Druk, una comedia dramática y ágil, que invita a pensar
Esta obra está protagonizada por Pablo Echarri, Juan Gil Navarro, Osqui Guzmán y Carlos Portaluppi; con la dirección de Javier Daulte
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Druk. Autor: Thomas Vinterberg y Claus Flygare, adaptación teatral de la película Druk (Another Round), de Vinterberg y Tobias Lindholm, dirigida por Thomas Vinterberg. Traducción: Ricardo Hornos y Pablo Kompel. Versión: Javier Daulte. Dirección: Javier Daulte. Intérpretes: Pablo Echarri, Juan Gil Navarro, Osqui Guzmán y Carlos Portaluppi. Escenografía: Julieta Kompel y Gonzalo Córdoba Esteves. Vestuario: Ana Markarian. Iluminación: Matías Sendón. Coreografía: Verónica Pecollo. Sala: Metropolitan (Corrientes 1343). Funciones: de miércoles a viernes, a las 20; sábados, a las 19 y 21, y domingos, a las 19. Duración: 80 minutos. Nuestra opinión: Muy buena.
Cuatro profesores de una escuela secundaria, casados con hijos unos, otros no, deciden rendir homenaje al Dios Baco. El Dios del vino los convoca a beber copiosamente en el cumpleaños de uno de ellos. Los resultados son tan acertados, que el cuarteto siente que eso les sacude esa abulia cotidiana, en la que la rutina los invadió, los sobrepasó: a la esposa casi no la ven, ni tienen relaciones, los hijos crecen y están en otra; y el entusiasmo por logros compartidos va quedando en el camino.
El cumpleaños de uno de ellos es el pretexto para sentarse a beber y dialogar sobre lo que les pasa. Lo hacen recatadamente, diciendo poco y escondiendo mucho. Como suele suceder entre los varones. Pero cada uno a su manera siente que a medida que corren las copas, los ánimos, las sonrisas y cierta inquietud interna los anima. Y se hace más claro que en cada uno anida la intención de querer romper estructuras, comunicarse de otro modo con sus alumnos, su familia.
La pieza fue llevada al cine por el danés Thomas Vinterberg (en la Argentina, el film se estrenó en 2020, con el título de Otra ronda). Vinterberg también es autor de La celebración, la obra de teatro, qué, en 2011, dirigió Luis Romero, con Benjamín Vicuña, en el Lola Membrives. Esta última era una oscura tragicomedia, que terminaba en un desborde emocional con consecuencias imprevisibles. En Druk eso no ocurre. Esta es una comedia dramática, en la que el ingerir alcohol, para esos cuatro profesores, parte de un experimento de un teórico, que dice que el cuerpo humano debe tener un 0,05 por ciento de alcohol para funcionar bien. Obtener, en este caso, la medida exacta de entusiasmo y contagiar ese impulso, algo irracional a los alumnos, para incitarlos a estudiar, investigar y hacer, incluso, que la familia vuelva a recuperar sus ganas de estar juntos. ¡Curioso el objetivo de este muy agradable experimento! Y ni hablar respecto de que, según parece, la dosis justa de alcohol, incentiva las ganas de tener sexo.

Druk es una comedia dramática, ágil, que invita a pensar y contagia entusiasmo a partir de las diferencias y lo que une a sus cuatro intérpretes, con caracteres muy disímiles, pero unidos por la amistad. Las y los que conozcan ese “plus” que une a quienes les gusta reunirse para beber, confraternizar y llorar las penas juntos, a la vez que reírse de sí mismos, esta comedia es ideal.
Divertida, algo nostálgica, también invita a repensar algunas creencias. No es moralizante y hasta hace participar al público en algunos juegos, cuando los profes, convierten a la platea, en un aula que desborda de alumnos: ¿Qué tiene actitudes discutibles? Sí, pero habrá que descubrirlas. Un dato interesante es qué a pesar de dictar clases algo ebrios, los profes logran que todos los alumnos aprueben. No es poco.
La traducción-versión-adaptación, tal vez, es demasiado leal a la propuesta danesa, quizás le hubiera hecho bien algunos tics “irrespetuosos”, que la acercaran más a nuestra idiosincrasia. Ver hacer alguna insólita cabriola de baile en escena a Pablo Echarri, conmover con sus lágrimas a Portaluppi, arremeter con su divertido estilo clownesco a Osqui Guzmán, o derrochar afecto y calidez humana a Juan Gil Navarro, hacen que el público quede más que entusiasmado y con algunas frases, que quizás sean ideales para repensar en privado. El sketch cuando se consulta al público, a quién elegirían de presidente, no tiene desperdicio. Es para disfrutar a pleno y luego arrepentirse por haberlo hecho. Javier Daulte, director, fue el DT de un equipo que mete varios goles. La escenografía y la música perfectas.
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