El Teatro Nacional Cervantes según sus nuevos directores
Las trece del viernes. Rubén D'Audia y Sebastián Blutrach dan la primera nota como el binomio que, desde el miércoles, está a cargo de la conducción del Teatro Nacional Cervantes. Las fotos se hacen en el hall. Todavía no saben cómo llegar de las oficinas del quinto piso a esa otra parte del edificio. Seguramente, lo aprenderán perdiéndose en medio del histórico edificio que estuvo en paro general desde fines de noviembre.
D'Audia viene de la gestión del canal Encuentro, entre 2011 y 2015. Tuvo también su paso por el teatro, pero no es conocido en el medio. Lo sabe. La última vez que había estado en esta sala fue como público de La terquedad, la puesta de Rafael Spregelburd que fue mascarón de proa de la gestión de Alejandro Tantanian, quien renunció a la conducción de la sala hace justamente una semana. Blutrach, el segundo en este binomio, es un reconocido productor escénico, dueño del teatro El Picadero. Los presentó Tristán Bauer, ministro de Cultura de la Nación, hace cosa de diez días. El primero, pertenece al entorno cercano del ministro. El segundo, se fue sumando desde que el cineasta asumió su cargo. Durante la charla varias veces manifiestan el deseo de que el teatro vuelva a abrir sus puertas. Y la asamblea gremial, que comenzó a las 16.30 y concluyó pasadas las 18, decidió que así será, tras levantar la media de fuerza. Varios respiran aliviados.
- ¿Cómo llegan acá?
Rubén D'Audia: -Por convocatoria de Bauer. Entre todos los paquetes de responsabilidades que asumió el ministro consideró que para el momento que estaba viviendo el Teatro pensó que podía ser una solución conformar un equipo que tuviera mayor expertise en áreas artísticas como administrativas que son necesarias para la gestión. Nuestro objetivo primordial es volver a poner al teatro en movimiento, revisar situaciones que entorpecieron el normal funcionamiento de la sala y darle para adelante con la programación curada por la gestión que nos precede, a cargo de Alejandro Tantanian. Vamos a honrar los compromisos adquiridos y pensar en una impronta más propia para lo que se viene.
Sebastián Blutrach: -En mi caso vengo conversando con Tristán desde el momento que asumió ya que me ofrecí a a estar a disposición en todo lo que tiene que ver con artes escénicas. En algún momento se sorprendió de mi interés porque pensó que, por mi actividad, no podía asumir otra. Pero, bueno... deberé dejar de lado otras cosas.
- En ese punto se plantean dos escenarios, tu actividad como director del Picadero y tu cargo como presidente de Aadet, la asociación que nuclea a los empresarios teatrales.
Blutrach: -En El Picadero he reforzado el equipo. Se puede seguir gestionando con ese equipo sin mi presencia constante. Y en la próxima reunión de Aadet lo más probable es que pida una licencia o que renuncie a la presidencia. Más allá de esos aspectos reconozco que siempre me entusiasmó la gestión pública y el hecho de estar acá es un privilegio. Para este momento coyuntural acuerdo totalmente en la dupla que pensó el ministro. El Cervantes quedó bien posicionado en lo que hace a la gestión artística, pero con muchas dificultades internas que llevaron a su total paralización. Lo primordial es volver a ponerlo en funcionamiento para cumplir con los compromisos y, luego, buscar los asesoramientos para tener una programación plural con grandes títulos, apostar a los nuevos creadores y pensar en una programación federal con el norte puesto en los 100 años del Cervantes que se cumplirán el año próximo.
- Llamó la atención que al Cervantes lo dirija alguien que no está vinculado con la actividad escénica, aunque hayas tenido tu experiencia en ese campo y que tu trayectoria esté fuertemente vinculada con la creación de contenidos audiovisuales. Es la primera vez en estos tiempos democráticos que hubo que explicar quién es el nuevo director de esta sala. ¿Evaluaron esta situación con el ministro?
D'Audia: -La decisión que nosotros estemos acá claramente la tomó el ministro. Pero la actividad teatral no es extraña para mí. Durante momentos de mi vida he tenido mayor acercamiento aunque sé que no tengo cartel en el ambiente. Pero la postura del ministro fue la de crear un binomio en el que cada uno tenga su área de trabajo. Somos conscientes de lo que vos decís, pero entendemos que como gestores culturales el desafío es desarrollar este perfil de gestión.
Blutrach: -Rubén es un persona de plena confianza del ministro. Nunca hemos trabajado juntos pero sabemos que en la situación actual hay muchas cuestiones internas por resolver y él ha tenido una rica experiencia en el armado del canal Encuentro. Es el director general con todo su conocimiento en el manejo de la gestión pública. En mi caso tengo poca experiencia en la gestión pública, más allá de mi paso por el Fondo Nacional de las Artes, pero con muchos años de gestión teatral, en conducir grupos de trabajo y en pensar contenidos artísticos.
D'Audia: -Yo reconozco que el armado del canal Encuentro fue una quimera, una escuela que demostró que sí se podía generar una oferta cultural en el mapa de lo audiovisual que terminó revolucionando a la televisión argentina. Eso llevó mucho tiempo. Acá hay claras diferencias porque es un teatro de casi cien años.
- Seguramente crear algo de cero debe ser un desafío, pero acá hay que gestionar un organismo con más de 300 trabajadores y administrar un edificio histórico cuya fachada está en perfectas condiciones, pero no su interior; y con un Master Plan ya avanzado que apunta a la creación de dos nuevas salas que iban a ser la marca de los festejos por los 100 años. ¿Están los fondos para continuar con ese Master Plan?
Blutrach: -Nuestra designación fue muy rápida, no llegamos con un estudio previo y estamos tomando contacto con muchas cosas. Por otra parte todavía no fue votado el presupuesto a nivel nacional por lo cual estamos trabajando con el presupuesto del año anterior. En líneas generales la prioridad es asumir objetivos muy concretos más que pensar en un Master Plan en una Argentina prácticamente quebrada. Nuestro eje no son los grandes proyectos que luego no se pueden ejecutar.
D'Audia: -En ese mapa de situación lo primero que tenemos que encarar es resolver la seguridad. Debemos tener una sala segura para los y las trabajadores y para el público. Eso es primordial.
- Hablan de la prioridad que le otorga el ministro al Cervantes. Sin embargo, la designación de ustedes se produjo a los 44 días de haber asumido Bauer. En una de las pocas declaraciones suyas se refirió al Cervantes como "uno de los mayores problemas que había recibido". Entiendo que es una reflexión de la que debería dar cuenta el ministro, ¿perciben ustedes que tuvo que ver con esa situación puntual la demora?
Blutrach: -Aclarando que es una reflexión que debería comentar el ministro diría que mi percepción, rescato ese término, es que cuando asumís un ministerio y tenés a un organismo en situación de paro ya de por sí es una situación a analizar. Y también entiendo que el Ministerio de Cultura comprende muchas áreas y algunas de ellas el ministro es mucho más cercano y, frente a otras, requiere de mayor estudio y prudencia. El tiempo es lo de menos si la elección es buena. Yo siento que Tristán, desde el primer momento, estuvo pendiente del Cervantes.
- Hace siete días Tantanian no sólo presentó su renuncia sino que presentó un informe de gestión, la programación, el estado de los contratos y las compras realizadas. ¿Qué encontraron?. Es más, ¿se reunieron con él?
D'Audia: -Tuvimos una reunión con él y la información que nos dejó es tan clara como amplia, en estos momentos la estamos evaluando. Sí tenemos compromisos artísticos para febrero. Desde hace diez días deberíamos haber comenzado a trabajar para cumplir con esos compromisos, y nuestro principal interés es poder destrabar la media de fuerza que están llevando los trabajadores. Eso nos permitiría cumplir nuestro primer objetivo: que el teatro vuelva a abrir sus puertas. De su parte brindó toda la información necesaria.
Blutrach: -Alejandro, a quien conozco desde hace muchos años, dejó una programación armada y parcialmente ejecutada. La idea es arrancar la primera parte del año respetando esa programación y llegar a fin de año con un montaje propio. Pero primero tenemos que normalizar al teatro y mejorar el clima de trabajo. Tenemos que formar nuestro propio equipo y lograr que el personal de planta sea realmente empoderado.
- Durante la gestión anterior se formó un equipo curatorial...
Blutrach: -Es una idea a pensar. Mi idea es sumar personas diversas en lo que hace a las miradas artísticas. Apostamos un teatro plural, con grandes textos. Tenemos que tomar riesgos sumando a nuevos creadores y algo, que dependerá mucho de lo presupuestario, es apuntar a lo federal. El único teatro nacional está en la Capital y nuestra misión es con las provincias. Con la buena gestión de Jorge Telerman a cargo del Complejo Teatral de Buenos Aires la escena de lo público en la ciudad ya tiene lo suyo.
- Una de las deudas de la gestión fue la nula participación de creadores de la danza contemporánea independiente. ¿Qué pasará?
Blutrach: - La deuda hacia ese sector no es sólo del Cervantes. Una vez que tengamos una mesa de trabajo discutiremos entre todo estos temas. Sé claramente que es una demanda.
Rubén D'Audia y Sebastián Blutrach vuelven al despacho del quinto piso. A su paso, se ven presentando a los que se cruzan por ese histórico edificio que estuvo más de dos meses sin actividad alguna. El primer objetivo es que el 13 de febrero se vuelva a levantar el telón. Algo que debería se una rutina para el Teatro Cervantes, pero no.
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