Madres está hecha por un equipo completo de mujeres y muestra los perfiles de la mamá con familia numerosa, la obsesiva por el trabajo, la separada y también la embarazada primeriza
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La explosión de emociones, angustias, miedos y anhelos que implica la maternidad son retratados en una nueva obra de teatro en formato de canciones y en clave musical. La ilusión de un mundo ideal para una embarazada primeriza, las formas de criar para una mujer adicta al trabajo que no quiere dar la teta en cualquier momento, la crisis que atraviesa una madre recién separada que tiene que organizar todo con el exmarido y la experiencia de una mamá de cinco hijos que viene a desmitificar el universo idílico que se ha construido en torno a este tema, son los perfiles de personajes que construyen el mundo de Madres, una obra que fue furor en el off-Broadway y que hoy se estrena en el teatro El Picadero, con las actuaciones de Sabrina Garciarena, Paula Kohan, Florencia Otero y Viviana Puerta. Es un musical con libro de Sue Fabisch, canciones de la misma autora y de Johnny Rodgers, que ya lleva más de una década en cartel, en distintas ciudades de los Estados Unidos.
Todo el equipo de este nuevo espectáculo, que incluye la producción de Valentina Berger, de GO Broadway Productions, y Royal Cinema Group, está conformado por mujeres, incluyendo a la directora Josefina Pieres. En medio de una crisis generalizada para la industria del teatro como consecuencia de la pandemia, la vuelta a las salas con un musical se vive como un riesgo y un salto de adrenalina que las artistas están dispuestas a dar. Además, las cuatro actrices también atraviesan la maternidad en distintos estados y etapas y fusionan sus experiencias y sensaciones en una obra que funciona como una catarsis colectiva femenina. Las productoras sostienen que este espectáculo es el Sex and the City de la maternidad.
“Te conmueve volver al teatro. Implica volver a entrenar el cuerpo, reencontrarse con la gente. En mi caso, tengo una beba de cuatro meses y me llena de energía estar trabajando con estas mujeres, justo en esta obra. Siento que puedo aprender de todas. Hay una calidad humana única”, cuenta Paula Kohan, mientras sostiene a su beba Olimpia y participa de la entrevista de la misma manera que estuvo en los ensayos, con su hija cerca.
Sabrina Garciarena, madre de tres hijos (León de 7, Beltrán de 4 y Mía de un año), también se suma a la experiencia de trabajar y maternar al mismo tiempo, en un proyecto que concibe de cerca esta realidad que viven la mayoría de las madres. “Desde el primer llamado, el proyecto fue mágico. Fue todo paulatino. Empezamos a ensayar por Zoom, luego en una sala de ensayo, nos reunimos en algunas casas, una de las fotos de la obra la hicimos con la beba de Paula de un mes. Todas estamos viendo cómo crece su hija. Después llegamos al teatro, que es un espacio mágico. A todas nos agarra en un momento particular este estreno. Mi hija más chiquita todavía toma la teta, la tengo que dejar muchas veces para ir a los ensayos, pero somos mujeres que nos abrazamos, contemplamos todo, se puede parar cualquier situación para atender a un hijo. Es algo que pasa muy pocas veces”, agrega.
Las actrices que protagonizan este musical destacan que si la obra pone el foco en distintos modelos de la maternidad, sin dejar de ver que las madres también son mujeres con una vida propia, ellas también sostuvieron ese lema en las condiciones de trabajo. “Todas podemos empatizar con la otra, transmitimos algo que es parte de la vida, cualquiera de nosotras puede ser cualquiera de las cuatro. Yo me reía y lloraba cuando leía el texto, es algo que no pasa muy seguido”, admite Viviana Puerta.
Madres tuvo un gran recorrido en el off-Broadway ya que se estrenó hace diez años y su autora, Sue Fabish, fue adaptando el texto a medida que cambiaban los planteos sobre la maternidad. En Holanda se estrenó una puesta atravesada por pantallas y se compraron los derechos para 14 países. La versión que se estrena en Buenos Aires se suma a la idea de considerar a la maternidad como una cuestión universal, sin dejar de aportar una identidad más argentina para estas mujeres. “Son cuatro personajes que tienen energías claras y definidas, pero cada actriz construye una madre diferente. Queremos transmitir lo única que puede ser cada madre, que no hay una igual a la otra, que no es posible juzgar una forma de maternar. Son cuatro madres que además son amigas, con lo cual la obra no sólo habla de la maternidad sino que también se refiere a la amistad y esa contención. Son todas sinceras y genuinas en este relato. En mi caso, cuando me ofrecieron la dirección de este proyecto lo primero que quise saber era si podía hacer mi propia versión, si tenía la libertad de cambiar la casa, de pensar en las coreografías con una impronta que fuimos descubriendo con las actrices y así fue”, explica Josefina Pieres, directora del musical.
Florencia Otero, muy acostumbrada al género del musical y a las distintas transformaciones que tuvo en los últimos años, también ofrece su mirada: “No trabajamos con prototipos de madres sino con mujeres que siempre toman algo de la otra, nos complementamos con las experiencias de las demás y así pasa en el teatro y en este grupo de amigas. Tienen energías definidas, pero durante la obra te vas dando cuenta de que todas piensan un poco como la otra. Hay una base en maternar que tiene que ver con el amor, a veces nos cuesta más por presiones externas poder vivirla en plenitud, porque una como mamá no quiere dejar de ser mujer, así que hablamos un poco de eso. Además, hace ya un tiempo largo que en la Argentina los musicales empezaron a tratar otros temas y el foco no es más eso de que todo el barrio se sabe las coreografías y de repente el panadero baila, cuando un minuto atrás era un viejito que andaba con bastón. Madres es una obra de teatro musical en la cual la música aparece como una nueva expresión y un nuevo recurso, como sucede en la vida. A veces alguien nos dice algo y nos acordamos de una canción y nos ponemos a cantar o a bailar”.
En este sentido, este musical forma parte de esa innovación a la que se refiere Florencia Otero: las cuatro actrices son las únicas que aparecen en escena y del diálogo se pasa a la canción como una respuesta lúdica y emotiva a los temas que se plantean durante el espectáculo. “Acá manejamos mucho la ironía, que está presente en nuestros días de una manera muy precisa. Hay tanta tribu de madres, se ha logrado construir algo tan lindo de ese lugar. Me imagino muchos grupos de madres viniendo a ver la obra”, se suma Kohan y la directora agrega: “Es una obra para disfrutar. Tiene ironía, risas y conmueve porque la maternidad es emocionante, pero es una obra para pasarlo bien”.
El foco de este musical está puesto en el entretenimiento, pero no deja de abrir el tablero a temáticas muchas veces reprimidas acerca de la angustia y la incertidumbre en la que se encuentran muchas mujeres cuando son mamás. “Te encontrás con los temas típicos de la maternidad, pero también con un mensaje hermoso. Una se replantea muchas cosas cuando es madre y la obra plantea que nos relajemos y pensemos en el presente. Un poco esa frase que todos odiamos acerca de que hay que disfrutarlos porque pasa rápido, que, por cierto, es real. Hay canciones que son muy liberadoras y pegadizas. Una, por ejemplo, habla de tomar la decisión de un día no hacer nada. No levantarse de la cama. Se refiere un poco al trabajo invisible y permanente que hacen las madres”, cuenta Garciarena.
Por su parte, Paula Kohan en pleno proceso de experimentar la maternidad reciente con su beba en brazos, se suma a la idea de una catarsis colectiva sobre todo lo que implica ser madre: “Yo parí un sábado y el lunes estaba trabajando desde casa. En un ensayo, Sabri me dijo: “Esa nena está feliz con su mamá, porque está sonriendo”. Me hizo bien escucharlo, porque para mí es así, cuando trabajo estoy en mi eje y me hace bien y se lo transmito a mi hija. A otras madres les hace bien quedarse en la casa pegaditas al bebé y también está muy bien. Esta obra es liberadora porque no hay forma de no empatizar . Es una apertura a poder decir lo que queramos decir y sentirnos protegidas también”.
Bien vestidas
Una de las particularidades de Madres es que cada actriz tiene su propio diseñador de vestuario. “Nos queremos mostrar bonitas. Somos madres pero nos importa vernos bien y hay un diseñador para cada una que piensa en una imagen específica”, cuenta Garciarena. En su caso, que el personaje está embarazada de nueve meses, la viste Natalia Antolin. El personaje de Viviana Puerta, una madre de cinco hijos, es vestido por Guevara Ocampo. “Tiene un look cómodo, pero ella sale a la calle con lo más lindo que encontró”, dice. A la adicta al trabajo que interpreta Paula Kohan la viste Cynthia Martos; y por último, Gabriela Capucci es la diseñadora del personaje de Otero, que incluye un saco de Benito Fernández, para terminar de crear a esta madre canchera, casual, pero con detalles especiales. Todo el vestuario está pensado para que genere una identificación con diferentes perfiles de mujeres argentinas.
Para agendar
Madres
Viernes, sábados y domingos, a las 20.
Teatro Picadero, Pje. Enrique Santos Discépolo 1857.
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