El mundo de Arlt en un cabaret
El espectáculo, que dirige Claudio Tolcachir, se desarrolla en una vieja casa de Boedo
En Boedo 640 comenzó a funcionar un cabaret cuyo nombre es Jamón del Diablo. Ingresar en él no es tarea sencilla, su acceso tiene mucho de clandestino, si se quiere. El timbre 4 posibilitará anunciarse. Alguien abrirá la puerta y luego de caminar por un largo pasillo, al fondo, asomará un espacio un tanto sombrío, pero cargado de cierta magia.
En ese lugar, a partir de hoy, se presentará los viernes, a las 21 y 23.30; y los sábados, a las 23.30, "Jamón del Diablo" -así se llama también el espectáculo-. La experiencia cuenta con dirección de Claudio Tolcachir y un elenco integrado por Diego Faturos, Carolina Dubois, Martín Urbaneja, Melisa Hermida, Hernán Crespo, Paula Bustos Brea, Ana Scannapieco, Inda Lavalle, Haidee Ortubia y Lautaro Perotti.
Desde hace varios meses, Tolcachir viene repartiendo su actividad entre las funciones de "De rigurosa etiqueta", de Norma Aleandro, en el Payró, donde integra el elenco, sus clases en Andamio 90 y este nuevo proyecto que le posibilita no sólo redescubrir un ámbito que tenía en su propia casa, sino que además lo ayuda a consolidar su labor como director teatral.
"Jamón del Diablo" es un proyecto que parte de "300 millones", la pieza de Roberto Arlt. "La idea -cuenta el actor y director- es poner en escena la historia de esa sirvienta que fantasea, pero en un espacio distinto. Ya no está dentro de su pequeña habitación, sino en un cabaret. Cuando el espectador ingrese en el lugar será recibido por la madama, aparecerán las coristas y también una moza que servirá vino. Ella casi no forma parte del mundo de los otros personajes, está como afuera de esa marginalidad. En algún momento comienza a fantasear y transforma a los habitué del lugar. Y como en la pieza de Arlt los mismos sueños con los que ella trata de volar, de evadirse o de vivir una aventura, se le van oscureciendo, volviéndose amargos."
La obra está cruzada además con el folletín, la fotonovela y con músicas de lo más variadas. Sonarán tangos del 30, ciertos boleros reconocibles y hasta algunos tangos versionados al jazz.
-¿Por qué elegiste el mundo del cabaret para contar esta historia?
-El cabaret tiene el humor oscuro y decadente de Roberto Arlt. El cuenta las cosas más amargas y patéticas desde el humor, desde el cinismo, y todo eso tiene este cabaret. Sus personajes son seres exitosos en ese ámbito. Uno sabe que afuera son fracasados y no tienen brillo. Su pequeño Hollywood está allí dentro, en ese espacio de Boedo, que les posibilita tener ilusiones.
-¿Cómo surge el nombre del espectáculo?
-La muerte, en la obra de Roberto Arlt, le dice a la sirvienta que debe comer jamón del diablo porque eso le posibilitaría disfrutar. El cabaret se llama así porque el jamón del diablo es una especie de goce, de agasajo que hay que darse para poder vivir mejor.
Claudio Tolcachir dice que necesita actuar, que lo dirijan, si es posible creadores muy distintos. "Me interesa poder descubrirme como un instrumento y trabajar con distintas voces, distintas inteligencias o posturas. También eso me va cargando como director. Así me voy formando."
Y eso es seguramente lo que traslada a esta nueva puesta que lo muestra en un proceso muy diferenciado de otras -antes ha dirigido textos de Mauricio Kartun y Jean Anouilh-. "Este trabajo me posibilitó -acota el joven actor y director- realizar un trabajo fuerte de dramaturgia, sin darme cuenta. Tomé la obra porque me gustaba y se fue uniendo con otras ideas. Siento que, como director, ese texto me posibilitó proyectar mis ideas verdaderas."