Desdémona, aquella víctima de la violencia de género
Flores Cárdenas le da voz y protagonismo a la esposa del Moro de Venecia en esta puesta que se presenta en el Teatro Regio
"Cuando cuenten esta historia, hablen de un hombre que no amó con sensatez sino demasiado, que se dejó llevar al extremo y mató lo que le era más querido. Digan eso, aunque no se trate sólo de él esta historia". Así abre Guillermo Arengo, en la piel de Otelo, esta nueva versión de la clásica tragedia, y así desde el vamos nos advierte que habrá más aristas, más personajes a tener en cuenta.
Es cierto que hay olor a Shakespeare en el aire. Este año en el que se cumplen los cuatro siglos de su muerte las versiones de sus obras se multiplican. Por primera vez en una de las salas del Complejo Teatral del Buenos Aires, el Regio, sube a escena la historia de este moro de Venecia, en este caso en manos del director y dramaturgo Martín Flores Cárdenas, que además realizó la traducción y adaptación. Él y parte de su elenco, Guillermo Arengo (Otelo), Vanesa González (Desdémona), Ezequiel Díaz (Yago) y Esteban Meloni (Casio), contaron cómo fue el proceso.
Hace tiempo que Flores Cárdenas trabaja en la tesis de que el amor y el sexo se encuentran muy cerca de la violencia; no es extraño entonces que desembarque en la tragedia Otelo, una historia donde los celos, la lujuria y el amor se entrecruzan. En este caso, además, desde la perspectiva de la violencia de género, como él mismo señala en el programa de mano: "La consigna #NiUnaMenos le dio visibilidad a un problema antiquísimo que nunca fue considerado como merece".
Lo primero que pensó al comenzar la adaptación fue cómo hacer para que tenga hoy algún valor y no sea sólo una repetición. "Y al leerlo era muy difícil no pensar en este contexto donde la violencia de género está en todos lados. Lo que siempre me llamó la atención de Otelo es que se hablaba de la tragedia de él y no de la de Desdémona, la única que no toma ninguna decisión", explica.
Una cualidad de esta puesta es que Flores Cárdenas no deja en ningún momento en claro el tiempo de la acción (sólo hay una mención a la fotografía, situación que la trae más hacia nuestra contemporaneidad), ni tampoco el lugar. "Es una obra que tiene 400 años y todavía tiene vigencia, así que puede ubicarse en cualquier momento. Eliminé todo rastro de lugar. De todas formas la gente tiene tan presente Chipre y Venecia, que es difícil sacarlo de plano. Es en una isla. Solamente eso. Le da una cuestión metafísica", explica con convicción.
Hace tiempo que Martín Flores Cárdenas investiga estas temáticas, las cuestiones de género y las formas violentas de amar. Con su obra Entonces bailemos las llevó al límite con una austeridad extrema que mantiene y exacerba en este nuevo proyecto. Claro que el Teatro Regio le permite de todo pero él se aboca a las acciones, las actuaciones limpias. "Confío en el actor, me gusta jugar con él, con su caudal expresivo y aunque pruebo con los objetos siempre termino decidiendo que no los necesito. Y encuentro mucha más potencia en encontrar la manera de despojarme de ellos que hacer algo más fácil como agarrar un objeto".
El uso de la música y de las coreografías es otro sello distintivo y aquí, además, suena en vivo. "La música no sólo acompaña la escena sino que también es generadora de sentidos para transmitir una idea contradictoria", sostiene el director.
De todas las tragedias de Shakespeare, Otelo es la única en la que no hay reinados en peligro ni se derroca al soberano. Aunque asomen algunas batallas y cuestiones políticas serán sólo como telón de fondo. Su problemática es puertas adentro: los celos irracionales de su protagonista. Desdémona, la única verdadera víctima de esta historia, ha estado en las sombras y fue silenciada hasta hoy. "Tracé algunos paralelos con la mujer de hoy. En todas las versiones Desdémona aparece como una mujer pura y casta. Quise crear la idea de que es una mujer a la que le gusta divertirse y emborracharse. Cada vez que vemos casos de violencia de género en los noticieros parece que se destaca más eso, como si se mereciese la muerte. Así que lo encaramos por ahí".
Conocemos al personaje de Desdémona a través de un velo, ese lugar al que la historia teatral la condenó desde siempre. Pero esta vez crece en protagonismo y por fin tendrá su merecida voz. "Desdémona fue surgiendo en un trabajo en equipo -dice Vanesa González quien tiene a su cargo ese papel-. Juntos fuimos construyendo y decidiendo cómo contar esta historia".
También el personaje de Emilia (Laura López Moyano), la confidente de Desdémona, cobra un valor capital en esta versión. El giro del final que no conviene anticipar es una clara muestra de la importancia de esta mujer -de la mujer- no sólo para esta historia sino para el futuro.
Ezequiel Díaz es Yago, el otro verdugo de esta historia, aquel capaz de sembrar las peores dudas sobre la fidelidad de su mujer y arrojarlo al borde del abismo al poderoso Otelo. "Soñé con este personaje durante mucho tiempo. Siempre había pensado en Yago de una manera muy parecida a cómo se desarrolla en esta versión: una especie de animador que apela a un gran carisma, un malo que te seduce pero esa seducción te lleva hacia un mal lugar. Tiene la capacidad de descubrir la debilidad de todos y la maldad se va enraizando al mundo y va afectando a los diferentes personajes. Esa violencia que está inherente y que empieza a salir a la superficie en todos, los que la ejercen y los que la padecen".
Con su admirable dulzura, Esteban Meloni interpreta a Casio, un hombre devenido en héroe casi sin querer. "Este personaje es un signo de pregunta. En algún momento quizás aparezca un costado no tan bueno, me gusta tener eso por develar. Él se queda con todo. Es muy misterioso. Y en el trabajo con Martín se complejizó mucho más todavía. Nos propuso trabajar en varias capas (el personaje, las circunstancias, el actor en relación con sus compañeros y el actor con el público). Ese fue el trabajo más meticuloso que tuve que hacer y sigo haciendo porque esto recién empieza, es un punto de partida. El encuentro con el público recién comienza."
Gran parte del peso de esta tragedia recae sobre Guillermo Arengo, y tiene resto, un actor con una trayectoria frondosa y que lo tiene hoy como parte del elenco de la tira Los ricos no piden permiso. "El proceso de armado del personaje todavía continúa -cuenta Arengo-. Es un lugar común pero en el estreno sentí el embate de la parte que faltaba. Para mí es muy difícil actuar en general, hay que lograr que el cuerpo sea realmente el emisor. Todo lo demás es para eso, el teatro se conjuga en ese presente en el que convivimos todos, ahí es donde se produce."
El personaje empieza y termina diciendo que no es la historia de él, aunque su nombre así lo indique y su presencia sea arrolladora. "Tiene que ver con la idea de Martín, con el papel que le quiso otorgar a Desdémona. La obra tiene muchas cuestiones pero él valora eso y ecualiza adelante esa cuestión. Esas palabras están abonando esta idea", asegura.
Aunque la historia sea ríspida y trágica, en esta versión la solidaridad, cierto espíritu de camaradería se respira en el aire. Es que el director, en su búsqueda por poner en jaque casi todas las convenciones teatrales, deja a los actores (personajes) en escena durante toda la función. "Me gusta el trabajo en equipo, la idea de grupo, -cuenta Flores Cárdenas- y que estén todos ahí, interactuando con sus compañeros, divirtiéndose con lo que hacen. Ese apoyo, esa mirada del otro, tiene mucho que ver con mi forma de trabajar". Para Arengo, de esta manera "se democratiza el espacio. Eso conlleva una idea de poner en duda los límites entre la platea y la escena, entre la ficción y la realidad. El personaje se pone en duda porque se pone en duda el límite de la ficción."
Otelo
De William Shakespeare
Funciones, de jueves a sábados, a las 20.30, y domingos, a las 19.
Teatro Regio, Córdoba 6056.
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