Despojo: intriga policial y psicológica con Esther Goris en la calle Corrientes
De la prolífica Patricia Suárez, la comedia sobre una madre que decide, tras una crisis, regalar todas sus posesiones, para zozobra de sus herederos, tiene un ecléctico elenco en el que revistan Bárbara Vélez, Fabio Di Tomaso y Mauro Francisco
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“¿Qué pasa cuando tu madre te estalla en la cara? ¿Qué pasa cuando tu madre puede ser una bomba?”, dice el director Diego Rinaldi para sintetizar el poder de choque de Despojo, una comedia familiarmente bipolar, que sube a escena hoy en el Picadilly. Desde el título ya se informa que hay que prepararse. Escrita por la prolífica Patricia Suárez, la portentosa mamá bipolar está en manos de Esther Goris, acompañada por Fabio Di Tomaso, Bárbara Vélez y Mauro Francisco.
“Es una comedia y es un policial, hay mucha intriga. No puedo contar demasiado sin spoilear. Como decía (Alfred) Hitchcock, hay que pedirles a los espectadores que no cuenten el final”, dice Goris que encarna un personaje “que no las lleva todas consigo”: “Ella misma se define como todas las mujeres en una. Y se llama de distintas maneras, Lilian, Lila, Doris, Betty. Es una mujer muy intensa, bipolar, con una relación demasiado cariñosa con sus hijos sin llegar a incestuosa pero sí agobiante. ‘No está en su sano juicio’, como diría una vecina y hacerlo en clave de humor es un desafío”, dice la actriz que, además, continúa con Mujeres en el baño (los sábados, en Dumont 4040), de Mariela Asensio, donde canta y baila, “un gran desafío para mi carrera”. Sin embargo, en Despojo considera que el reto es aun mayor: “Es un personaje muy complejo, con muchas aristas. En ambas obras, tuve mucho suerte con los elencos y los equipos de trabajo, muy talentosos y buenas personas. Y hasta hay una coincidencia´, el mismo músico”, dice por el autor de la música original en ambas producciones, Mauro García Barbe.
Todo empieza en el consultorio con el doctor Rausch. Al morir su psiquiatra, la madre (Goris) enloquece, se polariza todavía más su bipolaridad y comienza a despojarse de todo lo que la rodea, a regalar los bienes más preciados de la familia. Sus hijos, Boris (Fabio Di Tomaso) y Ariel (Mauro Francisco) tratan de sostener y contener esta avalancha que desparramará los secretos mejor guardados. Mientras los hermanos, cada uno a su manera, hacen lo que pueden, Anita (Barbie Vélez, que hará un desnudo de espaldas, “cuidado”) que creía estar enamorada de su novio, cambia su deseo y entra en un confrontamiento delicioso con la madre.
“Va a tener en vilo al espectador entre risas, lágrimas y emoción. Tiene todos los condimentos, hay humor, amor, crimen, un gran texto y actores de enorme disponibilidad, que se entregan con pasión al trabajo. Ni hablar de Esther, que es increíble”, dice Rinaldi, actor, docente (en la escuela de Georgina Barbarossa) y director teatral que ha trabajado mucho con José María Muscari. Además de este proyecto, dirige Radojka, una comedia fríamente calculada, de Fernando Schmidt y Christian Ibarzábal, con Patricia Palmer y Cecilia Dopazo, comedia ganadora del Estrella de Mar este verano y que continúa en el Picadilly. Y, hasta hace poco en el Border, dirigió Ampelmann, una comedia sobre el amor y otras revoluciones, de Victor Winer, con Emilia Mazer.
Además de los subtítulos informativos en las obras, a Rinaldi le gusta mucho trabajar con elencos eclécticos: “Me gusta combinar energías diferentes, que haya aportes distintos, gente de trayectoria teatral conocida con los del off, con otros más televisivos o muy activos en redes sociales. Por supuesto que esperamos el éxito, pero es fundamental el éxito humano en el grupo, el tener ganas de encontrarse, de ir al teatro, de pasarla bien. Es una puesta de escena más jugada, nada convencional, un gran producto en esta cartelera porteña tan prestigiosa y competitiva”.
La producción está a cargo de Alberto Raimundo, de Circus Entertainment Group, y de uno de los protagonistas, Mauro Francisco, impulsor de este proyecto, quien buscó y eligió la obra de Suárez, el que dio los primeros pasos. “Soy el Nico Vázquez del teatro independiente”, dice Francisco, actor y productor parte del día, y chofer de ambulancias en el municipio de La Matanza, la otra gran parte. “El origen es bastante dramático porque surge con la muerte de mi pareja (Fabián Gutiérrez, exsecretario privado de Cristina Kirchner). Mi psicóloga me dijo que tenía que volver a hacer lo que me gustaba. Y me puse a buscar”, dice el actor de, entre otras, Entretelones (con Fabián Gianola, Ana Acosta, Darío Lopilato y Esteban Prol, dirigida por Manuel González Gil, en 2018).
A Francisco le gustan las comedias negras como Despojo, quizás -dice- porque es lo que aprendió en su familia, a tomar con humor cuestiones desagradables o penosas: “No creo que haya que reírse de todo sino buscarle otro costado. En esta obra ningún personaje se comunica con los otros; en cierta manera, todos despojan y son despojados, y reaccionan de maneras diferentes”. A partir de hoy, como excepción, y después todos los miércoles, la intriga se resuelve, o no, en calle Corrientes.
PARA AGENDAR
Despojo, de Patricia Suárez, con dirección de Diego Rinaldi. Hoy, a las 21, y los miércoles, a partir del 13 de este mes, a las 21. En el Picadilly (Corrientes 1524). Entradas desde $ 2000.
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