Daniel Casablanca, un soldado de la actuación en pie de guerra
Vuelve al teatro presencial con tres únicas funciones de Esa iglesia llena de enemigos armados hasta los dientes, en la explanada de la Biblioteca Nacional.
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Actor, director, docente, muchos lo conocen como uno de los integrantes del prestigioso grupo teatral Los Macocos, una leyenda del teatro alternativo. Otros lo descubrieron en Toc Toc, la obra más vista de la cartelera porteña, con diez años en cartel y más de 2700 funciones representadas.
El inicio de la cuarentena lo sorprendió como a tantos actores en pleno comienzo de temporada. Hacía un mes había reestrenado La fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi, con Los Macocos, y venía de reestrenar Toc Toc con un elenco bastante renovado, a la vez que como autor y director había estrenado Casi Humano, en el Border, interpretado por Rodrigo Bello, y estaba a una semana de reestrenar Yatencontraré, en el CCC.
“Fue un baldazo. En un principio uno puede pensar que la cuarentena es una vacación obligada, un descanso, pero como actor la atravesé de manera bastante traumática. También sirvió para replantear cosas. Por ejemplo, con mi mujer Guadalupe Bervih tuvimos la oportunidad de ensayar un espectáculo entero, Discepolín, fanático Arlequín, que es un unipersonal que ella dirigió y salió en la pandemia, algo que, por la vorágine laboral, eso de venir haciendo y no tener espacio para parar, no habría salido de otra manera”, reflexiona Casablanca, aunque advierte que la palabra reinvención no lo convence para nada.
“Mi trabajo es una inversión de muchísimos años de estudio y de investigación, como para reinventarme en dos meses en otra actividad. Creo que todos hemos sufrido la pandemia y la seguimos sufriendo”, se lamenta.
La gran noticia es que, por estos días, el prestigioso comediante y director sube a escena en el Teatro Nacional Cervantes junto a Julián Ponce Campos con Esa iglesia llena de enemigos armados hasta los dientes, bajo la dirección de Emiliano Dionisi, una obra escrita por Agustín Sáiz para dos clowns que ahonda en la oscuridad de la condición humana.
Según palabras de su autor, la pieza narra la historia de un sargento y un soldado raso cubiertos detrás de una trinchera como únicos sobrevivientes de su pelotón. Del otro lado, se levanta la iglesia de un pequeño poblado atestada de enemigos armados hasta los dientes. La misión es tomar la iglesia y acabar con el enemigo. El objetivo no será nada fácil, ya que antes se debatirán sobre el bien y el mal, los privilegios de clase y el orden establecido de las cosas.
“Fue una propuesta del Cervantes a través de un concurso de obras cortas. A nosotros nos tocó una obra de clown de este autor marplatense, Agustín Sáiz. El muchacho tenía un número de clown que hacía en Mar de Plata, lo escribió, lo mando y ganó el concurso. Después nos convocaron al director y a los actores para interpretarla. Las obras seleccionadas se ensayaban diez días, luego se representaban y se filmaban en el teatro sin público”, cuenta Casablanca sobre el proceso que llevo a estrenarla primero de manera virtual y próximamente también de manera presencial con tres funciones, en el marco del ciclo El Cervantes en la Biblioteca.
“Es un espectáculo de clown, cuyos personajes fueron llevados a un lugar más verdadero, pero lejos del naturalismo, que atraviesan una situación muy extrema. Un momento donde quedan dos soldados en una trinchera y el superior le dice al otro que salga y que ataque, pero el soldado no quiere salir porque lo van a matar. Entonces, comienza un diálogo filosófico entre ellos, donde surgen cuestiones como el miedo a la muerte, la religión, si vale la pena o no la guerra. Y así, estos personajes medio clownescos permiten hablar de una cosa bastante siniestra”, sigue Casablanca.
Por otra parte, anticipa que en abril vuelven con los Macocos en Maten a Hamlet, una versión “macocal” del clásico de los clásicos del teatro, a estrenarse en el teatro 25 de Mayo, y después de 10 años en la cresta de la ola con Toc Toc anuncia que finalmente este 2021 decidió bajarse del elenco. “Habíamos estrenado en enero de 2020 con un elenco más o menos nuevo, y el primer fin de semana de marzo paramos. Ahora me llamaron hace tres días para volver a comenzar y me bajé, dije que no. La verdad es que estoy por estrenar con Macocos, alistando el unipersonal, con esta obra en el Cervantes, preparando otro infantil y no me dio la energía”, asegura.
Por lo pronto, a punto de estrenar Esa iglesia…, ¿cómo vive Casablanca la vuelta al teatro presencial? “Complicado obviamente, muy de a poquito. Los grandes eventos masivos seguramente van a ser los últimos. Si abrís un teatro independiente, chico, con el 30 o el 50 por ciento del aforo a veces no tiene ni sentido abrir, mientras que al teatro comercial la gente todavía no se termina de animar, a pesar de que los protocolos teatrales son bastante cuidados. Pero de a poquito estamos volviendo. Si dios quiere y la vacunación no frena, quizás esquivamos la segunda ola y el invierno no sea tan duro. Me imagino que para la primavera ya vamos a estar haciendo una vida normal”, sueña Casablanca.
PARA AGENDAR
Esa iglesia llena de enemigos armados hasta los dientes, de Agustín Sáiz, con dirección de Emiliano Dionisi. Viernes y sábado, a las 22; domingo, a las 21.30 horas, función presencial en la Biblioteca Nacional (Agüero 2502) previa reserva en Alternativa teatral. Disponible en el Cervantes Online (gratis).
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