Derechos. El presidente de Argentores cuenta que los autores podrán cobrar por lo que se ve en las plataformas de streaming
El dramaturgo y guionista Miguel Ángel Diani cuenta los logros de la entidad y estrena El chico de la habitación azul, una obra sobre el abuso
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El teatro fue su primer contacto con el mundo artístico. Se formó en la Escuela Municipal de Arte Dramático y, luego, con el maestro Carlos Gandolfo. Participó como intérprete de varios proyectos independientes. Poco a poco fue transitando el camino de la dramaturgia y luego se fortaleció como guionista televisivo. Miguel Ángel Diani, actual presidente de Argentores, continúa escribiendo teatro, aunque por ahora la gestión al frente de la entidad que protege los derechos de los autores de teatro, televisión, radio y medios audiovisuales, le quita tiempo para dedicarse al universo televisivo.
Por estos días el creador está dando a conocer su nuevo libro, Elefantes y otros textos teatrales (Editorial El Zócalo) que reúne cinco piezas de su autoría. Una de ellas, El chico de la habitación azul, se representa en el Teatro del Pueblo. Con dirección de Enrique Dacal e interpretación de Hugo Men, Amancay Espíndola y Gabriel Nicola.
En su texto Diani retoma algunos temas recurrentes en su producción, como las relaciones intrafamiliares y cierto humor ligado con el absurdo o el humor negro, un vehículo ideal para desarrollar temas muy duros como los que suele exponer en su producción dramática.
“Me gusta trabajar sobre el núcleo primario que son las familias –explica el autor–. Ahí se producen todos los conflictos y todas las crisis que luego se expanden a la sociedad. Generalmente se dice, ‘pintarás tu aldea y pintarás un mundo’. Afirmaría que si pintas un poco lo que sucede en una familia podes trasladar eso a dónde vos quieras. Mi teatro está basado en esa temática. En el caso de El chico de la habitación azul se expone una situación de abuso que sufre un chico a quien sus padres confinan en una habitación desde los seis años y lo tienen encerrado hasta los 40. La pregunta es qué va a ocurrir con ese muchacho cuando tenga que enfrentarse al mundo. En qué se convirtió. Una historia un poco de victimas y victimarios que también está ligada al padre”.
Desde sus comienzos como actor a Diani siempre le interesó profundizar en los universos creativos de autores como Samuel Beckett, Eugéne Ionesco o Franz Kafka. En particular, en esta nueva pieza que da a conocer, considera que asoma cierta influencia de Pic nic de Fernando Arrabal. Aquella historia en la que los padres van a visitar a su hijo mientras está en una trinchera de guerra con la intención de compartir un domingo con él.
Pero también el autor siente un profundo interés por el grotesco, género que también asoma en sus textos. “Creo que obras como La nona de Roberto Cossa o La fiaca de Ricardo Talesnik –expresa– superan la argentinidad, se proyectan con fuerza en el mundo. Indudablemente uno ha recibido muchas influencias a lo largo de su carrera. Y así como las personas reciben influencias de lo que sucede en su entorno, al creador, sea escritor, pintor o músico, lo invaden cuestiones relacionadas con su arte y que sin querer se cuelan en su obra. Es inevitable. A mi siempre me gustó ese estilo de teatro entonces en mis obras se ve reflejada esa poética.”
A finales de la década del 80 Miguel Ángel Diani fue convocado por Jorge Maestro y Sergio Vainman para que comenzara a colaborar con ellos como guionista televisivo y luego él continuó su camino creando proyectos como Son de diez, Aprender a volar, Vivo con un fantasma o La nena que no solo tuvieron una fuerte repercusión en el público sino, además, por los que recibió los premios Martín Fierro, Broadcasting, Prensario y Argentores; en 2004 Alberto Migré lo invitó a formar parte del área televisión de Argentores. Aceptó la propuesta y desde entonces ha ocupado en la entidad diversos cargos hasta llegar a la presidencia de la institución (actualmente atraviesa el tercer período en la función).
Apasionado por su tarea cotidiana, en su encuentro con LA NACION aporta una serie de datos sobre la labor que Argentores ha venido desarrollando no solo en tiempos pandémicos sino en esta actualidad, donde las diversas actividades comienzan a tomar nuevos impulsos.
“Argentores tiene 112 años de existencia –cuenta Diani–. Nació en 1910 como un espacio de lucha. Entonces los dramaturgos de esa época estaban un poco hartos porque no cobraban derechos de autor. En otros países eso ya sucedía pero aquí no. Los autores vendían sus obras por monedas y los que usufructuaban su labor eran los productores, los actores, todos los que tenían que ver con el espectáculo. Pero no los autores de ese momento. Hicieron una pausa, hasta hubo barricadas frente a los teatros de calle Corrientes y lograron el 10 % del derecho de autor. Eso fue un antes y un después y llevó a que se creara la primera sociedad de autores. Esta entidad nació en medio de esa lucha y la mantiene hasta el día de hoy.”
–En tiempos de pandemia las actividades en general estuvieron muy paradas. ¿Cómo siguió ese difícil proceso Argentores?
–Durante la pandemia la entidad estuvo muy cerca de los autores. En algunos casos adelantando derechos de autor, sosteniendo un servicio social que se brinda a nuestros asociados como el sistema de salud a través de una reconocida prepaga y se mantuvieron los beneficios que reciben nuestros pensionados. A la vez seguimos peleando por conseguir nuevos derechos. Estuvimos acompañando el proyecto de Ley del diputado Pablo Carro en el Congreso (la Cámara de Diputados aprobó prorrogar la vigencia de las asignaciones específicas para las industrias e instituciones culturales por 50 años) porque sabemos que un derecho que se pierde no vuelve más. Tenemos un patrimonio cultural increíble. Si se cortan los subsidios se quiebra la actividad teatral independiente, en vez de filmarse 80 películas se harían solo cuatro. Además el estado tiene que estar presente alentando a los particulares, a los productores independientes. Otorgando beneficios fiscales, por ejemplo. También es necesario regular las plataformas como Netflix y otras que ni siquiera tienen domicilio fiscal en el país.
–¿Hubo avances en este tema de las plataformas, concretamente en cuanto al pago de derechos de autor?
–Argentores es la primera entidad a nivel latinoamericano que cobra “gran derecho” que es lo que percibimos los dramaturgos, los guionistas, aún si son guionistas de plataformas. Estamos cobrándole a Netflix y a otras plataformas y ya se está liquidando su dinero a los autores. Lo mismo sucede con YouTube. Ahora hicimos arreglos para que los guionistas de los podcast comiencen a cobrar sus derechos también. Es maravilloso el trabajo que realiza esta entidad. Yo tengo un orgullo tremendo de que me toque, en este momento histórico, estar al frente de ella. Hemos entendido el trabajo mancomunado entre la administración y el cuerpo directivo, desde hace varios años. Y cuando trabajas en equipo las cosas salen bien. El teatro estuvo parado toda la pandemia. Ahora comenzó de vuelta y es notable ver la fidelidad de la gente hacia esta actividad, es impresionante. Si haces un comparativo de mayo del año pasado a mayo de este, hubo un 800% de aumento en la recaudación. La necesidad de la gente de conectarse con esta actividad es algo mágico.
–¿También están proponiendo cambios en el sector audiovisual, concretamente en el INCAA?
–Uno es la creación de la Multisectorial audiovisual en la que están casi todos los gremios que forman parte del área y Argentores también está como una especie invitado de honor porque fue uno de los fundadores de la Multisectorial. Se creó en esta oficina hace ya ocho años, a partir de una conversación que mantuve con Alejandra Darín (presidenta de la Asociación Argentina de Actores). Aquí empezamos a pergeñar la idea de que teníamos que hacer algo para que haya más producción porque esto se va a pique, no hay laburo. Así prendió la semilla de lo que hoy es la Multisectorial y hay otro espacio que se creó hace dos o tres años que se llama EAN (Espacio Audiovisual Nacional) que está formado por directores de cine y televisión juntamente con otras asociaciones. El EAN viene trabajando en un proyecto de reforma de Ley de cine que sea mucho más abarcativo del que hoy existe. No porque no sirva el que tenemos sino porque quedó viejo, por la sencilla razón de que aparecieron las plataformas que antes del 94 no existían. Hemos hablado con el ministro de cultura, Tristán Bauer, y nos ha dado todo su apoyo. Estamos trabajando con áreas de cultura de distintas provincias, con el INCAA y el proyecto ya está terminado. Hicimos tres o cuatro reformas, esta es la cuarta, donde tratamos de sumar todos los intereses y las observaciones de aquellos que tengan que ver con el mundo del cine y el audiovisual. El cambio más significativo, entre varios, está el de sumar a las plataformas y, además, proponemos crear un directorio para conducir el INCAA. Formado por los distintos espacios que tienen que ver con el cine y el audiovisual: directores, guionistas, productores también. Hasta hora el modelo es que el Instituto de Cine está conducido por un presidente y todas las decisiones pasan por él y toda la responsabilidad también. Hoy, como modelo de las sociedades de gestión, está muy bien vista la nueva propuesta. En breve comenzaremos a llegar a diputados y a senadores para que sea tratado el proyecto.
Para agendar
El chico de la habitación azul
de Miguel Ángel Diani
Teatro del Pueblo, Lavalle 3636
Sábados, a las 17
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