El Bululú: tiempo de revancha
Osqui Guzmán da vida a la obra que José María Vilches convirtió en leyenda
El Bululú De José María Vilches. Versión de Osqui Guzmán y Leticia González de Lellis. Con interpretación de Osqui Guzmán. Dirección: Mauricio Dayub. Iluminación y escenografía: Graciela Galán. Vestuario: Gabriela Aurora Fernández. Música original: Javier López del Carril. En el Salón Dorado del Teatro Nacional Cervantes. Sábados, a las 19; y domingos, a las 18.30. Duración: 60 minutos.
Nuestra opinión: muy buena
El Bululú era, según cita Agustín de Rojas en Viaje entretenido , el actor que iba por los pueblos representando él solo todos los personajes de una comedia, loa o entremés. A esa actividad se volcó en los últimos años de su carrera en la Argentina el actor español José María Vilches, un dotado que había ya brillado en distintos papeles en las compañías de Margarita Xirgu y Lola Membrives, pero que creyó que la trashumancia -como en el antiguo teatro español y universal- y la metamorfosis múltiple en un solo espectáculo tenían otra magia.
Y lo hizo de una manera absorbente, al punto que llegó a realizar 4500 funciones de su Bululú y no sólo en distintas provincias argentinas, sino también en Chile, Uruguay, Paraguay y otros lugares. Murió en un accidente automovilístico viajando a Las Flores, provincia de Buenos Aires, mientras se dirigía a concretar otra de esas realizaciones que mucha gente todavía recuerda como un ejemplo de devoción profunda por el teatro.
Por esos azares propios de la vida, una grabación de ese espectáculo cayó en manos de un joven hijo de inmigrantes bolivianos y futuro actor, que se deleitaba oyéndolo mientras trabajaba en un taller de costura de sus padres. En la escucha y memoria de los distintos fragmentos de aquel Bululú, está la raíz de esta nueva propuesta escénica, tan desbordante de encanto y emoción genuina.
Decimos nueva porque el teatro es ese prodigio de la memoria en continua mutación y Osqui Guzmán y el director Mauricio Dayub logran que varios retazos del clásico de Vilches -con sus ingeniosos textos de Cervantes, Lope de Vega o Quevedo- se mezclen y renueven sin disonancias con otros de la historia del intérprete argentino mediante la fórmula de evocar y homenajear el pasado mirándolo desde el presente.
El "ángel" de Osqui Guzmán, que es tan evidente ni bien se conecta con el público, sumado a su absoluta preparación para la labor escénica, se encargan de casi todo el resto. Casi, porque es cierto que la puntillosidad de las marcaciones de Dayub, el delicado y colorido vestuario que usa el protagonista y el sugerente ámbito creado por Graciela Galán, aportan su necesaria y talentosa contribución para que este pequeño y contundente espectáculo sea tan recomendable.
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