Luego del éxito en el Luna Park, al finalizar la función de mañana en el Radio City, la obra de Cibrián y Mahler habrá sido vista por 6.825 espectadores; los rumores señalan que Paola Krum podría sumarse al elenco
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Luego del éxito en el Luna Park, el comienzo de la gira despedida del famoso musical Drácula por el interior del país no podría haber empezado mejor. El jueves pasado, sin haber realizado aún la primera de las cinco funciones programadas para este fin de semana largo en el teatro Radio City de Mar del Plata (el más grande de los privados), ya se habían agotado todas las entradas. Es decir que al finalizar la última función estipulada para mañana domingo, Drácula habrá sido visto por 6.825 espectadores, un récord que ese teatro y La Ciudad Feliz no consiguen desde hace décadas.
Es cierto que este fenómeno se inscribe en una Semana Santa exitosísima para todos los espectáculos que han decidido presentarse en la localidad balnearia, y que seguramente el lunes –cuando se conozcan las cifras de espectadores de cada uno de ellos– todos resultarán vencedores, mucho más si se compararan estos números con los de la reciente temporada veraniega, que fueron en su mayoría exiguos. Pero por el valor de las entradas de Drácula –alto por tratarse de una ocasión única, la de ver por última vez al musical que hizo escuela en la materia– ya está claro que serán los “ganadores”, tanto en espectadores como en recaudación, de la contienda teatral.
Este notable triunfo en Mar del Plata se suma a la arrolladora convocatoria que el espectáculo tuvo los dos fines de semana pasados en el estadio de Bouchard y Corrientes. En las cuatro primeras funciones, programadas entre el 1° y el 3 de abril, Drácula fue visto por 12.800 espectadores; mientras que en la siguientes cinco, llevadas a cabo entre el 8 y el 10 (que incluyó una en el insólito horario de las 15.30) la cifra tuvo un gran upgrade, alcanzando los 20.300 espectadores. Para conmensurar el suceso, se podría decir que esos 33.100 espectadores superan a los de una temporada completa de una obra de la avenida Corrientes.
Aunque Drácula tiene programada una extensísima gira por todo el país (y también por países limítrofes), con fechas inamovibles, el productor del espectáculo Leo Cifelli aseguró a LA NACION que el musical regresará a Mar del Plata antes de la despedida absoluta –que será la segunda semana de octubre en el estadio capitalino Movistar Arena–, para satisfacer la demanda del público local que este fin de semana se quedó sin localidades. Será una excepción que, seguramente, se repetirá en otras plazas, donde las entradas también se encuentran agotadas o a punto de alcanzar ese estado. Por eso es casi un hecho que todo el mes de septiembre, que iba a ser destinado al descanso de los intérpretes y a preparar la adaptación de la puesta para el final del periplo en el estadio de Villa Crespo, deba ser ocupado con funciones extras a lo largo y ancho del país. Sin fechas confirmadas aún, a Mar del Plata Drácula volvería en julio o agosto y a Bahía Blanca –otra plaza donde volaron las entradas en cuanto se pusieron a la venta– retornaría en septiembre.
A diferencia de la versión ofrecida en el Luna Park, donde el escenario era ocupado por 50 actores, y la música era ejecutada por una orquesta de 30 músicos distribuida al comienzo de las plateas, el Drácula de gira presenta un elenco reducido a la mitad y el acompañamiento musical se encuentra grabado. Aún así, se trata de unasúper producción muy difícil de movilizar por todo el país, y muy arriesgada en términos económicos en medio de la actual escalada inflacionaria. De los actores protagónicos de la versión del Luna Park continúan de gira Juan Rodó, Cecilia Milone (como el conde de Transilvania y su objeto de amor, Mina), dos históricos del espectáculo, que justamente lo estrenaron el 29 de agosto de 1991; y Mariano Taccagni (como Jonathan).
Es sabido que los dos padres de la criatura –o más académicamente, los creadores de Drácula– son Pepe Cibrián Campoy y Ángel Mahler, autores de libro y de las letras y de la música, respectivamente. La idea original era que ambos acompañaran al espectáculo en su primera parada en la gira, pero el también conductor de orquesta finalmente no pudo ser de la partida porque lo retuvo en Buenos Aires una función especial de otro de sus musicales históricos, Jesús de Nazareth (aunque ya no en coautoría con Cibrián Campoy sino con Carlos Abregú), que ayer ofreció una función especial por el viernes santo en el teatro Opera, y donde se hizo cargo de los teclados.
Desde Mar del Plata, Cibrián responde el llamado de LA NACION y sintetiza así su experiencia con el espectáculo y el público en la ciudad balnearia: “Si lo del Luna Park fue apoteótico lo de Mar del Plata directamente es una cosa de locos. ¡La gente delira!, lo juro. Está claro que allá, aquí y en todos lados, el fenómeno supera la obra en sí, es un hecho sociocultural. No conozco ninguna obra alrededor del mundo, incluso mejores que esta, que provoque semejante locura en la gente. Porque, digámoslo claro, esto es locura locura; una maravillosa locura, por cierto. Y la locura que ocurre justamente en Mar del Plata me produce una enorme felicidad porque aquí yo empecé mi carrera a los 19 años, en el estacionamiento de un edificio en construcción ubicado en la intersección de Mendoza y Boulevard. Era un sitio lleno de humedad, pero mi papá me ayudó a convertirlo en un café concert, que se llamó La Oda, y ahí estrené mi primer music hall titulado Mundo pobre querido. Después de esa experiencia, a la que por supuesto no asistió nadie pero que fue importantísima para mí, volví muchos años después con Drácula, junto a Tito Lectoure y al teatro Auditorium, y ahí vino todo el mundo; y ahora vuelvo a acompañar la obra, 30 años después, y toda Mar del Plata me vuelve a recibir con los brazos abiertos. A esta ciudad me une un vínculo inquebrantable, pensá que vine aquí por primera vez a los cinco años, ya que mis padres fueron de los primeros en hacer temporada en la costa. Por eso todo esto es muy pero muy emotivo. Y también lo es para la gente. Ayer, cuando empezó la obertura, antes del segundo acto, y todo el mundo prendió sus celulares y empezó a cantar el tema de amor de la obra, fue tal la emoción que no pude parar de llorar. Esto lo vi en un estadio, de hecho lo vi en el Luna Park, pero nunca en un teatro. ¡Parecía un recital de rock!”, concluye aún asombrado.
Por último, al cierre de esta edición podemos confirmar en exclusividad que las últimas fechas para ver Drácula antes de su despedida definitiva serán el 6, 7 y 8 de octubre en el Movistar Arena. En principio serán sólo cuatro funciones, pero como el estadio cuenta con una mayor capacidad que el Luna Park, podrán asistir hasta 11.000 personas a cada una de ellas. Para las mismas se replicará la puesta original del Luna Park, el elenco volverá a estar conformado por 50 intérpretes y la música será ejecutada por una orquesta de 30 profesionales. Y, aunque nadie se atreva a rubricarlo, ronda el fuerte rumor de que Lucy (el otro gran rol femenino del musical) sería encarnado por Paola Krum, quien le dio vida en 1991.
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