El talento de Radagast, en un show integral
Serendipia
Nuestra opinión: muy bueno
Intérprete: Agustín "Soy Rada" Aristarán. Músicos: Charly Palermo, Juanjo Gaspari y Pablo Vignati. Escenografía: Magalí Acha. Iluminación: Ariel Ponce. Vestuario: Victoria Acilu. Dirección: Pablo Fabregas. Teatro: Metropolitan Sura. Funciones: de jueves a domingos.
Agustín Aristarán llegó a la magia por error. O, dirán algunos, por cuestiones de destino. A los seis años, en su Bahía Blanca natal, él le pidió a Papá Noel un camión Duravit. Era su sueño. No llegó. En su lugar Papá Noel dejó una caja mucho más pequeña que el camión todo terreno y su vida cambió para siempre. La caja era de magia y desde aquel día ese niño se convirtió en el mago Radagast. Serendipia: descubrimiento o hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual o por destino, o cuando se está buscando algo distinto. Imposible definir mejor el rumbo que tomó la vida de este bahiense. Así pues denominó su nuevo espectáculo que desde el año pasado llena cuatro funciones semanales.
Lo curioso es que luego de muchos años de dedicación exclusiva a la magia, de recorrer calles primero como artista callejero, luego de viajar por el mundo al ser invitado con su show, a Radagast algo no le terminaba de cerrar. Así, en esa búsqueda incansable descubre que además de la magia le gusta el humor, la música, el baile y el stand up, y desde hace algunas temporadas consigue llenar la sala del Metropolitan. Es conocido por las redes, por tener en Netflix un show unipersonal y por los videos que sube en los que mezcla ingenio, magia y cuestiones relacionadas a su vida cotidiana junto a Biaca, su hija preadolescente que, asegura, es su maestra en la vida. Por eso la platea se nutre de jóvenes –incluso hay funciones con horario trasnoche– con los que tiene un pacto de complicidad y temas conocidos por ambas partes: referencias al espectáculo anterior, a sus posteos o incluso habla de series conocidas por la mayoría. Pero, es hábil e inteligente, no es en vano la cantidad de shows que a lo largo de estos años de trajín tiene encima –no hay mejor escuela para la rapidez en el escenario que los espectáculos callejeros– y sabe conquistar y no dejar a nadie de lado.
Hay música, chistes buenos y efectivos, la magia que se filtra cada vez que puede y hay mucha complicidad con la platea; Rada la juega de perdedor, sabe que es la clave para conquistarla y lo hace bien, con resto y simpatía. La banda que lo acompaña, un bajo, una guitarra y una batería, le hace el juego necesario para que el show tenga más dinamismo y frescura.