El regreso del Cirque du Soleil a la Argentina: cómo se instaló la carpa de su nuevo show, Bazzar
Luego de cinco años de ausencia presentará su próximo espectáculo en un predio de Costanera Sur. Ayer, LA NACION asistió al emplazamiento de su carpa principal y habló con los hacedores del retorno de la compañía
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En cada ciudad del mundo donde se presenta el Cirque du Soleil se repite la misma ceremonia: el levantamiento y armado de la carpa circense en presencia de la prensa local. El turno de Buenos Aires fue ayer, al mediodía, en el predio ubicado en Costanera Sur (donde alguna vez se proyectó la Ciudad Deportiva de Boca Juniors), en el que la prestigiosa compañía canadiense ofrecerá su nuevo espectáculo Bazzar, del 23 de junio al 30 de julio, en funciones de martes a domingos. Del evento participaron 90 técnicos, 50 pertenecientes a la compañía y 40 suministrados por la productora local: Fénix Entertainment. Según el jefe de seguridad del operativo, el paulista Caio Praceres, el izado de la carpa podría resolverse en sólo 15 minutos, pero termina demandando casi una hora “porque en los containers donde es trasladada de país en país se ensucia y hay que ir limpiándola por dentro, tramo a tramo, a medida que la van levantando”. A ese primer paso le continúa otro, de media hora: el de poner en pie los parantes que sostendrán la carpa. Si a eso se le agregan los controles de seguridad previos (la colocación de los cascos y los chalecos de seguridad fluorescentes en los concurrentes), todo el proceso dura dos horas.
La carpa con todos sus accesorios (más todos los elementos propios del show) arribó al puerto de la ciudad en 82 containers. Pesa 13 toneladas, tiene un diámetro de 52 metros y una altura de 17 metros o de 25 si se contemplan los mástiles. Su instalación total (no sólo su izado) requiere una semana de trabajo continuo mientras que desmontarla sólo tres días. Una vez completado el armado general, con el piso y las butacas reglamentarias, la gran carpa del Cirque du Soleil puede albergar a 2672 espectadores. A su alrededor luego se levantan otras cuatro carpas, de dimensiones mucho más chicas: una destinada al elenco artístico, otra al personal técnico, una tercera denominada “De concesiones” (porque en ella están los puestos de comidas y bebidas, valuados en medio millón de dólares cada uno, según Praceres) y una cuarta titulada Tapis Rouge (a la que acceden sólo los clientes vip, luego de pagar $72.000 por platea).
Todo el operativo de ayer fue vivido con mucha ansiedad y emoción, dado que hacía cinco años que el Cirque du Soleil no pisaba suelo argentino (la última vez fue en 2018, con Amaluna, en ese mismo predio), de ahí los aplausos que se suscitaron en cuanto concluyó el levantamiento de la carpa principal. Para ver ensayar a sus artistas en el escenario habrá que esperar una semana más, ya que arribarán al país recién el 19, con vistas a estrenar el viernes 23, en una función destinada mayormente a los medios de prensa. La única artista (de un total de 35, de 24 nacionalidades distintas) que ya se encuentra en Buenos Aires es la argentina Josefina Oriozabala (que participó del programa “Bailando por un sueño”, primero en 2016 formando pareja con el líder del grupo Marama, Agustín Casanova, y luego en 2021 con el influencer Lizardo Ponce), que realiza un arriesgado número de air suspension.
Bazzar se anuncia como “la vuelta del Circo a sus orígenes”. Durante sus presentaciones en Buenos Aires el Cirque du Soleil cumplirá sus 39 años de existencia (concretamente el 16 de junio) y también celebrará la función número 500 de Bazzar, a comienzos de julio. Cabe recordar que la empresa canadiense estuvo a punto de quebrar por los embates de la pandemia hasta que el gobierno de Quebec, la provincia de la cual es oriunda, adquirió una parte de ella y logró sacarla a flote y devolverla al mapa mundial. La turné de Bazzar por Latinoamérica es una prueba de ello. Hoy, sumando los espectáculos en modalidad residencia (como los de Las Vegas, que ocupan un espacio fijo y permanente en los auditorios de diversos hoteles) y los que rotan a través de giras internacionales, el Cirque du Soleil tiene 12 shows en actividad. De todos ellos el público argentino ha podido disfrutar hasta ahora de siete creaciones originales (Saltimbanco en 2006, Alegria en 2008, Quidam en 2010, Varekai en 2012, Corteo en 2014, Ovo en 2016 y Amaluna en 2018) y de una concebida en coproducción con la empresa local Pop Art Music, el tributo a Soda Stereo titulado Séptimo Día, en 2017 . En breve, está dicho, tendrá oportunidad de disfrutar de uno más: Bazzar. Este show tuvo su comienzo en el 2019 en la India, luego pasó por el Líbano y Arabia Saudita, entre otros lugares. Pandemia mediante, volvió a retomar su camino en 2022, con temporadas en San Pablo, Río de Janeiro, Santiago de Chile y Bogotá, donde se presentó últimamente. Buenos Aires será la parada número 16 del espectáculo.
En diálogo con LA NACION, el director de operaciones (COO) y chief marketing officer (CMO) de Fénix Entertainment Sebastián Bulgheroni (quien tuvo la oportunidad de ver en vivo el espectáculo cuando se presentó en Santiago de Chile) adelantó que “Bazzar es un show para toda la familia, ya que es alegre, espontáneo y sorprendente. Tiene mucha energía y destreza acrobática, y la música y los bailes en vivo terminan de redondear una propuesta muy ecléctica. Se trata de un grupo de acróbatas, bailarines y músicos, conducido por un maestro, que tiene por objetivo dar forma a un universo extravagante y único. Es una oda a la creatividad que busca volver a los orígenes del circo, al Cirque du Soleil de 1985″. A diferencia de los últimos espectáculos de la compañía, Bazzar no cuenta una historia: simplemente retrata un bazar tradicional en el que convergen diversos personajes, a cual más extravagante, con distintos talentos. La sencillez de la propuesta (no exenta del altísimo nivel artístico de siempre) abarcaría a un público mayor que el de costumbre, incluyendo, en principio, a los niños más pequeños. Como el cuadro más impactante de Bazzar todos señalan al que incluye un acto de Mallakhamb, un deporte tradicional de la India que involucra a un gimnasta realizando posturas aéreas de yoga y agarres de lucha junto a un poste de madera colgante.
Este emprendimiento marca un paso hacia adelante en la diversificación de intereses y negocios de Fénix Entertainment, una productora asociada históricamente con la organización de conciertos. “Hoy por hoy Fénix tiene dos unidades de negocios diferenciadas: por un lado Live Shows, con la realización de recitales y por el otro, Parques, ya que tenemos el Parque De la Costa, Aquafan y Mundo GEA (dentro del Ecoparque de la ciudad de Buenos Aires). Pero hace un tiempo empezamos la diversificación y agregamos propuestas ancladas en Deportes, luego en gaming y ahora también el Cirque du Soleil. En este sentido nos interesa traer productos originales de la licencia, dentro de los rotativos. Hace un año que estábamos atrás de Bazzar, pero el asunto se reactivó recién cuando concluyó la pandemia”, contó Bulgheroni. A la hora de especificar la cifra millonaria que habría costado el contrato con el Cirque du Soleil, el ejecutivo prefirió usar un eufemismo: “La necesaria, la que valió la pena para volver a traer a la Argentina un espectáculo de primer nivel, de primer mundo, del que todo el mundo saldrá contento, lo recomendará y después querrá regresar a ver el próximo”. ¿Eso significa que Fénix Entertainment ya se plantea traer el siguiente espectáculo del Cirque du Soleil? “Desde ya, Bazzar no será el único ni el último show de la compañía que traeremos”, concluyó Bulgheroni.
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