El Teatro Odeón, de París, está ocupado por trabajadores de la cultura que reclaman ayuda estatal
La sala del Barrio Latino parisino que fue uno de los centros neurálgicos de Mayo del 68 está tomada por aristas y trabajadores de un sector que está paralizado hace meses por el coronavirus
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Decenas de trabajadores de la industria del espectáculo están ocupando teatros en varias ciudades de Francia para exigirle al gobierno del presidente Emmanuel Macron que reabra los teatros y centros culturales y ponga fin a ese freno debido a la pandemia de coronavirus. De la imponente fachada del mítico Teatro Odeón, de París, cuelga una gran pancarta con el lema “Cultura sacrificada” que da cuenta del descontento de los trabajadores del espectáculo que vienen denunciando la difícil situación del sector durante la pandemia.
La ocupación del teatro entró hoy, viernes, en su octavo día, después de que los manifestantes rechazaron un apoyo financiero adicional para sitios culturales y artistas prometido por el gobierno el día anterior. La sala ahora tomada fue inaugurada en 1782. En aquel momento no sólo fue el mayor teatro de la Ciudad (1.913 butacas) sino que fue el primero concebido como “espacio público, abierto a todos los ciudadanos y destinado a la creación de espectáculos”. En su larga historia, la gran sala parisina fue uno de los centros neurálgicos del Mayo del 68 en aquella revuelta encabezada por trabajadores industriales a la que se le sumaron estudiantes y artistas. De hecho, fueron ellos los que tomaron la sala durante un mes convirtiendo al gran espacio en una tribuna libre para todo el que quisiera tomar la palabra durante la protesta.
Cincuenta y tres años después, según un cable de la agencia Reuters y las noticias que se difunden por las redes sociales el lugar esta cubierto de sacos de dormir, colchones inflables y comida donada que inundan el ornamentado hall y los balcones de terciopelo del teatro del siglo XIX. Allí los artistas ensayan en la sala principal. “Tenemos todo lo que necesitamos para estar tranquilos durante varios días –dijo la comediante Jennifer Catelain, una de las tantas manifestantes–. Comenzamos con peticiones amables, luego protestas pacíficas, ocupamos espacios por un día aquí y allá; pero no fuimos escuchados. Así que decidimos dar un paso más, permanecer un poco más en un lugar que es emblemático”.
Todo esto sucede mientras los teatros, cines, galerías de arte y otros espacios culturales están cerrados desde octubre, cuando Francia ingresó en su segundo cierre total a causa del coronavirus. Gran parte de la economía reabrió a mediados de diciembre, pero los sitios culturales y gastronómicos siguieron cerrados. Los manifestantes, entre ellos actores, trabajadores teatrales y estudiantes, dicen que no hay razones para mantener los sitios culturales cerrados cuando pueden imponerse medidas de distanciamiento social. Exigen una fecha de apertura, así como una extensión de los beneficios por desempleo especiales para actores, músicos y otros trabajadores de la industria del entretenimiento que trabajan con contratos cortos, conocidos colectivamente como “intermittents du spectacle” (”intermitentes del espectáculo” o trabajadores eventuales del sector). El gobierno prometió el jueves 30 millones de euros extra de ayuda financiera e hizo las licencias por enfermedad y maternidad más disponibles para los ‘intermittents’ durante la crisis.
Todos los días se organiza en el exterior del teatro un ágora donde expresan sus reclamos otros colectivos de trabajadores como auxiliares de vuelo o empleados de la compañía de viajes turísticos. Pero no todo se concentra en esa bella sala ubicada junto a los Jardines de Luxemburgo en la margen izquierda del Sena del Barrio Latino. El movimiento iniciado por el Odeón ya lo han secundado el teatro Graslin, en Nantes; y el de Equinoxe, en Châteauroux; el de la Colline, también en París; el de Pau, al sur de Francia; Théâtre de la Cité , de Toulouse; y el Teatro Nacional de Estrasburgo, entre otros. El movimiento de ocupación se reivindica como pacífico. Sea como sea, la ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, se ha opuesto públicamente a la toma de los teatros. De todos modos, las medidas adoptadas por el gobierno central han sido calificadas como insuficientes. Por ahora, la toma de los teatros continúa. “En toda Francia hemos recibido apoyos, varios teatros del país han sido ocupados, nos han llegado apoyos de personalidades políticas... Estaremos aquí hasta la victoria”, sostuvo a la agencia EFE Philippe Gautier, representante de la sección de músicos del sindicato CGT.
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