El andador, un nuevo rescate del teatro argentino reciente
En la sala de La Boca recientemente reabierta, se presenta esta comedia de Norberto Aroldi que retrata la sociedad de los años 60 y 70
En los últimos años la cartelera teatral porteña viene rescatando obras dramáticas que fueron significativas durante los años 60 y 70. Estela de madrugada, de Ricardo Halac; Nuestro fin de semana, de Roberto Cossa; Amarillo, de Carlos Somigliana; Chau papá, de Alberto Adellach, y El gran deschave, de Sergio De Cecco, son algunos de los títulos que programaron espacios oficiales e independientes.
A esa lista se suma El andador, texto emblemático de Norberto Aroldi, un autor muy prolífico que escribió para el teatro, el cine, la radio y la televisión. "El Flaco" Aroldi, como se lo llamaba, se destacó también como actor y fue un referente importante a la hora de pintar la idiosincrasia de la sociedad de su época. El andador se estrenará hoy en el recientemente reinaugurado Teatro de la Ribera, de La Boca, con Muriel Santa Ana y Agustín Rittano como protagonistas, dramaturgia de Florencia Aroldi, hija del escritor, y dirección de Andrés Bazzalo, quien al referirse al texto destaca: "Se trata de una obra popular y divertida, que evoca la vida de barrio de nuestros padres o de nuestra infancia y que, a la vez, nos permite reflexionar sobre la siempre dificultosa tarea de construir y mantener una pareja. Pone además de manifiesto la discusión acerca de los valores y relaciones sociales en el seno familiar y lo necesario de asumir los afectos para subsistir".
En escena, Rosa y Julián exponen los altibajos de la relación de una pareja de clase media venida a menos. Habitan un pequeño departamento que la mujer heredó. El hombre es un jugador que, además, realiza negocios al margen de la ley. La llegada inesperada de un hijo produce un quiebre entre ellos. "Es un material que tiene sus años -explica Muriel Santa Ana. Está anclado en una tradición teatral, muestra una época. La obra es conservadora, machista y en las primeras lecturas me costó mucho hacerme cargo de ese discurso femenino, sostenerlo y llevarlo a un lugar de comedia, porque entre lo que se dice en algunos momentos y este presente hay mucha distancia. Nosotros somos actores jóvenes con una mirada sobre esa realidad y acá no juzgamos, no criticamos y tampoco nos distanciamos haciéndonos los cancheros. Buscamos pliegues por los que podamos entrar y al mismo tiempo iluminar el texto. Muchas veces a los actores nos ofrecen obras que nos permiten hablar del teatro, de la actuación. Éste es un caso."
"Eso es lo que más defendemos -agrega Rittano. Ha sido un proceso de trabajo interesante. También yo me peleé con ese ser tan machista. Logramos corrernos de un juicio de valor y encontramos un sistema de actuación muy atractivo. Estamos los dos solos en escena y esto nos lleva a estar muy pendientes el uno del otro."
La pieza se estrenó en 1965 en Mar del Plata, interpretada por Tita Merello y Ernesto Bianco, quien además asumió la dirección. Luego fue llevada al cine con Merello y Jorge Salcedo y su director fue Enrique Carreras (1967). El propio autor asumió el rol de Julián cuando se repuso en teatro.
Algo interesante del proyecto es que Andrés Bazzalo no permitió que los actores vieran el film. La pieza está escrita pensando en la calidad de intérpretes que la llevarían a escena. En la potencia de sus estilos representacionales se develan unos modelos de personajes bien característicos de su tiempo.
"Sin duda está pensada para Tita -confiesa Santa Ana. Una mujer que baja línea, que se las sabe todas; conservadora pero muy bancadora y que después te canta la justa. Si tuviera que hacerme cargo de esa línea, no podría. Entonces, hago la mía, la que me hace vibrar. Puedo tener a Tita como inspiración pero también a Sofía Loren o Ana Magnani. Mi Rosa no es admonitoria, prejuiciosa; es más loca, contradictoria, frágil, vulnerable. Desde la primera lectura encontramos que se trata de un matrimonio acostumbrado a una rutina que los destruye. Nosotros lo cargamos de erotismo, deseo, desesperación, vida, amor, pelea."
"Indudablemente quien nos convocó está tomando postura respecto de cómo quiere que aparezcan hoy esos personajes -agrega Rittano. Nuestros cuerpos relatan otra cosa, no tienen nada que ver con aquella época. Y por eso siento que Julián es un inmaduro que no tiene maldad, que ama a su mujer con locura. Hay mucha fogosidad. Viven en un departamento chiquito, pasan sus días ahí porque no laburan. Sin duda hay erotismo. Y además aparece un hijo y esa punta es muy interesante porque a él eso lo conmociona profundamente. Es notable cómo a partir de ese momento la obra adquiere otra dimensión."
Hay dos temas en El andador que podrían acercar la pieza a nuestra realidad. Por un lado, Julián y Rosa no están casados legalmente, algo extraño para su tiempo, y por otro, la forma en que la mujer reacciona frente a las imposiciones de Julián. Así lo aclara Santa Ana, "Ella es una precursora. Decide tener un hijo sola, sale a trabajar, cuando se separa está llena de vida, de alegría, en algún momento explota y disfruta su libertad. Ahí es donde aparece el costado político de la pieza."
El andador
Teatro de la Ribera, Pedro de Mendoza 1821
Funciones, viernes a domingos, a las 15.