El director y dramaturgo argentino que sorprende con sus trabajos en países como Polonia, Estonia o Finlandia
Alejandro Radawski se considera “un exiliado artístico” porque varios países europeos le brindan las oportunidades que no pudo tener en la Argentina, aunque actualmente tiene en cartel dos obras teatrales.
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Aunque nació en Rosario y buena parte de su formación la desarrolló en su ciudad natal, el actor, director y dramaturgo Alejandro Radawski se ha transformado, con el correr de los años, en un creador que escribe o dirige buena parte del año en Europa. Cuando vuelve a Buenos Aires (ciudad a la que llegó en 2006 con la intención de completar su formación y lo hizo en la UNA y con diversos maestros de forma particular) monta nuevos proyectos teatrales y, en el último año, hasta se animó a introducirse en el ámbito cinematográfico.
Actualmente Radawski está escribiendo en Aviñón, Francia, un nuevo texto dramático en el marco de una residencia encomendada por el Centro Nacional de Escritores “La Chartreuse”. Su nueva pieza trata sobre las relaciones humanas durante el confinamiento producto de la pandemia por el Covid 19.
Este tipo de experiencias no son nuevas en su carrera. Escribió Ir y volver e ir (estrenado en 2016 en la Argentina) en Roma, a partir de otra residencia de la Real Academia de España que le posibilitó residir en esa ciudad. Escribió El alemán que habita en mí en Polonia apoyado por el gobierno de ese país. En 2018 obtuvo la posibilidad de instalarse en Génova primero y en Finlandia después y comenzó a escribir una trilogía teatral sobre masacres en Polonia.
“Como digo un poco en chiste a veces –comenta el creador–, soy un exiliado artístico, al no dárseme la oportunidad de acceder a los espacios de legitimación en la Argentina, comencé a postularme en Europa con esos mismos proyectos que me rechazaban en Buenos Aires. Y, paradójicamente, ellos comenzaron a ver la luz de este lado del charco”.
En buena parte de su producción como director Alejandro Radawski sigue cierta tradición familiar y expone un profundo interés por los creadores polacos. A algunos, como Michat Walczak o Wistawa Szymbroska los ha dado a conocer en la Argentina y con muy buenos resultados. Actualmente repuso su versión de la novela Ferdydurke, de Witold Gombrowicz, en El Camarín de las Musas.
“El universo polaco es algo que mamé de niño, en mi casa, donde el panorama se completaba con libros, música, escudo, vodka y bandera. Mi abuelo polaco fue quien me regaló a los catorce años la máquina de escribir con la que comencé a probar textos”. El artista cuenta que mirando la biblioteca aparecían lo lomos de los libros con apellidos indescifrables como Gombrowicz, Szymbroska o Mrozek, entre otros.
La embajada de Polonia en Buenos Aires lo acogió como una especie de “representante cultural” para llevar a escena autores polacos de diferentes formas: a través de montajes teatrales, lecturas dramatizadas, performances y conciertos donde las letras de canciones pertenecían a poetas polacos.
Y en sus constantes residencias en el país europeo llegó a dirigir en el emblemático Stary Teatrt, de Cracovia, en 2018. “Estar allí es el sueño de cualquier director –afirma–. Un teatro donde han dirigido Jerzy Grotowski y Tadeusz Kantor. Es un lugar donde tenés la libertad absoluta para crear, hasta elegí yo la obra, La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Se tituló Dom Bernardy A. En la puesta fusioné lo audiovisual para trabajar el concepto de hiperrealidad. El papel protagónico fue encarado por la talentosa Ewa Kolasinska que tiene una sensibilidad descomunal y pertenece al elenco estable del Stary desde hace más de cuarenta años”. El espectáculo se mantuvo dos años en cartel con localidades agotadas en todas las funciones.
Radawski también dirigió en Estonia. En Tallin fue convocado por la directora Kadri Levand del teatro Salme para el montaje de una pieza denominada En familia. El equipo necesitaba a alguien que los dirija trabajando sus emociones y sus cuerpos, rompiendo los usos y costumbres del teatro nórdico. “Hay que entender que esto es cultural y quebrar algo tan fuerte no resultó sencillo –explica el director–. En ese sentido el trabajo fue complejo. Los actores debían entender que el campo emocional es de vital importancia. Comprender exactamente qué es lo que se busca porque enseguida piensan que les pedís que lloren y no es eso. Hay que encontrar la manera de transmitir ciertas energías y tonos por los cuales las situaciones dramáticas se tornan afirmativas. De lo contrario la actuación se despliega lentamente hacia un borde irónico y distante. Sin la verdad y la convicción de lo que se actúa se empieza a sentir que se hace un ‘como si’ falso. Para lograr esto deben usar todo el cuerpo, algo que en sus vidas no hacen. Esto para nosotros parece básico, para ellos es algo de otro planeta”.
Alejandro Radawski confiesa que nunca le importa “el camino del texto”. En este caso él hablaba en inglés y los actores se expresaban en estonés. “Me enfoco en los cuerpos –explica el creador–. Si pensamos que las obras de Tadeusz Kantor fueron famosas en todo el mundo, menos en Polonia porque los críticos se burlaban de él. Piezas que muchas veces se representaban en diversas ciudades del mundo en polaco sin subtitulado y el público las admiraba. Entonces el cuerpo es más fuerte. El teatro puede prescindir del texto escrito porque siempre es más importante el cuerpo, el tono, la vibración y no lo que se dice”.
El director, que en Buenos Aires tiene en escena Ferdydurke (con las actuaciones de Luján Bournot, Natalia De Elia, Lucrecia Aguirre y Milagros Plaza Días) en El Camarín de la Musas, repuso El alemán que habita en mí en el Teatro del Pueblo, pieza que estrenó pocos días antes de que comenzara la cuarentena. Se trata de un espectáculo que él considera “una fiesta, es algo superdisciplinario, con una banda en vivo, proyecciones, actores, todo al servicio de crear un show, una obra que abarca todos los lenguajes”. En mayo repondrá, también en El Camarín de las Musas La primera vez, de Michat Walczak, un texto ligado al teatro del absurdo al cual Radawski le imprime sus verdaderos valores dramáticos.
Alejandro Radawski es un creador multifacético que pasa parte de su vida en Europa pero que no deja de reconocer sus raíces en nuestro país, donde anualmente expone su creación y con muy buenos resultados.
Para agendar
Ferdydurke
El Camarín de las musas, Mario Bravo 960
Viernes, a las 22.
El alemán que habita en mí
Teatro del Pueblo, Lavalle 3636
Sábados, a las 22.30
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