El curioso encanto de las comedias negras de Gotbeter
El director y autor, que trabaja más en Europa que en la Argentina, estrenará mañana su último trabajo: Maldita nada de nada, con su clásica mordacidad
No le gusta definirse como dramaturgo, aunque su gusto por las comedias negras (un género que le ha robado al cine) hace que la escritura teatral ocupe buena parte de su vida. A sus textos los denomina "libros". El actor, autor y director Claudio Gotbeter comenzó su carrera como intérprete junto a directores tan significativos como Roberto Villanueva y David Amitín. En tiempos de la dictadura formó parte del elenco de aquel emblemático espectáculo denominado Plauto, que Villanueva montó en el Teatro Estrellas, y en los años 80, de la mano de Amitín, integró el equipo de otra puesta destacada: Memorias del subsuelo, en el Catalinas.
Algo de aquellos maestros se ha colado en la labor de Gotbeter. Algo de sus mundos estéticos aparece en sus historias, en los personajes que diseña. Al creador le gusta mucho hacer preguntas acerca del destino de seres humanos que viven como pueden dentro un mundo convulsionado. En sus piezas no da respuestas. No le interesa hacerlo.
"Siempre mis temas son la fragilidad que tenemos como seres humanos, como sociedad, la incertidumbre en la que vivimos -explica el creador-. Nunca se sabe qué va a pasar. Y todos mis personajes son antihéroes y no saben cómo resolverlo. No se dan cuenta cuál es la salida. No quiero señalar ni siquiera la que me parece correcta".
Desde hace dos años, Claudio Gotbeter prepara su nuevo trabajo, Maldita nada de nada, que desde mañana se podrá ver en el Teatro Payró. El elenco está conformado por Marita Otilia, Ana Margarita Wright, Julia Fiks, Esmeralda Lerena, Ariel Osiris, Érica Spósito, Haydee Arévalo, Patricia Vasile, Lourdes Isola, Ana Capistrano, Anabel Vartanian, Micaela Veltani e Ivanna Centanni.
En general, sus procesos de investigación reclaman algo más de un año de trabajo. "Necesito tiempo para encontrar el lenguaje -señala-. No concibo hacer algo para estrenar una obra más, no necesito hacer 'una obra más'. Quiero hacer algo que me conmueva, que me cueste hacer. A veces siento que todavía me falta profundizar, pero estreno. No soporto dejar algo trunco, me hace daño. Lo que aprendí en el tiempo es, 'puede ser que te vaya mal, pero tenés que terminarlo'".
El autor explica que no le gusta contar historias, sino mostrar estados, situaciones, exponer lo que le sucede a la gente interiormente. En sus textos nunca hay referencias directas a lo que sucede en la Argentina, aunque utiliza ciertos disparadores a la hora de concebir sus comedias, en los que está muy presente la realidad nacional. En Maldita nada de nada el punto de partida es una pregunta, ¿cómo estamos internamente hoy? La obra muestra a los integrantes de una orquesta que toca en un cementerio durante los funerales y les han robado los instrumentos. Parte de ellos los rompieron y los desparramaron por el lugar. La directora del grupo llega a comunicar esa situación y no la dejan hablar. Tarda mucho en dar explicaciones porque constantemente la interrumpen.
"Cada músico -cuenta Gotbeter- empieza a hablar de su vida, pero no narran situaciones concretas, sino cómo están. Empiezan diciendo, 'yo hace tiempo que estoy mal' o 'a mí en realidad lo que me hizo la vida difícil fue...'. No hacen referencia a historias personales, sino a estados, cómo estamos y qué es esto que nos fue pasando. Si el disparador es ¿cómo estás?, la contracara que aparece es ¿qué hacés para estar mejor?, ¿qué estás haciendo para modificar eso? y ¿qué puedo hacer?, nada. Y entonces digo nada de nada. ¿Qué hacemos con lo que nos pasa? No se puede hacer nada. Asoma la resignación y en realidad es una aceptación que no tiene límites. No tenemos poder de reacción ante lo que nos sucede".
El panorama es tan devastador que cuando aparece un planteo en el que se expresa la necesidad de tomar conciencia, los personajes se sienten abrumados, se asustan y no saben qué hacer. Como en tantas otras piezas del autor (Desquiciados, La prudencia, Los irreverentes, Coprófagos en su tinta), el absurdo se apodera de ese universo hostil que se describe en escena.
Claudio Gotbeter, cuya producción se divulga tanto en escenarios internacionales como nacionales, viene de montar un proyecto para tres clowns femeninas, Quédese con el cambio, que presentó en teatros de Italia, España, Uruguay y México. Su particularidad es que está conformado con pequeños textos que suelen utilizar en sus discursos el presidente Mauricio Macri o sus ministros. El trabajo no da cuenta concretamente de la realidad argentina.
El autor está bosquejando un nuevo material, aún sin título, en el que sus personajes descubren que se fueron todos los médicos y solo quedaron los enfermos. "Si en Maldita nada de nada -explica- intenté develar cómo estamos, en el nuevo material deberemos reconocer que no andamos buscando la medicina, estamos dejando que nos coman las enfermedades. Estar enfermo es como una fatalidad. Y seguimos sin reaccionar".
"Mis textos nunca terminan de cerrarme lo suficiente -aclara el director-. Siempre me alivia haber llegado a determinado lugar, pero sé que detrás de eso hay más y necesito salir a buscarlo. Quiero ir más a fondo. Descubrir qué hay detrás del atrás. Tengo esa pulsión".
Maldita nada de nada
De Claudio Gotbeter
Teatro Payró, San Martín 766.
Viernes, a las 20.30.
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