Teatro Cervantes: la década ganada de Rubens Correa
Su gestión al frente de la única sala nacional, que se inició en 2007 en medio de una verdadera crisis terminal, atravesó a tres presidentes y cuatro encargados de Cultura de la Nación; será sucedido por Alejandro Tantanian
Rubens Correa es un rara avis de la gestión de teatros públicos. Como director general del Teatro Nacional Cervantes "sobrevivió" a tres presidentes (Néstor Kirchner, Cristina Kirchner y Mauricio Macri) y a cuatro encargados de Cultura de la Nación (José Nun, Jorge Coscia, Teresa Parodi y Pablo Avelluto). Cuando en 2007 asumió la dirección de la histórica sala, el Cervantes tuvo 5452 espectadores; el año pasado, 220.597.
Hombre de teatro de perfil bajo, ni se le conocen declaraciones polémicas ni ha sobreactuado el tema de la pesada herencia (que su gestión sí la tuvo) para justificar la administración de la única sala nacional que dirige junto con Claudio Gallardou. Durante una larga charla en su despacho, habla con suma tranquilidad sobre su experiencia de haber estado a cargo de la sala. Hoy, de concretarse su reunión con Enrique Avogadro -subsecretario de Cultura y Creación-, le pondrá fin a una tarea cuyo punto de partida fue durante la peor crisis que atravesó el Cervantes. "Todo se termina y yo quiero que se termine", reconoce.
De inicios y balances. Empezó como asesor de la gestión de Alejandro Samek al frente del Cervantes. Para ese momento, él tenía un contrato artístico. "Pero el teatro estaba parado y, digamos, mucho no asesoré...", reconoce. En medio de fuertes conflictos dentro mismo del teatro y con José Nun, quien era el secretario de Cultura, Samek renunció en mayo de 2007. Nun anunció que Rubens Correa sería el nuevo director, "Yo quedé en una situación extraña porque recién en agosto salió mi nombramiento. ¿Con qué sensación me voy ahora? Con algo positivo. Empezamos con un teatro que venía de estar casi dos años parado y después de pensar un proyecto para el único teatro nacional fuimos avanzando y cumplimos bastantes cosas: el Cervantes ocupó todo el país, incluyó a nuevos públicos, ganamos visibilidad. El concepto puede ser discutible, puede haber otros modelos de teatro nacional, pero planteamos una posibilidad de teatro nacional", dice mientras toma un té con galletitas en su despacho.
La (pre)historia y un legado. En uno de los tantos períodos de crisis del Cervantes antes de la llegada de Correa, la sala estaba cerrada por problemas gremiales producto de determinaciones políticas. La gestión de Julio Baccaro y Eva Halac tenía presupuesto asignado para producir obras, pero el teatro no tenía movimiento. Se les ocurrió, entonces, coproducir con salas del interior. Era una manera de aprovechar esa partida y de expandir el teatro por el interior. Así nació el Proyecto Federal. A Correa lo seleccionaron para montar una obra en Mendoza. Fue, reconoce, una excelente experiencia. Cuando asumió la dirección de la sala mantuvo ese plan de acción que no era suyo. "Transmite saberes técnicos, eso es importante", reconoce. Durante 2015, el Plan Federal abarcó 7 producciones que hicieron 78 funciones por diferentes puntos del país.
La deuda interna. Durante los últimos años del gobierno de Zapatero en España se hizo un completo estudio con todos los vicios ocultos de la fachada del teatro. "Con eso hicieron un informe que ocupa una caja así de grande -cuenta mientras hace el gesto de una caja «así de grande»-. Eso la pagó España y costó 250 mil dólares. Sólo nos quedó el estudio que, seguramente, quedó un tanto desactualizado. Pero ahí está consignado el problema de la fachada y los andamios que se pusieron para evitar posibles accidentes ante eventuales desprendimientos. Pero el trabajo en sí mismo nunca se pudo concretar. El último pliego de licitación llevó un tiempo increíble. Cuando salió, la oferta más baja era de 25 millones, cuando el precio testigo era de 15 millones. Ahora están trabajando en otro pliego. En perspectiva debo reconocer -con enorme tristeza- que no pude arreglar la fachada. Siempre pensé que iba a salir, pero no."
La foto política. Fue director durante tres presidencias: las de Néstor Kirchner, Cristina Kirchner y Mauricio Macri. A los dos primeros los saludó en actos protocolares que se realizaron en la sala. A Macri, no. "No lo vi nunca en el Cervantes", dice después de pensarlo unos segundos.
Escuelas y gremios. Habla con pasión del proyecto de las escuelas como el que se implementó con los sindicatos. De cómo crecieron durante el año, de cómo fueron aumentando su público. La transición del kirchnerismo al gobierno de Cambiemos hizo que el primero, destinado a escuelas primarias como secundarias, recién pudiera retomarse el mes pasado. El segundo, el de los sindicatos que en 2015 llegó a tener un promedio de mil espectadores por función, este año no se hizo.
Despedida 1. Rubens Correa tenía pensando dejar la dirección del Cervantes en enero de 2015. Pero vino el cambio de Secretaría de Cultura a Ministerio de Cultura y Teresa Parodi, la nueva encargada del área, cuenta que le dijo: "Quedate, no voy a nombrar a alguien por diez meses". Él se quedó.
La burocracia. Después de pensarlo, narra lo que más le costó en estos casi diez años de gestión: "Lo más difícil es que el equipo del teatro funcione de manera cohesionada. El sistema de trabajo en el Estado es complicado porque no te permite ni premiar ni castigar bien. Inicié varios sumarios, pero nunca jamás encontraron un responsable. Así es muy difícil castigar. También es muy difícil premiar a un tipo que vos ves que tiene la camiseta puesta. Todo está tan reglamentado..."
Despedida 2. Tenía decidido irse con el cambio de gobierno nacional de diciembre pasado. Iba a realizar la conferencia de prensa, la había anunciado y todo. La tuvo que suspender. "Es que antes de producirse el cambio de gobierno vino a vernos Avogadro, nos habló muy bien de la gestión, sabía que yo me quería ir y se lo dije. También le dije que si bien no pertenecía a su espectro político, estaba dispuesto a colaborar para que sea una transición ordenada", recuerda. Después de esa charla en este mismo despacho, Avogadro le pidió que se quedara un "tiempito".
Línea histórica. "Con todos los encargados de Cultura me llevé bien", dice, tal vez, con tono diplomático. A Pablo Avelluto, el ministro de Cultura de la Nación actual, recién lo conoció a principios de abril cuando el ministro fue al Cervantes para encabezar la conferencia de prensa (en dos actos), en la que se anunció que en diciembre asumirá la dirección de la sala Alejandro Tantanian. Fue su primer y único contacto con Avelluto. En el primer acto de aquella conferencia de prensa, frente a pocos medios y en el escenario de la sala mayor, anunciaron la llegada de Tantanian. El segundo acto de esa conferencia tuvo lugar en hall y ya no estaban ni Avelluto ni Tantanian. "Fue medio raro eso..., yo nunca la entendí. Avogadro me dijo que era una estrategia de prensa, qué sé yo", reconoce. En esos dos actos se anunció que cuando Correa deje el teatro (¿hoy mismo en una reunión prevista con Avogadro?) asumirá hasta diciembre Gallardou hasta que se instale Tantanian.
Despedida 3. En una reunión con ese mismo funcionario de Cultura que se realizó en febrero, le dijo: "En un mes cumplo 81 años, espero no estar más en el teatro". Lo cuenta y se ríe. Pero el funcionario le volvió a pedir que siga y quedaron en poner fecha límite el 30 de junio. Como ese tiempo se fue prolongando, él tomó decisiones: "Habíamos programado el primer semestre porque nos parecía que era nuestra obligación institucional. Como se fue postergado terminamos programando todo el año porque se ve que les costó bastante tiempo dar con el nombre del nuevo director".
El tiempo. "Cuando tenés 81 años sabés que contás con tiempos cortos... Tengo algunas cosas en la cabeza y otras que, seguramente, ya van a aparecer una vez que me vaya de acá -confiesa en tono esperanzador-. Yo sigo viniendo al Cervantes porque di mi palabra, pero ya no vengo entusiasmado. Eso me incomoda porque siempre viene con ganas, con ilusión. El Teatro Cervantes no se merece que su director venga sin ganas."
Informes de gestión. Toda dirección de una sala pública se presta a diferentes lecturas. Pero hay que reconocer que, para que otros tengan mayor cantidad de datos para poder hacer esa lectura, la gestión de Correa presentó todos los años un completo Informe de Gestión que, ante la ausencia de registros similares en las otras salas públicas, toma mayor dimensión. "Cuando llegamos, encontramos estadísticas desde los años 90. De antes, nada. Mucho no lo entiendo porque la boletería siempre existió y es fácil tener esos números. Seguramente no estaba tan de moda como ahora el tema estadístico", sugiere.
Una pregunta. Habita este despacho desde hace casi una década. Ante la pregunta de qué objetos se va a llevar a su casa, responde: "Nada. No traje nada, ¡ni una foto! No sé..., yo mismo estoy sorprendido. Lo único que hice fue mandar a tapizar estos sillones de rojo porque estaban grises y muy viejos, pero no tengo cosas mías, son todas cosas del teatro. Aunque no haya traído nada me tomé en serio el laburo. Quiero decir: hice lo mejor que pude. Como cualquier gestión debe tener varios defectos. De algunos soy consciente. Pero nunca estuve formalmente en el teatro hasta que se me empezó a estirar la partida. Ahí empecé a ponerme menos apasionado con lo que hacía. Pero cuando sentí que hubo que poner el cuerpo, lo hice".
La pregunta que él se hace. "¿Por qué tantas reglamentaciones para las compras? Si comprás barato está bien y si comprás caro está mal, así debería ser. Pero como hay tantas reglamentaciones para no afanar, siempre el Estado termina pagando caro. Todo eso lo complica, hace falta una modificación, pero dudo mucho que se haga."
Usos y costumbres. Entre la administración kirchnerista y la macrista señala una diferencia: "Esta gestión se maneja mucho más por mails que por notas oficiales. Si querés son más informales, le dan menos pelota a que la nota tenga que venir firmada, con membrete y mesa de entrada. Más fácil, ponele".
Paradojas. "En el Cervantes hemos tenido un buen nivel de ejecución. Siempre por arriba del 90 por ciento. Pero también hay algo raro que nunca podré entender: si vos ahorrás, luego te dan menos porque entienden que no lo pudiste gastar. Entonces, si ahorrás mucho, el año próximo te bajan el presupuesto porque entienden que te podés arreglar con menos. Raro, ¿no?"
Una sala en expansión
La gestión y sus datos estadísticos
220.697
espectadores
Fue la cantidad de asistentes que tuvieron las producciones del Cervantes durante el año pasado. Cuando la gestión de Rubens Correa se inició en 2007, la cantidad de espectadores fue de 5492.
1317
funciones
Fue la cantidad de representaciones que se hicieron -tanto en la sala como en giras internaciones, en escuelas, sindicatos y como parte del Plan Federal- durante la temporada pasada. Cuando la gestión de Rubens Correa se inició, la cantidad de funciones fue de 73.