El regreso de Fuerza Bruta: llegan a Obras con Wayra y con todos los clásicos de la compañía teatral más rockera
El martes inicia su nueva temporada Wayra, propuesta dirigida por Diqui James con música de Gaby Kerpel que pasó 58 ciudades de 34 países y fue vista por unas 6 millones de espectadores
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En la historia del amplio mundillo del espectáculo local, han sido pocos los colectivos artísticos que lograron una real inserción en el mercado a escala global. Desde esa perspectiva, la compañía Fuerza Bruta representa todo un hito en lo que se refiere a su proyección internacional. La página oficial de este grupo fundado por el actor y director Diqui James y el músico y compositor Gaby Kerpel tiene algo de una especie de TEG, aquel Plan Táctico y Estratégico de Guerra pensado como juego de mesa. En este caso, desde 2005, este plan tácito y estratégico al servicio del asombro ha logrado números impresionantes: a lo largo de estos años se presentó en 58 ciudades de 34 países. En algo así como 5800 presentaciones este performance inmersiva, frenética con momentos hipnóticos fue vista por más de 6 millones de espectadores.
Con la pandemia, la gran maquinaria de esta productora se tuvo que mandar a guardar. En marzo de 2020 tenían 12 sets desparramados por tres ciudades de diversos continentes. Cada uno de ellos estaba compuesto por tres contenedores con todos los elementos fundamentales para hacer el show. Uno había quedado en Hong Kong, luego de hacer temporada en dos ciudades de Asia. Otro, en Rotterdam, luego de unas funciones en Países Bajos. Una vez llegada la pandemia, la gran mayoría de las piezas de este rompecabezas terminaron en un depósito de Pilar. Ahora mismo, este universo caótico que incluye cables, sogas de todo tipo, luces estroboscópicas, consolas, maquinarias de humo y de viento, estructuras metálicas móviles, un gran depósito de agua, arneses, parrillas de luces, telones gigantes y grandes ventiladores está volviendo a recuperar sus formas para la función de este martes de Wayra en el mítico Estadio Obras, en donde se presentarán por cuatro semanas con entradas a un valor que arranca en los 3.100 pesos. Será el volver a vivir de este grupo creativo que se prepara para esta nueva temporada en Buenos Aires mientras ajusta detalles para la versión de la misma propuesta que se presentará en días en Seúl, Corea, a casi 20 mil kilómetros de toda esta gente que está volviendo a ordenar estas fichas siguiendo una planificada hoja de ruta no exenta de nervios, de felicidad por retomar la ruta.
“El gran desafío fue volver a armar el equipo. Nos juntamos hace unas dos semanas y fue muy emotivo. Pensá que hay gente que trabaja con nosotros hace muchos años haciendo algo que nos gusta a todos, es así de simple”, apunta Fabio D’Aquila, un histórico de esta historia en pleno montaje en Obras. El estadio tiene inevitables referencias al rock, pero también remite a la propia deriva del equipo creativo de Fuerza bruta. En 1992, en este mismo lugar, se presentó por primera vez en Buenos Aires el grupo Mano Negra, liderado por Manu Chao. Aquella mítica presentación que vieron muy pocos (Obras estuvo casi vacío) fue en el contexto de Cargo 92, una impresionante propuesta artística organizada por el gobierno francés. Esa movida incluyó un impactante desfile por la Avenida 9 de Julio a cargo de la compañía Royal de Luxe, colectivo de fuerte influencia en el grupo argentino. Y acá mismo, los catalanes de La Fura del Baus, otro grupo de referencia para los integrantes de Fuerza Bruta, presentaron dos montajes.
Para no perderse en el camino de esta gran fábrica de ficción con público en vivo habría que reparar en el árbol genealógico de Fuerza bruta. En el principio de los principios, noche de Cemento de 1986, los integrantes de La Organización Negra estrenaron UORC. Diqui James era uno de sus performers y la música era de Gaby Kerpel, el compositor y director musical de Fuerza bruta. En UORC, montaje de culto para la época, la influencia de La Fura dels Baus era evidente. Disuelto el grupo, nació De la Guarda que presentó dos trabajos: Villa Villa, éxito mundial estrenado en el Centro Cultural Recoleta, en 1995; y Doma, propuesta que no pasó a la historia (cosas que pasan).
En 2005, se presentó en sociedad el grupo Fuerza bruta con la obra del mismo nombre en un espacio que armaron detrás de la Facultad de Derecho. La partida de nacimiento de este nuevo colectivo implicó también un partida de defunción: “A partir de este momento deja de existir De la Guarda como equipo creativo”, decía el programa de mano. La crítica de LA NACION firmada por quien escribe esto mismo, afirmaba que “Fuerza Bruta tiene todos los elementos para transformarse en un show que dejará sus huellas”. Lo cual, en perspectiva, no es ninguna genialidad haber escrito aquello porque ya La Organización Negra y De la Guarda, cada uno a su manera, habían marcado un profunda huella en el mapa de la artes escénicas más experimentales y, al mismo tiempo, habían logrado una fuerte repercusión internacional. Ya como grupo consolidado, Fuerza Bruta fue el encargo de dar forma al Desfile del Bicentenario, un montaje basado en un hecho histórico que a su vez hizo historia y que a su manera revistaba aquella propuesta de los franceses de La Royal de Luxe.
En 2015, el grupo presentó Fuerza Bruta. Al sumarle nuevas escenas, pasó a llamarse Wayra. Bajo ese nombre hizo 9 funciones en Luna Park; y, luego en el Cultural Recoleta. “Una banda presenta un nuevo disco pero sigue tocando los temas anteriores, esto es algo así. Nuestro hit es el pibe que corre, la escena de la pileta…; esos hitazos siempre están y luego vamos probando cosas también según el espacio”, reconoce Fabio D’Aquila.
Se llame como se llamare (en otras países hasta adquiere otra denominación), la maquinaria funciona. O, por lo menos, es lo que está tratando ahora de coordinar Alejandro García. Para que este delirio fantástico tome vuelo en Obras, cuentan que tuvieron que verificar el techo del estadio y realizar un apuntalamiento de la estructura para que pueda soportar la carga. De hecho, cada punto de sostén de pileta con su piso de mayler transparente sobre la que se mueven los performers está preparada para soportar 2 mil kilos. Durante las funciones, esa inmensa pileta se desplaza desde una de la plateas hacia el sector central del espacio escénico que, como yapa, baja hasta unos dos metros del piso para tomar contacto con las manos del público. Esa escena es, decididamente, uno de los hitazos de Wayra.
El sábado hicieron el primer ensayo artístico. Estuvo el team local y el que, en pocos días, partirá hacia Seúl. La gran maquinaria de Fuerza bruta recupera así su movimiento después de la pandemia. Previo a ella, cuando se presentaron en Japón, sumaron a performers locales. En Nueva York, estuvieron 8 años y fueron vistos por 900.000 personas (entre ellos Madonna e infinidad de celebrities convertidos en fanáticos). Primero, fue con elenco argentino y, luego, extranjero. “Afortunadamente, para los jóvenes, el espectáculo ofrece una abundancia de deslumbrantes placeres teatrales y sensoriales”, dijo el crítico de diario New York Post. En Londres, los programaron para la reapertura del mítico Roundhouse, en donde se presentó The Doors, en 1968. El espacio había estado cerrado por reformas. Fue justamente Villa Villa. En todo este tiempo, visitaron 58 ciudades de 34 países.
Ahora, en Obras, la maquinaria de lo fantástico vuelve a entrar en movimiento. Serán, dicen por 4 semanas. Pero, en verdad, eso siempre lo definirá el público. Mientras tanto, todo está listo para que en Seúl, Miami y, seguramente, Mendoza. Fuerza Bruta vuelva a volar y vuelva a hacerle volar la cabeza a su público que, durante 80 minutos, son también los protagonistas es este entramado sensorial. La leyenda de continúa.
Wayra, de Fuerza Bruta. Estadio Obras: Av. del Libertador 7395. Funciones de martes a domingos. Entradas desde 3.100 pesos.
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