El Cervantes vive su Centenario en medio de cambios e incertidumbres
La gestora santafesina Gladis Contreras es la nueva directora general y nueva protagonista de esta novela de decisiones repentinas, programaciones ajenas y cambios
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En enero de 2020, a 44 días de haber asumido el Gobierno nacional, el Ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, presentó a Rubén D’Audia como director general del Teatro Nacional Cervantes. Junto a él, el reconocido productor teatral y dueño del teatro Picadero, Sebastián Blutrach, asumió como responsable de la programación. Hasta minutos antes de aquel anuncio, los rumores indicaban que Blutrach iba a hacerse cargo de la dirección general y artística, y que D’Audia, quien había sido entre 2011 y 2015 gerente general del portal educ.ar, se iba a hacer cargo de algo así como la dirección ejecutiva. Pero no fue así. La única sala que depende del Estado Nacional venía de un conflicto gremial durante los últimos meses de la gestión de Alejandro Tantanián. Como suele suceder en esta sala histórica, el vínculo entre trabajadores y los directivos está atravesado por un permanente territorio en conflicto. En lo que hace a la gestión de Rubén D’Audia, a dos meses de haber asumido llegó la pandemia con todos los conflictos y postergaciones conocidos.
En el año del Centenario del Cervantes, y del actual clima político, su dirección cambió de manos generando una lógica incertidumbre para un teatro que hace un mes recién pudo estrenar una obra con público en su sala y que tiene, todavía, sus otras dos salas sin actividad porque no cuentan con las medidas sanitarias adecuadas para su habilitación. En este contexto, la última semana de octubre se hizo oficial el alejamiento de Rubén D’Audia, que volvió a educ.ar. Quien asumió la dirección general es la productora y gestora santafesina Gladis Contreras junto al crítico, historiador y docente Jorge Dubatti, como vicedirector. Mientras tanto, Sebastián Blutrach conservó su lugar de asesor artístico.
“Rubén D’Audia realizó una tarea encomiable al frente del Teatro sacándolo del estado de crisis en el que se encontraba. Luego, llegó la pandemia y sus trabajadores y trabajadoras se pusieron al servicio de la salud pública confeccionando tapa bocas en los propios talleres, desarrollando políticas y medidas de apoyo, creando el Cervantes on line, los concursos, la celebración por sus 100 años y, finalmente, realizando la apertura con el estreno de una nueva obra. Ahora comienza una nueva etapa con Gladis Contreras y Jorge Dubatti. Su elección se basa en dos intereses fundamentales de este Ministerio: por un lado, es una mujer quien estará al frente y yo creo enormemente en la capacidad de gestión de las mujeres. Por otro lado, ella misma tiene una gran experiencia en producción teatral en su provincia y conoce especialmente lo que sucede con el teatro en toda la Argentina; y esa impronta federal es la que, creo, debe tener un Teatro Nacional. Y Jorge Dubatti tiene un profundo conocimiento sobre el teatro en general y en particular sobre el Cervantes. Estoy seguro que ambos realizarán una gran gestión, con propuestas de calidad, profundizando su diversidad y federalismo, como merece un teatro nacional”, señala el ministro Bauer a LA NACION.
Gladis Contreras da una de sus primeras entrevistas como directora general del Teatro Nacional Cervantes en su nuevo despacho. Sabe que no es conocida en Buenos Aires, pero lo asume con naturalidad. “En verdad, nunca trabajé acá salvo las veces que vine a hacer funciones con algún grupo independiente o cuando formé parte de la conducción del Instituto Nacional del Teatro (INT), hace unos 12 años. Pero trabajo en producción y gestión cultural desde hace mas de 30 años, siempre en la ciudad de Santa Fe”, apunta sobre su camino recorrido.
Para llegar aquí el que movió los hilos fue Jorge Dubatti, a quien conoció mientras integraba el INT. Cuando hace unos 6 años Gladis Contreras se hizo cargo de la conducción del Centro Municipal Provincial Paco Urondo, de Santa Fe, se propuso abrir el espacio hacia nuevos públicos. Por lo cual, llamó al investigador teatral para que desarrollara allí su escuela de espectadores. Así se fueron conociendo. Según cuenta, Dubatti fue el que le habló a ministro de Cultura sobre su trabajo. Tuvo una reunión ya formal con ellos dos sin tener demasiadas precisiones sobre el rumbo por seguir. “Yo me imaginaba cualquier cosa, menos esto”, confiesa todavía sorprendida. No estaba en sus planes mudarse a Buenos Aires ni nada esas cuestiones. De hecho, hace 20 días estaba en su ciudad armando la programación del centro cultural para el año próximo. “El ministro fue muy amable conmigo. Estuvimos reunidos más de dos horas hablando de muchas cosas y, a los pocos días, me avisó de la designación. Fue todo muy vertiginoso”, admite. Durante aquella charla coincidieron en que, desde las provincias, el Cervantes no es algo cercano. La mirada federal del Teatro fue un punto en común de aquella charla. “Yo entiendo que hay cuestiones económicas en juego, pero hay que buscar el modo de que las producciones del Cervantes salgan al país y que el país muestre lo que produce en el Cervantes. Es ‘el’ teatro nacional y tenemos que tratar de que esto se puede capitalizar”, se entusiasma.
–En contraposición ¿qué te asusta de toda esta nueva situación?
–En principio, me asusta el tamaño de todo esto, y no solo me refiero al edificio. Acá hay mucha gente trabajando con necesidades concretas y justas, no caprichos. El desafío es poder responder a esas demandas. También podría decir que me asusta no poder llegar a entender a esa complejidad, pero yo soy una persona que trabaja, que trabaja todo el tiempo. Eso no me preocupa.
–A la gestión actual le queda medio término. La programación para el año próximo está definida con montajes que quedaron de la gestión de Tantanián y, algunos, de la anterior conducción. Al parecer, no tendrá tiempo de dejar una marca propia.
–Lo de la programación es así, pero pensamos algunas líneas de acción que presentaremos en un mes. Vamos a intentar que lo programado aquí se pueda ver en otras provincias. Vamos a agregar una área de producción artística de conocimiento para aprovechar los saberes de las gentes que trabajan acá. Y también queremos darle una vuelta de tuerca al programa del Cervantes produce en el país para que puedan ser más montajes, que el año próximo ya se aumentó a 6. Y queremos armar una red de salas que no estén comprendidas por las ayudas que otorga el INT. Concentrarnos en las salas públicas, la de los gremios como la de las colectividades para saber de qué infraestructura estamos hablando. Tenemos que hacer un relevamiento y luego ver qué necesitan y qué quiere cada lugar por fuera de todo centralismo.
Con el cambio de gestión también se modificó su estructura. Ahora volvió a aparece el cargo de vicedirector mientras que el rol de Sebastián Blutrach, como asesor de contenidos, programación artística y producción; sigue estando en la misma persona. “Él es el responsable de todo lo programado y es fundamental que esté”, destaca la gestora santafesina. Gladis Contreras ya tuvo dos reuniones con los gremios. En términos presupuestarios, desconoce la partida que contará para el año próximo. “Hace muy poquito que estoy y no tuve tiempo para abarcar todo, pero estamos en contacto permanente con Cultura para analizar ese aspecto”, cuenta quien, lógicamente, en estos días ya se perdió algunas veces por los pasillos del inmenso edificio. En una de las recorridas, cuando llegó a los talleres de vestuarios y pelucas no pudo evitar maravillarse.
Pero entre tantos dorados y panas rojas, también hay zonas grises. Por lo pronto, de las 3 salas que posee el edificio, solo una, la María Guerrero, está en funcionamiento. Las otras dos, por no contar con los sistemas de ventilación que requieren los protocolos sanitarios, están cerradas desde marzo del año pasado. Lo cual, hace que se ponga todavía más en crisis la programación prevista. “Estamos trabajando en eso y aguardando al nuevo protocolo sanitario para ajustar el nuestro. Con respecto de los filtros que se necesitan, ya se firmaron los trámites para adquirirlos. Es urgente que las dos salas entren en funcionamiento. Vamos lo más rápido que podemos”, asegura. En lo inmediato, queda por definir la gira de la obra La comedia es peligrosa, que cuenta con dirección de Ciro Zorzoli y libro de Gonzalo Demaría, que debería realizarse por ciudades del interior luego de su presentación en el Auditorium de Mar del Plata, prevista para los meses de enero y febrero. La nueva directora general está pendiente de esa gira. Forma parte de su desafió, de la línea de gestión por seguir. O, como dice durante la charla: “Es importante que el Cervantes salga del Cervantes”.
Lo que se viene en 2022
Entre los montajes previstos para el año próximo figura una producción entre los grupos Piel de Lava y Buenos Aires Escénica (que dirige Matías Feldman), una nueva versión de Teoría King Kong, que se presentará en la Biblioteca Nacional; Cuando nosotros, los muertos, nos despertamos será un montaje de Rubén Szuchmacher basado en un texto de Ibsen. El dramaturgo y director Javier Daulte dirigirá una obra basada en la novela El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura, con un gran elenco. También está previsto que suban a escena una nueva propuesta que llevará la firma de Gustavo Tarrío y Mariana Chaud; y un nuevo trabajo coreográfico de Diana Szeinblum basado en la obra de Pina Bausch.
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