Hace tres años, un grupo de creadoras y creadores claves de la escena indie local ideó y puso en marcha Paraíso Club, una iniciativa autogestiva, nómade, contracultural y asociativa, que articula una cuidada forma de producir, financiar y exhibir obras de teatro, de danza contemporánea y performances apostando a la fidelización del espectador. Por eso lo de “club”. Como si fuera un club barrial, aunque en este caso el vecindario es lo teatral. En estas dos últimas temporadas pasaron por esta plataforma espectáculos como Imprenteros, de los hermanos Vega; Sombras, por supuesto, con Pilar Gamboa, Susana Pampín, Estaban Lamothe y Esteban Bigliardi; Testosterona, con Cristian Alarcón; o Ha muerto un puto, de Gustavo Tarrío, que todavía está en cartel. Todos montajes de largo aliento que han circulado por festivales internacionales.