Daniela Pantano, una artista ecléctica que se hace su propio camino
Actriz, cantante y bailarina, escribió un biodrama sobre la relación con su padre y mañana presenta con entradas agotadas un show musical llamado Bajo las estrellas
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Daniela Pantano define su carrera como “ecléctica”, un modo de decir que no se queda quieta. Actriz, bailarina, cantante y ahora también escritora, va del circuito comercial al off, del audiovisual a lo presencial con energía y buscando en cada oportunidad un nuevo aprendizaje. Pero siempre, al llegar a su casa, relajada frente al espejo se dice a sí misma que “no hay como el teatro”.
“Me gusta todo y lo aprovecho, el cine, la televisión, pero en el vivo con el público es donde me siento mejor. Y si se trata de un proyecto personal, todavía más, se siente como una realización”, dice la imponente rubia, que hace seis meses fue mamá primeriza de Ámbar, uno de los frutos –pero no el único– que la pandemia le trajo en medio del remolino de cambios y contramarchas.
En febrero aceptó la propuesta de subirse a la terraza del Picadero para cantar Bajo las estrellas, el show que comparte con el pianista Leandro Becker y un invitado. La primera fue Laura Oliva y, este domingo será de la partida el músico y cantante Fena Della Maggiora: a las 48 horas de salir a la venta, las entradas se agotaron.
“Es una linda opción al aire libre, la gente puede comer algo mientras disfruta el espectáculo que es muy ecléctico, como soy yo, con canciones conocidas que van de Lady Gaga a Chavela Vargas”, dice, muy contenta por la convocatoria aunque no cree que haya más funciones.
Otra forma de encontrarse con Daniela Pantano es la película Una tumba para tres, de Mariano Cattaneo y Nicanor Loretti, una de suspenso con Diego Cremonesi y Gerardo Romano, disponible en la plataforma Cine.ar. O esperar a abril cuando regrese Valeria radioactiva, de Javier Daulte en el Espacio Callejón desde 2018, con María Onetto y Héctor Díaz, entre otros. “Son varias las obras en las que trabajé con Javier (Clarividentes y el musical Ni con perros ni con chicos, de Fernando Albinarrate). Cuando empecé a estudiar con él hice un clic en mi carrera. Si bien me formé con otros maestros como Raúl Serrano, Marcelo Savignone, Marcelo Katz, fue con Javier con quien me afirmé en lo quiero”, dice la actriz que comenzó muy dedicada al teatro musical. Fue parte de Hair (dirigida por Rubén Elena, en 2004), Generación Pop (Reina Reech), Hairspray, El conejo (Diego Oria), Priscilla, reina del desierto, Más de 100 mentiras. No obstante, en un momento se cansó y quiso profundizar más en la actuación. Así llegó a Daulte.
“Las cosas propias, las que te salen de las entrañas, son las que te hacen feliz. Quedarte a esperar un llamado es muy angustiante para los artistas”, dice Pantano desde su experiencia de animarse a poner manos a la obra. Primero fue Sólo quiero que me amen, sobre la vida de Marilyn Monroe, en el Cultural San Martín, con música de Albinarrate y dirección de Juan Álvarez Prado que también escribió el texto a partir de la idea de la protagonista. Por su trabajo actoral fue nominada a los premios Ace 2018. En medio de la quietud laboral de 2020, dio otro paso más: terminar la escritura de la obra surgida en el taller de dramaturgia de su mentor, Javier Daulte.
Y luego la calma es el título del biodrama que, si los planetas se alinean, pueda estrenar la segunda mitad del año o a principios de 2022 en el Cultural San Martín. Es probable que Dennis Smith sea quien la dirija a ella y al otro protagonista, todavía no confirmado. “Mi papá murió hace dos años y la obra es sobre mi relación con él. Cuando la escribí, estaba internado, muy mal, pero continué. En la historia, que no tiene casi nada de ficción, me imaginé embarazada y después se hizo realidad. Fue un proceso de escritura en el que pasaron cosas”, cuenta. Al morir el papá, no pudo seguir con las funciones de Sólo quiero que me amen, algo que le quedó pendiente. En cambio, prefirió hacer algo “más liviano y divertido” como Departamento de soltero, en 2019, la comedia basada en el film de Billy Wilder, con Laura Fernández y Nicolás Cabré, dirigida por Daniel Veronese en calle Corrientes. “Otro mundo. Quería trabajar con Veronese, que me conociera, y llegué por casting. Me gusta ganarme mi lugar por las audiciones, que reconozcan el trabajo que una hace, fue una linda experiencia aunque no un gran desafío como actriz”.
En el camino de la prueba y el error, hace tiempo, en 2012, participó en la segunda edición del reality Soñando por bailar (Eltrece), que tuvo como ganadora a Magui Bravi, su compañera de habitación. “No sirvo para eso, armar lío para que hablen de vos, es otro mundo, un código que no entro, no tiene nada que ver con lo artístico. Este año, como Sebastián Mazzoni es mi profesor de canto y es coach en el Cantando, me propuso participar pero no quise, no estoy a esta altura del partido para que me critiquen, para que te digan como son las cosas, cada uno tiene su búsqueda como artista y recibir devoluciones para que te critiquen y te lastimen muchas veces, no me interesa”, dice bien parada en lo que quiere y repite convencida: “Creo en gestar proyectos propios y empujarlos incluso desde las redes sociales donde me muevo mucho porque somos muchos y hay muy poco trabajo. Si no te movés, te deprimís en tu casa esperando la señal”.
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