El Teatro Cervantes construirá dos salas de corte experimental
Mientras, avanza la obra en la fachada, en parte ya terminada; el histórico edificio ampliaría su capacidad de público con dos salas ubicadas en el cuarto piso
En agosto de 1996 el Teatro Nacional Cervantes festejó sus 75 años. Su director era Osvaldo Dragún y el secretario de Cultura de la Nación era Mario O'Donnell. En plan festejos, la sala celebraba su autarquía y una tarde, con autoridades y funcionarios y gente de teatro en la puerta de ese bello edificio inaugurada en 1921, se realizó un acto para celebrar que la fachada sobre la calle Libertad había recuperado, por fin, su esplendor original. En ese mismo acto el gobierno nacional se comprometió a terminar el trabajo sobre la avenida Córdoba.
Ya se sabe: eso no sucedió y así fue como durante una década la fachada del edificio histórico estuvo tapada por unos andamios preventivos hasta que, en esto de las historias circulares, otro ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, acompañado por otro director general del Cervantes, Alejandro Tantanian, y por representantes del Ministerio del Interior anunciaron en junio pasado la puesta en marcha de un nuevo plan destinado a recuperar el frente del edificio. Con un costo de inversión de casi 36 millones de pesos el plan de ejecución estaba previsto para 12 meses.
La primera noticia relevante es que el trabajo en el frente sobre la calle Libertad ya está terminado (quedan algunos andamios en planta baja de orden preventivo) y que el resto de la obra en el frente del edificio está avanzada. Desde la Dirección Nacional de Planificación y Diseño de Obra Pública estiman que esta etapa concluirá en agosto. Para ese momento todo indica que habrá un nuevo festejo. Y habrá otro anuncio relevante: el inicio de la segunda etapa de este Master Plan. De eso habla, en su despacho, Alejandro Tantanian acompañado por Oria Puppo, miembro del comité curatorial de la sala, y el arquitecto Marcelo Magalán, asesor en materia de conservación. Para esta etapa, el Ministerio del Interior ya otorgó los fondos.
El eje fundamental de esta fase es la creación de dos nuevas salas experimentales a la altura del cuarto piso con una capacidad en total de unas 300 personas. La Sala 1 (en el ex Salón de Baile) tendrá 146 metros cuadrados. La dos, en el ex Patio Andaluz, 224 metros cuadrados. Si a esos dos espacios se les suma una sala de ensayo ubicada en donde actualmente está el INET, de próxima mudanza, el Cervantes sumará en total 560 metros cuadrados.
"Tendrán entrada por la avenida Córdoba respondiendo a la necesidad de mejorar las condiciones frente a una hipótesis de incendio", apunta Tantanian. Como desde la calle se verá el nuevo espacio se está en contacto con la Comisión Nacional de Monumentos Históricos ya que está protegida en términos patrimoniales desde 1995. El director general de la única sala que depende de Cultura Nación imagina que esa volumetría tenga un signo contemporáneo que entre en diálogo con la fachada histórica.
El arquitecto de Peter Brook
Para este trabajo se armó un equipo conformado por siete profesionales más el asesoramiento de otros quince especialistas externos y un asesor de lujo: el escenógrafo y arquitecto francés Jean-Guy Lecat, que durante 25 años trabajó junto al director inglés Peter Brook. Lecat tiene amplia experiencia en crear nuevas estructuras en edificios históricos y, por otra parte, conoce la ciudad. "Si se impone el peso del pasado se impide toda evolución. Si la arquitectura [de una sala] fuera actual, lo que suceda en el escenario y hasta el público serían distintos", decía en 1995. Para el trabajo actual en el Cervantes ya vino dos veces a la ciudad. El equipo local es el que está elaborando el anteproyecto para, a fin de año, hacer el llamado a licitación. La segunda etapa demandará, en principio, unos 18 meses.
Una vez finalizada la construcción de esta dos salas, y eso ya formará parte de la tercera etapa de este Master Plan, la Orestes Caviglia y la Luisa Vehil, salas que desde hace años funcionan en espacios no pensados como salas teatrales, recuperarán sus usos históricos. La primera será un centro de documentación abierto al público y, la segunda, el Salón Dorado, se usará para presentaciones de libros, conferencias y acciones concretas. "Sea en esas dos salas como cuando comencemos a trabajar en la María Guerrero [la sala principal] la idea es no permitir que un trabajo de infraestructura implique su cierre porque hay que tener en cuenta la historia reciente y actual de otras salas públicas", apunta Tantanian, que tiene puesta tanto la mirada ("estemos nosotros o no en la dirección del teatro") en el festejo del centenario del Cervantes como en lo complejo y traumático que es la conservación de estos edificios culturales públicos a lo largo del tiempo.
En Fassbinder, la obra de Lisandro Rodríguez que hasta hoy se está presentando en el Cultural San Martín, en una escena de enorme contundencia el narrador (Horacio Banega) se detiene a observar el estado de abandono de esa icónica pieza arquitectónica de los sesenta. "Cómo puede un edificio tan hermoso estar tan deteriorado, cómo pude haber caído, cuándo cayó, quién fue el primero que empezó a abandonarlo", se pregunta. Lisandro Rodríguez estrenó la semana pasada en el Cervantes Acá no hay fantasmas, un espectáculo del tipo visita guiada que, por los menos en la versión anterior a cargo de Gustavo Tarrío, uno de sus niveles de reflexión fue los usos y costumbre de la sala, su arquitectura e -inevitablemente- un pantallazo sobre el estado de situación del edificio.
Acá no hay fantasmas tiene funciones matinales. El primer estreno del año de un espectáculo programado en horario central será recién la semana próxima: Tiestes y Atreo, de Emilio García Whebi. Hasta el momento, más allá de algunas acciones puntuales, en el Cervantes solo hubo tres reposiciones en horario nocturno. "Entiendo perfectamente que no tiene que ser así, que lo bueno es poder estrenar más temprano, pero tuvimos algunos inconvenientes. El año próximo, si todo sale, el primer estreno será en marzo", sostiene Tantanian con la mirada puesta tanto en el hoy como en ilusionarse con un Teatro Cervantes que festeje su centenario como su propia historia se merece.
300
Espectadores
Será la capacidad máxima en total de las dos nuevas salas por construirse.
370
Metros cuadrados
Es la superficie total de los dos nuevos espacios que estarán conectados entre sí.