El misterio de los restos de Calderón de la Barca, una historia fantástica que podría ser develada en estos días
El escritor y dramaturgo Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid en 1600. Tuvo una vida ajetreada. El autor de La vida es sueño y figura clave del Siglo de Oro falleció a los 81 años. En perspectiva, hay que reconocer el intenso trajín no culminó con su muerte. De hecho, la urna funeraria con sus restos deambuló por seis lugares diferentes hasta terminar en la capilla Nuestra Señora de los Dolores, de la calle de San Bernardo, en Madrid. Durante la Guerra Civil, cuando milicianos quemaron numerosos templos de la ciudad, la caja en la que estaban depositados sus restos fue escondida en una pared del templo. Nadie sabe cuál.
A 339 años de su fallecimiento, esa caja está siendo buscada por un equipo interdisciplinario. Participan de la tarea expertos de todo tipo que incluyen a genetistas, arqueólogos e historiadores. El manejo del georradar estará a cargo del experto Luis Avial, quien ya participó en la búsqueda de los restos de Miguel de Cervantes, hallados en la iglesia de las Trinitarias de la capital española. La tarea, parece, no será fácil. Hay que sumarle un "detalle": de encontrar algo, para comprobar si los restos hallados pertenecen a este figura emblemática del barroco español, deberán ser cotejados con el ADN proveniente del metacarpo de la mano derecha de Calderón de la Barca. Desde 1923 ese hueso está guardado y catalogado en Barcelona, a mas de 600 kilómetros de la capital española. El enigma, así parece, está por resolverse en estos días.
Claro que llegar a este punto de esta investigación con toques de lo fantástico no ha sido una tarea fácil. Como se consignaba en una nota de LA NACION, implicó, por lo pronto, llegar a un acuerdo entre la Comunidad de Madrid y el gobierno central, encarnado en dos fuerzas políticasopositoras. Ángeles Varela Olea, titular de Literatura Española en la Universidad CEU San Pablo e integrante del equipo de investigadores, decía por entonces: "No podemos seguir diciendo que están desaparecidos y no hacer nada al respecto. No podemos no buscarlos, aunque sea para ponerle fin a este incógnita". El enigma supuestamente se iba a develar en julio, pero no sucedió.
El otro "detalle" de la pandemia aportó lo suyo y demoró unos meses este thriller que no para de acumular datos previamente ocultos. Dado que la pesquisa se desarrolla en una iglesia, para encontrar a Calderón también hubo que contar con la anuencia del capellán de la Congregación San Pedro Apóstol de Presbíteros Seculares Naturales de Madrid, de quien depende la capilla. A ellos, el escritor les dejó todos sus bienes materiales. Jesús Folgado es el representante de esta congregación. "Nuestro deber es poner en valor su figura. Nos sentimos deudores", afirmó a la prensa. Por eso mismo, la comunidad religiosa, dueña del templo en donde estarían los restos de Calderón dio el visto bueno a la búsqueda de los restos, que fueron puestos a resguardo durante la Guerra Civil. Luego, el templo ardió durante dos días consecutivos.
En la prehistoria de esta larga historia, los restos de Calderón fueron a parar a esta iglesia en 1902. Según los relatos de los testigos de la época, la urna se colocó en una arqueta de caoba y cristal, sobre una pilastra de mármol. Había una lápida. Pero cuando estalló la Guerra Civil y los milicianos quemaron templos de la ciudad, un sacerdote decidió esconderla. A principio de los años 70, en su lecho de muerte, el sacerdote confesó los restos no estaban ya en la arqueta de mármol y que había escondido el nicho en la pared. "Cuando me ponga mejor le indicaré el lugar donde se colocaron", dijo. Como es de imaginar, nunca se puso mejor y el paradero actual de la urna es un misterio.
Casi cuatro décadas después de la muerte del sacerdote, los 800 metros cuadrados que componen la capilla, sin contar sus sótanos, están siendo escaneados apelando a fotografía infrarroja, termografías y georradares. Empezaron por la capilla, lo cual parece ser lo más lógico. Pero en todo este entramado, lo lógico parece no aplicar del todo. De hecho, de aparecer "algo", aquello que se encuentre deberá ser cruzado con los restos de Calderón que están en Barcelona. La historia de esta otra larga historia cuenta que alguien se lo quitó en 1840 en una de las tantas mudanzas que tuvieron sus restos.
El que se quedó con el dedo se lo entregó al cardenal Antolín Monescillo, que coleccionaba reliquias. Y el cardenal, por motivos desconocidos, le entregó la falange al Institut del Teatre de Barcelona. La extraña reliquia calderoniana está ahora en el Museu de les Arts Escèniques, que depende la Institución. Está registrado con el número 200633 e incluido dentro de la categoría de "objetos". En un estudio titulado "Fetiches o reliquias teatrales: el dedo de Calderón de la Barca" da cuenta que «la reliquia se recoge dentro de un marco de madera. En la parte superior contiene una pequeña vitrina en la que está depositado el hueso; en el centro, un grabado en papel con el retrato de Calderón de la Barca; al pie del marco la certificación ante notario de la autenticidad del resto exhumado en el año 1840».
El enigma del paradero de los restos de Pedro Calderón de la Barca no es único en España. Tampoco se conoce el destino final de muchos de los más grandes artistas de la historia del país, como Diego Velázquez, Lope de Vega o Federico García Lorca. Ahora, el enigma depende de expertos y de la tecnología de punta. Todo esto sucede ante la mirada de Jesús Arribas, el párroco de la iglesia. "Quiera Dios que esté. Nos vendría bien a la parroquia y a Madrid también", se esperanzaba el sacerdote en un informe del diario El País.
La producción dramática de Calderón consta de 110 obras y 80 autos sacramentales, loas y entremeses. En Buenos Aires, la primera versión de La vida es sueño se representó en 1747, a cargo de un grupo de actores españoles. Una de las últimas fue hace una década cuando se presentó en el Teatro San Martín con Joaquín Furriel y Muriel Santa Ana con puesta del catalán Calixto Bieito. En perspectiva, a esa enorme producción dramática habría que sumar esta historia con elementos de lo fantástico.
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