El señor de las 8920 butacas
El festejo será con la inauguración del Bristol, en Mar del Plata, y con la remodelación de dos salas
La tradición indica que cada cinco temporadas, para su cumpleaños, Carlos Rottemberg, el señor de los teatros, da señales de un nuevo emprendimiento. Esa parece ser su manía, su vocación, su apuesta.
Esta vez, el 11 de abril no cortó la cinta en medio de una noche glamorosa, como sucedió hace 10 temporadas cuando abrió el Multiteatro. Se tuvo que conformar con el acto simbólico de (¿martillo en mano?) romper las paredes del Lido y el Neptuno, dos salas de Mar del Plata, e iniciar así el proceso de reconstrucción de los dos teatros que incluirá la construcción de otro nuevo.
En realidad, su idea original era volver a darle vida al Argentino, ex teatro del centro porteño, pero como la aprobación de los planos se demoró tomó otro rumbo. "Cuando el año pasado ustedes escribieron que daba de baja al proyecto del Argentino, me llamó al otro día Spadone para ofrecerme hacer algo en Mar del Plata". Ese "algo" en cuestión fue la compra del Lido y el Neptuno en donde la última temporada programó Más respeto que soy tu madre y Baraka .
Sigue él: "Me atraía la puesta en valor de esas dos salas y rescatar el Astral que, desde hace 23 años, no existía. En eso estoy. Pero no se va llamar Astral ya que Julio Gallo [dueño del Astral de Buenos Aires] me llamó para pedirme que le cambie el nombre para no confundir a la gente. Y como Julio es un amigo, le pondré Bristol porque me parece un nombre muy apropiado para Mar del Plata".
-¿Cuánto te salió todo esto?
-Me costó las dos últimas temporadas enteras y las próximas dos. Necesitás cinco años y obras como Piaf, Art o Gasalla para nutrir la cuenta bancaria y poder hacer teatros. Si programás más o menos bien, las cuentas te dan, salvo que te agarre una gripe A, como sucedió el año pasado. El día que no logre meter en cinco años un éxito voy a estar en problemas...
En su oficina tiene una foto de un ladrillo que le regaló un amigo fotógrafo. Parece ser la síntesis perfecta de quien, a fin de año, llegará a tener 7 teatros y 13 salas para programar. "En teatro uno de los misterios es ser ordenado", dice. ¿Cómo se ordena algo que incluye el imponderable del éxito o del fracaso? "Diría que con oficio -contesta, con oficio, el señor que comenzó su historia hace 35 años-. Esa pregunta me la hice tantas veces... Cuando el primer año hice Equus pensé que cada dos años podía construir un teatro, tardé 10 minutos en tener un fracaso y me di cuenta que había un tema de promedios. En estos últimos años lo que sí se está manteniendo son los promedios de éxitos y fracasos. Quiero decir: 3 obras me funcionan muy bien; 3, más o menos; y 6, patinan. Las 6 que patinan, por suerte, terminan rápido. No hay que estirar los fracasos, no le sirve a nadie".
-¿Cuánto dura un fracaso?
-Me gusta ser pragmático en las respuestas. Cuando se estrenó El televidente, en el Multiteatro, a los 40 minutos, en medio del estreno, me vine a la oficina para llamar a Soledad Silveyra y proponerle hacer Made in Lanús 40 días después porque El televidente no tenía arreglo. A las 48 horas Rodolfo Ranni, que era el protagonista, se fue dejando la sala vacía.
Así de pragmático y expeditivo es él. "Yo tengo que preservar al artista que no quiere quedarse con la sala vacía. Ahora mismo a Federico Luppi no puedo decirle que se quede. No creo en la intelectualización de los motivos de un éxito o un fracaso. No me pongo a pensar por qué Brujas sigue siendo un éxito", apunta sin falsas posturas porque Carlos -tómalo o déjalo- es un tipo que va al grano.
-En estos 35 años de profesión como productor y dueño de teatros, ¿qué se te fue ordenando?
-Mi discurso, aunque implique persistir en el error, ha sido siempre igual. La otra vez leí la primera nota que me hicieron hace 25 años y me di cuenta que sigo pensando lo mismo. En ese aspecto, creo que estaba bastante ordenado en la idea de dar pasos firmes. En 35 años no recuerdo haber hecho una locura que no me deje dormir.
-Cambió, sí, la actividad porque hace 35 años vos no hubieras pensando en hacer varias salas en un mismo teatro, como hiciste en el Multiteatro .
-No, claro, en ese sentido sí. El otro día tuve una experiencia dramática que sirve para ejemplificar cómo han cambiado las cosas.
La anécdota es más o menos así. El señor de los teatros estaba en hall del Gran Rex esperando ver una obra. Una señora, acompañada de su hijo adolescente, lo reconoció y le preguntó: "Dígame, mi nene quiere ser famoso, ¿cómo tiene que hacer?". El tuvo una respuesta dura y rápida: "Lo mejor es que cruce la avenida cuando arrancan todos los coches y mañana sale en todos los diarios". Hubo silencio. Sigue él: "Sí, estuve grosero y le pedí disculpas. Es que tuve tanta bronca... ¿Ves?, éso cambió. Antes te preguntaban por el mejor profesor de teatro o por una escuela. Hoy la madre dice que el chico, quien no abrió la boca, quiere ser famoso. Ese comentario es una radiografía perfecta del momento que vivimos. Eso hace morir de vuelta a Alejandra Boero o que Agustín Alezzo no tenga razón de ser".
Quizá, para no quedarse con el sabor amargo de esa contundente postal, trae otra foto de la realidad: "En Buenos Aires, lo que más hay no es justamente lo peor del teatro. Con ver qué es lo que anduvo mejor durante 2009 te vas a sorprender de que tantas cosas mediáticas no existan entre las obras que más público convocaron. Agosto, Piaf, Gorda, Más respeto que soy tu madre, Baraka son los espectáculos que mejor funcionaron el año pasado. Y la semana pasada fueron Gasalla, Agosto, Art, Fuerzabruta y Un Dios salvaje ".
Volvamos al principio. A su cumpleaños. A las tres salas nuevas en Mar del Plata. A su festejo de 35 años en la actividad. A la construcción del Bristol. Ahora bien, cuando se le pregunta con qué espectáculos abrirá las tres salas, Carlos Rottemberg tiene una de sus típicas salidas: del cajón de su escritorio saca una cartón en el cual, como si fuera un ama de casa que anota las cosas para comprar en el súper, tiene apuntadas sus dudas. Lee en voz alta: "ver cómo funciona lo de Alcón y Francella cuyo estreno se pasó para julio, ver si hacemos segundo año de Gasalla en Mar del Plata y seguir de cerca cómo va en Buenos Aires, ver si Bravísima es el nuevo éxito de Carmen Barbieri, analizar si Brujas vuelve a Mar del Plata, Martín Bossi está haciendo un éxito en Buenos Aires y quiere ir a Mar del Plata (¿podrá ser?) y estudiar definitivamente si Mirtha Legrand acepta sí o no la temporada en Mar del Plata que todos los años amenaza con hacer pero que, a esta altura del año, dice que no. Con todo esto me voy a dormir sin saber qué hacer".
Sus 8290 butacas esperan que el señor de los teatros se decida (¿podrá dormir bien?).
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