peculiares, siempre con algo que nos toca muy de cerca.
Seis personajes, que ya encontraron a su autor, buscan ahora la felicidad, cada uno a su manera, con sus miserias. Esa felicidad que se esconde en diferentes trajes pero que en definitiva no deja de ser el amor y la compañía. Es que El viento en un violín es una historia de amor, o de muchos amores, de desgarros, de incomprensión, de encuentros y desencuentros, de clases sociales diferentes, de maltratos, de injusticias, de violencia, de sueños imposibles que para hacerlos posibles hay que cruzar aquel límite impensable. Como la vida misma, recargada de dolor, esta obra se mete de lleno con tópicos universales: el amor de una madre y la desesperada búsqueda de hacer feliz a un hijo que ya no es suyo hace mucho tiempo, algo que no quiere reconocer porque separarse de él implicaría encontrarse con ella misma y eso la asusta. Pero también se anima a más y sube al escenario debates de este tiempo: dos mujeres que se aman quieren ser madres y ¿cómo hacerlo sin ayuda de nadie?, ni siquiera de sus propias madres... Todos los modos de amar de una madre puestos ahí, para pensar uno a uno, reflexionarlos y encontrarse en esos nudos que se van desarmando poco a poco, con gestos, palabras e incluso con violencia.
Con una escenografía impecable que separa espacios pero que poco a poco los vuelve a unir y nos dice mucho: las distancias que parecen infinitas no lo son y aquello que está tan lejos puede acercarse mucho más de lo pensado. Las seis actuaciones son perfectas, cada uno en su justo lugar y con la intensidad necesaria, agregan esos toques de humor que convierten el drama en algo patético, sello distintivo de Tolcachir que una vez más da cuenta de su excelencia para dirigir pero también para escribir.
El viento que se esconde en la caja de un violín está oculto y en las sombras, pero es el artífice de la maravilla de su musicalidad melancólica. De la misma forma, el verdadero amor, la felicidad, está en esos rincones del mundo, invisibles para muchos.
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