Discutir la América
Lito Cruz, como José de San Martín, y Rubén Stella, como Simón Bolívar, reconstruyen el histórico encuentro en una obra escrita por Pacho O´Donnell
Las fuerzas del rey Fernando VII habían sido vencidas en el Sur por el general José de San Martín, y en el Norte, por Simón Bolívar. Pero aún resistían 25 mil realistas bien equipados en el Perú. Para hallar una solución a ese problema, ambos próceres se reunieron en Guayaquil el 26 de julio de 1822. Poco se sabe con certeza de ese encuentro, pero Pacho O´Donnell reconstruyó esa reunión de cinco horas a través de las cartas previas y posteriores, y la registró en forma de diálogo. Le acercó el texto a Lito Cruz y se decidieron a plantearla como obra teatral.
"Guayaquil" se estrena hoy, en el Teatro del Pueblo, con el mismo Lito Cruz como San Martín y director de la puesta, y con Rubén Stella, en la personificación de Bolívar. La escenografía es de Daniel Feijóo y el vestuario, de Cristina Pineda.
La obra aborda la última hora de ese encuentro y, al entrar en la sala, el espectador se encuentra con una oficina algo revuelta, con alcohol, láudano y muestras de que allí se ha discutido la América. "Desde que el público comienza a entrar en la sala, ya estamos enescena y permanecemos allí todo el tiempo. Es para que el espectador pueda armar la imagen Rubén Stella-Bolívar, Lito Cruz-San Martín. Es que cada uno ya tiene una imagen de estos próceres en su cabeza. Por eso me pareció importante el tema de la escenografía y la luz, para que el espectador pudiera darse un tiempo y pudiera reconstruir aquel encuentro, aquella época y esos personajes. De ese modo, cuando se apagan las luces de la sala, aquel diálogo legendario, extraño y misterioso, donde hay muchas hipótesis de los historiadores, puede tener lugar", explica Lito Cruz.
El libro llegó a manos de ambos actores sobre el final del verano último y decidieron comenzar la experiencia en el interior del país. Córdoba, Mendoza, Rosario, Ushuaia, Marcos Juárez y Santiago del Estero fueron las ciudades que marcaron el termómetro de interés que ellos necesitaban. "Tuvo muy buena repercusión y permitíamos que el espectador pudiera modificar la imagen que tiene del bronce a un comportamiento más humano, más normal. En general, en cada una de las provincias, la gente quería volver a los libros de historia. Es que estamos hablando del encuentro más misterioso de la historia de América latina. Después de esas cinco horas de entrevista, San Martín nunca más agarró un arma, y se retiró para siempre de la vida pública y política del país", explica Cruz.
"En varias oportunidades nos hemos encontrado con gente que, al terminar la obra, nos dice: «Qué lástima que no conozcamos la cosa más en detalle porque la hubiera disfrutado un poco más cuando me la enseñaron». Con esto me quiero referir a la poca información que tienen muchos de nuestros chicos respecto de estas cuestiones. Poder hacer un aporte en este sentido es parte de nuestro compromiso como actores", agrega Rubén Stella.
Tiempo de discusión
Es de suponer que, cuando ambos actores tuvieron por primera vez el libro en sus manos, también les habrá costado separar la imagen que tenían de los próceres en las estatuas o los dibujos del manual de estudios primarios. "En un principio no pudimos evitar ver a los personajes como en figuritas pero, de inmediato, nos fuimos a la historia. San Martín había cruzado los Andes y estaba despreciado en Buenos Aires y las Provincias Unidas, porque le ordenaron volver para intervenir en las guerras civiles entre unitarios y federales, y él se negó. A su vez, en el Perú lo empezaban a calumniar y a decir que tenía ambiciones de poder. Entonces, es con esa depresión que va a Guayaquil. Por el contrario, Bolívar venía desde el Norte, conquistando y creando la Gran Colombia, como él decía. Eso nos pareció interesante y, de ese texto, tomé dos cosas: el carácter muy caribeño, dicharachero, mujeriego y atorrante de Bolívar, y un San Martín mucho más parco y con ese sentimiento de que todo es en vano", explica el director.
Esa visión fue fundamental para la reconstrucción dramática de la pieza. De este modo, el diálogo se transformó en conflicto, con dos hombres de caracteres muy distintos que compartían un sueño que nunca podría concretarse. Son seres humanos que luchan con sus fantasmas interiores. Comparten aspiraciones, pero también no llegan a entender algunas acciones del otro. "El poder nos atrae a cada uno de nosotros como la luz a los insectos nocturnos", le dice en un momento San Martín a Bolívar en referencia a la supuesta ambición de poder de ambos.
"El desenlace distinto de ese encuentro podría haber causado una historia muy distinta para todo el continente. De todas formas, no está en nuestras manos sacar una conclusión. Se intenta dar una respuesta sobre qué les pasaba a estos dos personajes en esa situación en particular, cómo se encuentran y desencuentran desde las ideas, los afectos, el respeto y el cariño. Lo más interesante es que aparezca el debate y la inquietud", ilustra Stella.
Seguramente, la obra generará debate entre los puristas, pero a ellos no les preocupa. "Compartamos este rato de convención y de juego teatral. Después discutamos", concluye Cruz.