La actriz dice que la comedia musical ya forma parte de su pasado; se dedica al teatro independiente y no sólo actúa sino que también escribió Y luego la calma, dirigida por Dennis Smith
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Inició su carrera artística como bailarina y cantante. De a poco fue introduciéndose en el campo de la actuación y la dramaturgia. Daniela Pantano es una intérprete exquisita que abandonó algunos proyectos muy relevantes en su carrera para volcarse a concretar otro tipo de experiencias. Uno de sus maestros, Javier Daulte, le enseñó que “la carrera de un artista está basada en los no” pero también ella es consciente de que un intérprete debe ganar popularidad, prestigio y hacer aquello que lo haga vibrar.
Por eso dejó en su momento de participar en musicales y estuvo en muchos de ellos (Hair, Generación pop, Hairspray, El conejo, Priscilla, reina del desierto, Más de 100 mentiras). En cierta oportunidad sintió que ya no vibraba en escena y entonces recibió la propuesta de Alejandro Ullúa para participar del espectáculo Nosotros los amantes, en el teatro 25 de Mayo, y se animó a dejar de lado el teatro comercial para dar forma a proyectos que le impusieran nuevos compromisos.
Así fue que participó de Ni con perros ni con chicos, en el Teatro Nacional Cervantes, bajo la dirección de Javier Daulte, creador con el que inició una fuerte relación de amistad y también creativa. Tanto que continuó participando en algunos de sus espectáculos como Clarividentes y Valeria radioactiva, este último aun en cartel. También decidió desarrollarse como autora y lo hizo en un taller conducido por Daulte. Allí nació una experiencia, Y luego la calma, un biodrama en el que Pantano recrea ficcionalmente la historia con su padre, hoy fallecido. En escena la acompaña Javier Niklison y la dirección es responsabilidad de Dennis Smith. La obra se presenta en El Camarín de las Musas.
“Empecé a escribirla antes de la pandemia –cuenta la autora y actriz–. Mi papá todavía vivía. Apareció la necesidad de hablar del vínculo que tenía con él y, en algún momento, tuve que parar porque me afectaba muchísimo. Me tomé unos meses. Necesité distanciarme también porque, en un moment,o la obra se tornaba muy autorreferencial. Javier Daulte me aconsejó que empezara a ficcionar y a tomar distancia porque entendía que iba a ser imposible continuar. Lo hice y el texto se volvió mucho más rico”.
Ciertos problemas de salud afectaron a su padre durante un prolongado período y la actriz fue la encargada de acompañarlo en un proceso que no resultó sencillo pero del que ella no reniega. Cuenta que hasta en algunos momentos se había transformado en una madre protectora.
“Cuando una persona está enferma es desgastante porque te chupa la energía: lo acompañé en todo momento –cuenta Pantano–. Dennis Smith, el director, quiso que la obra sea luminosa y entonces mostramos una relación padre/hija que, a lo largo de la obra, se van perdonando, se van encontrando. Uno puede tener relaciones complicadas con un padre o una madre pero si te preguntan, ‘¿vos lo querés?’... ¿qué se responde? Y sí, yo amé a mi papá y no le tengo ni rencor ni bronca. Tuvo una infancia de porquería, hizo psicoanálisis e intentó modificar muchos hábitos. Uno, a veces, no puede con su pasado. Yo trabajé mucho mi personalidad para tratar de no quedar pegada a las cosas que vienen con uno respecto de sus padres. Eso también lo pienso hoy en relación a mi hija”.
Daniela Pantano explica que en julio de 2018 murió su papá, en noviembre quedó embarazada y, al poco tiempo, nació su hija. Luego llegó la pandemia, algo que para ella no fue tan grave porque según explica, “uno como artista siempre está buscando el momento. Mientras transitaba el embarazo aproveché para terminar de escribir la obra”.
Desde un comienzo la actriz había decidido que Dennis Smith sería el encargado de dirigir el espectáculo. Se conocieron en el Cervantes haciendo Ni con perros ni con chicos. El cantante, actor y director siguió el proceso de escritura de la pieza porque ambos formaban parte del mismo taller de dramaturgia por lo que decidieron juntarse y dar vida a esta experiencia.
Cuando se la consulta a Daniela Pantano sobre su labor como bailarina y cantante responde rotundamente que ese camino ya finalizó. " Ya está –dice con total convencimiento–. Me encanta bailar y voy a clases de danza pero eso ya quedó tan atrás. Yo soy actriz. Está reinstalado. Muchos no saben que bailo. Sí que canto porque lo incorporé en mis espectáculos. En Valeria radiactiva Javier me hace cantar al comienzo del espectáculo. Sigo estudiando, la formación para un artista es fundamental. También formo parte de un grupo de lectura. Si no hacés estas cosas, te quedás y empezás a ser un actor antiguo. Hay tantas maneras nuevas de trabajar”.
Y una de ellas también es la autogestión de sus propios proyectos. Daniela Pantano está feliz de haber producido este espectáculo y haber participado hasta en la construcción de un afiche. “Tengo una sensación profunda de realización, de poder, en el buen sentido. Los proyectos propios son los que te sostienen”.
Para agendar
Y luego la calma
Dirección: Dennis Smith
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960
Viernes, a las 20.30
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