Efectivo encuentro con la cultura senegalesa
Los amigos. Intérpretes: Mbagny Sow y Fallou Cisse. Luces: Charlie Guida. Equipo de investigación: Sol Sañudo, Ariel Nahón, Renata Moreno, Joaquín Allaria Mena. Dirección: Vivi Tellas. Sala: Espacio Zelaya, Zelaya 3134. Funciones: domingos, a las 19. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: muy buena
El nuevo biodrama de Vivi Tellas repara en la vida de dos senegaleses radicados en Buenos Aires. Mbagny Sow y Fallou Cisse se conocieron en el barrio de Caballito y se hicieron amigos. Uno de ellos decidió participar de la convocatoria lanzada para dar forma a este proyecto. Convenció a su amigo y este, aunque reacio, decidió integrarse al juego.
Ambos intérpretes no son actores, pero tenían la fuerte necesidad de mostrarse, semanalmente, ante una pequeña porción de espectadores y contar quiénes son, por qué decidieron viajar a Buenos Aires, ciudad en la que, ya instalados, comenzaron a descubrir unos pros y unos contras con los que deben convivir diariamente.
Ellos parecen estar cómodos viviendo aquí aunque les afecta que alguna gente los relacione con organizaciones mafiosas, que la policía desbarate sus puestos callejeros y hasta cierta discriminación que sienten solo porque son negros.
Estos amigos escaparon de un universo musulmán con la necesidad de crecer bajo otros parámetros, organizar sus mundos personales de manera diferente y vivir en paz, y lo hacen saber al comienzo del espectáculo a través de una carta que escribió uno de ellos donde deja muy claramente explicitada su intención a la hora de exponer su realidad en escena.
Luego cada uno contará su pequeña historia personal de manera muy fragmentada, pero con mucha elocuencia. Expondrán fotos de sus familiares y rescatarán de sus memorias anécdotas relacionadas con sus infancias, la educación que recibieron y hasta mostrarán ciertos ritos religiosos.
Con total naturalidad, Mbagny y Fallou se van ganando la atención de un público que sigue sus relatos con mucho interés. Vivi Tellas posiciona a estos hombres desde un lugar muy sensible. El juego que organiza es muy vital y tiene una dinámica que combina relato y acción de manera muy equilibrada. Ellos, a la vez, son seres muy simpáticos y sus participaciones se van tornando muy entrañables. Hay mucha sinceridad en esa experiencia que ayuda a tomar contacto con estos miembros de la comunidad senegalesa de manera directa y efectiva. La intensidad del aplauso final lo confirma.
Es cierto que estas historias dejan muchos cabos sueltos. Al final de la función el público puede quedarse a conversar con los intérpretes y así ampliar información sobre sus estilos de vida, tanto en Senegal como en la Argentina.