El universo poético de Alejandra Pizarnik en la voz de grandes actrices
En el contexto pandémico la noción de "teatro ampliado" se ha vuelto más que fundamental para encontrar al menos una salida a un sistema creativo tan golpeado. Por supuesto que apelar a las taxonomías prepandémicas nos puede llevar a preguntarnos acerca de si tal proyecto es o no es teatral. Podemos volvernos rígidos y sostener que todas las experiencias que se han llevado a cabo desde el 20 de marzo no son teatrales por el hecho -no menor, por cierto- de que no hay un ámbito en común entre el público y los artistas.
Sin embargo y sin pretender ahondar ahora en esa discusión, se han producido -y se están produciendo- experiencias más que interesantes que de algún modo u otro hubieran sido impensables en otro contexto. Una película, un proyecto audiovisual, ¿puede ser considerado un material propiamente teatral? Miles de páginas se han escrito al respecto y tal vez, más que responder a la pregunta, valga más la pena introducirse en algunas de esas experiencias que más del lado del cine o más del lado del teatro nos invitan a vivir una experiencia absolutamente única. Este es el caso deLas lilas, el silencio y las noches. Invocación a Alejandra Pizarnik, proyecto del que se puede participar los domingos por la noche durante septiembre -o las 24 horas siguientes-.
Damián Lomba es el creador de la idea, muy simple pero realizada con una potencia que la magnifica hasta zonas tan bellamente poéticas (de la palabra y de la imagen) que la vuelve profundamente única. Como su nombre lo indica es Alejandra Pizarnik la autora elegida para esta ocasión, aunque no estará ella sola en esta primera etapa del ciclo. "Desde que se dictó la cuarentena estoy solo en mi casa, cuenta Lomba en diálogo con LA NACION, y me refugié en la lectura de poesía. Es algo que hago habitualmente pero ahora, con más tiempo y otro ritmo vital, pude hacerlo de manera más intensa. Es tal mi relación con la poesía que se me ocurrió hacer un ciclo de Maratón de poesías en Instagram. Allí, con artistas de la Argentina y Uruguay leíamos poesías en la virtualidad de esa red social cada semana. Cada uno elegíamos el poeta a leer, y leíamos para todo aquel que quisiera escuchar. La repercusión fue tan buena que de pronto se me ocurrió la posibilidad de hacer algo más con la poesía, de trabajar el lenguaje poético en relación con la poética audiovisual e introducir la intimidad de un grupo de actrices, en pleno confinamiento, leyendo poesía".
Es así que, junto a un equipo técnico de lujo e intérpretes maravillosas, Lamba se lanzó a producir la primera de las propuestas, que será continuada con textos de Oliverio Girondo. "Creo que son dos poetas más que significativos para nosotros, agrega el actor y creador de este proyecto, y es por eso que son ellos el punto de partida. Ojalá que podamos seguir, porque la idea es hermosa y estamos más que orgullosos con el resultado".
El proyecto es por demás sugestivo. ¿Cómo se lee la poesía? ¿Cómo se lee poesía a los otros? ¿Cómo se lee poesía a los otros en contexto de confinamiento? ¿Puede, la poesía, ser un nexo entre seres que están solos? Todo eso está en la base de Las lilas, el silencio y la noche. Las actrices fueron convocadas por el creador para realizar una lectura de La extracción de la piedra de la locura, uno de los materiales más emblemáticos de la escritora. Lomba realizó un recorte y le dio a cada actriz un fragmento, una zona del texto para que lo trabajara. ¿Cuál era la consigna? Que lo leyera, que lo grabara y que enviara imágenes que pudiera registrar ella misma y que de un modo u otro le resultaran sugerentes para ese fragmento y que tuvieran que ver con su vida en confinamiento. Así, por ejemplo, en el momento en el que Marilú Marini alza su voz para leer a la poeta aparecen imágenes de París, una ciudad central para Pizarnik y en la que vive la propia Marilú. "Cuando me convocaron para este proyecto supe que París, como ciudad, iba a tener que estar en las imágenes que enviara, comenta Marilú Marini en diálogo con LA NACION. Porque en esta ciudad en la que vivió Alejandra y en la que tuvo encuentros artísticos tan importantes para su trayectoria debía tener un protagonismo. La atmósfera parisina debía estar presente".
Luego, junto a un equipo técnico integrado por Tomás Frezza, Stefano Storchi, Elizabeth Wendling en montaje y Rocío Morgenstern en música y sonido se lanzaron a la realización del proyecto en su versión final: un compilado de esas imágenes recibidas, junto a la voz de la actriz leyendo e interpretando a su modo el fragmento en cuestión y que una vez unidos no realizan una interpretación del texto de Pizarnik, sino que se suman a él. El resultado final del proyecto ideado por Lomba es de una sutileza pocas veces visto y una exquisitez para el que ama el universo poético tanto de la palabra como de la imagen (y será, probablemente, menos amigable para alguien que racionalmente pretenda encontrar de manera lineal y literal una lectura del texto, una interpretación racional).
"Las actrices que elegí, cuenta Lomba, son muy heterogéneas. Ellas tienen ya de por sí y por ellas mismas el poder de construir muchísima heterogeneidad y variedad. Porque no solamente está lo interpretativo, el modo en el que abordan ellas solas y según su propio criterio el texto sino que también está en el modo en el que registran visualmente lo que les sugiere el texto. Es verlas en una faceta mucho más amplia que cuando las vemos arriba del escenario, cosa que ya de por sí es grandiosa. Además me parecía interesante también elegir actrices que tuvieran una fuerte impronta en la lucha y la militancia feminista dado que la poeta elegida era nada más ni nada menos que Pizarnik". Sobre el vínculo que cada una de ellas tiene con Pizarnik hay mucho para decir. Al respecto Marini tiene una lectura y una vivencia que la liga y conecta: "yo siento en el mundo poético de Alejandra una intensidad de pasión, de sensibilidad tan enorme que siempre me ha conmovido. Es como ella dice en su diario: "siento que me duele la sensibilidad"; y eso se siente, ella está incendiada de vida, de pasión. Hace poco interpreté en el Teatro Nacional Cervantes a Santa Teresa de Ávila y sus textos también están incendiados con esa pasión. Hay un nexo entre ambas, alguna forma de hermandad, y eso también me conectaba. El universo de Alejandra es un universo que te tiñe de vida, porque aunque haya desesperación y muerte, la intensidad es tan alta que se vuelve vital".
Otra de las actrices involucradas es Mirta Busnelli, quien en el momento de hablar de la obra de Pizarnik demuestra una pasión y una intensidad que luego puede verse en el material audiovisual producido. "Pizarnik es una poeta de una gran intensidad, una poeta que describe su propio infierno y lo hace en la búsqueda sincera de algo que la salve. Cuando uno toma un libro y lee una poesía tiene una experiencia íntima. Y entonces me preguntaba cómo podía volverse imagen todo eso, cómo ponerle el cuerpo, como construir imágenes que dieran cuenta de mi propia relación con el texto y no simplemente tratar de ilustrarlo. Me pregunté mucho cómo moverme entre esa experiencia íntima que es la lectura de poesía y esta propuesta que siendo íntima -porque cada una de las actrices estábamos solas en nuestras casas, con nuestro texto- iba a terminar siendo un trabajo coral. Y la pregunta fundamental para mí era cómo hacer para que todo eso pudiera dialogar con Pizarnik".
Todas esas preguntas a las que alude Busnelli son claramente perceptibles y se encuentran respuestas poéticas y sugestivas a lo largo de los 30 minutos que dura este material que puede verse comprando una entrada en Alternativateatral.com. Pero Las lilas… no se acaba en esa media hora de material audiovisual. El equipo completo de trabajo está preparando para finales de setiembre algo que promete ser un verdadero plus a esta experiencia mediada. El 28 de septiembre, al mediodía, se llevará a cabo una tertulia poética por Zoom en donde las actrices y el equipo creativo de este proyecto se encontrarán con los espectadores que hayan participado de la experiencia y podrán ahondar aun más tanto en la experiencia poético-audivisual-performática como en el universo de la propia Alejandra Pizarnik a través de invitados sorpresa muy particulares. Un plus que seguramente ninguno de los que tuvimos la chance de vivirlo vamos a querer perdernos.
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