Cris Miró. Tres tributos a ella, la primera de todas
Dos espectáculos teatrales y una miniserie para una plataforma de streaming, basada en el libro de Carlos Sanzol, se hacen eco de la vida y obra de la primera actriz trans en llegar al mainstream y ganar popularidad en la década del 90
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Antes de Florencia de la V, Lizy Tagliani, Costa, Mariana Genesio Peña y Payuca existió Cris Miró. Fue la primera actriz trans en llegar al mainstream y ganar popularidad, allá por el inicio de los años 90. Lo hizo de la mano de Lino Patalano, quien se atrevió (desafiando todos los prejuicios) a contratarla como vedette para Viva La Revista en el Maipo, en el Maipo, en 1995. Y luego también gracias a Hugo Sofovich, quien la incorporó a los elencos de las comedias Más loca que una vaca, Potras y Más pinas que las gallutas, que se estrenaron en plena avenida Corrientes: en el Teatro Tabarís.
En cinco años se ganó un lugar inusitado en el medio y supo sortear bien las críticas de quienes la ninguneaban por su identidad de género. Incluso salió bien parada cuando Mirtha Legrand la invitó a uno de sus almuerzos y la recibió con aquello de “No sé cómo tratarte, mi amor, si decirte señorita o señor”, para luego importunarla con preguntas como “¿Esta es tu voz natural? ¿Votaste en mesa de caballeros? ¿Cuál es tu verdadero nombre? ¿Por la calle vas vestida así? ¿Te molesta que se sepa que sos un muchacho?”. Lamentablemente murió al poco tiempo (en 1999, a los 33 años) y no pudo desarrollar la carrera para la cual parecía predestinada. Pero marcó un precedente valiosísimo y abrió una puerta hasta entonces infranqueable que permitió el ingreso a la escena comercial de otros/otras artistas trans, hoy valorados, respetados, queridos y exitosos.
Hoy dos espectáculos teatrales la recuerdan y le rinden tributo: Ana es luz y Orgasmo apocalíptico. Asimismo, se encuentra en preparación una miniserie sobre su vida y obra basada en el libro Hembra. Vivir y morir en un país de machos, de Carlos Sanzol, que publicó Editorial Planeta en 2017. La primera pieza es un musical biográfico con emblemáticos temas del rock nacional, concebido por Facundo Miranda, quien también la dirige, que cuenta con un numeroso elenco (de 16 actores y bailarines, con destaque de Agustín Justin en el papel de Ana, alias de Cris Miró, más cinco músicos y otros tantos coreutas), en el Teatro Regina. “La idea de hacer un musical inspirado en la vida de Cris Miró me surgió al darme cuenta que ella es una figura a la que no se le rinde el homenaje que se le debería rendir, y por la sensación de que en el teatro argentino, más aún dentro del género musical, no existen ejemplos que aborden la visibilidad de la comunidad trans; entonces me pareció bien fusionar su historia con el teatro musical y hacerlo con una mirada crítica hacia la sociedad que sigue sin rendirle un reconocimiento”, empieza explicando Miranda, quien –remarca– hoy tiene la edad en que Cris murió. “Yo era muy niño cuando ella murió, así que no llegué a conocerla personalmente, pero vi todos sus videos, todas sus entrevistas, y lo que más me atrae de ella es que la veo como a una mujer empoderada, que además nunca se dejó llevar por la violencia de los comentarios que le hacían; es más, con su amor y dulzura transformaba esa violencia y lograba contestar con una manera muy cálida. De todas maneras creo que si a Cris no se la hubiera llevado la enfermedad tal vez hubiera sido víctima de un transfemicidio, porque si bien la sociedad cambió un poco de los años 90 a hoy, los números de muertes siguen siendo preocupantes, signo de que a nuestra sociedad le falta crecer un montón en ciertos aspectos”, entiende el también actor, de reciente lucimiento en Drácula, la despedida. Empero, Ana es luz, no concluye con la muerte de Cris Miró sino en su momento de esplendor, luego de pasar revista a la discriminación que vivió en su propio hogar, a la violencia sufrida a manos de un productor inescrupuloso y al romance vivido con un famoso deportista.
El segundo espectáculo, Orgasmo apocalíptico, es un revival del primer show en el que participó Cris Miró antes de ser famosa, cuando sólo tenía 20 años, estrenado en 1985 en el boliche gay In Vitro. Está dividido en cuadros coreográficos, a cargo de Agostina Pujol, Cris Juno, Agustín Bermudez, Lefer Ibarra y Joel Castañeda, quien protagoniza los segmentos que supo dar vida la recordada actriz, bailarina y vedette. Se representa en el Espacio Multiescena, es prohibido para menores de 18 años (ya que incluye desnudos) y cuenta con dirección de Jorgelina Eva Belardo, integrante del elenco original e impulsora del reestreno. “Reviví este espectáculo porque sentí que la figura de Cris no estaba reivindicada y porque quería mostrar que no había nacido en el Maipo, sino en un proyecto independiente, cooperativo, en el que todos hacíamos de todo, que tuvo mucho éxito entre la comunidad LGTB, y que fue durante esa instancia que los productores del circuito comercial la descubrieron y la convocaron”, asegura la egresada de la escuela de actuación de Alejandra Boero y del taller de dirección de Mónica Cabrera, también conocida por ser la primera abogada trans recibida en la UBA. Si bien se podría pensar que la versión actual de Orgasmo apocalíptico es un calco exacto de la original, Belardo aclara que se diferencia en un punto específico: “Antes el espectáculo tenía dos imágenes masculinas hegemónicas, por decirlo de alguna manera, y tres personajes ambiguos. Hoy todos son no binarios. Por eso el protagonista es Joel Castañeda, una artista drag queen no binaria –que conocí en el espectáculo Bendito tú eres, que producía Flavio Mendoza–, que se asemeja a lo que era Cris en aquella etapa, en que ambas éramos cuasi travestis porque no teníamos pechos ni éramos identificadas como mujeres trans”.
Consultada sobre si la irrupción de Cris Miró en el medio fue más importante a nivel artístico o social, Belardo no tiene dudas: “Ella rompió con un paradigma social, pero no pudo demostrar todo el talento que tenía como artista. Empezó en el teatro under y luego pasó al comercial, pero haciendo cosas que tal vez no eran de su agrado. Le faltó acceder a otro tipo de papeles, y poder incursionar en la televisión, como ella quería. Y si bien era una mujer muy bella también era muy pensante y por eso logró superar la imagen que en ese momento tenían los medios hegemónicos sobre una mujer trans. Tenía estudios académicos y estaba a punto de recibirse como odontóloga. Poseía una cintura intelectual única para responder a los agravios. En ese sentido sus respuestas en el programa de Mirtha Legrand son un ejemplo de su capacidad diplomática y su buena educación. De todos modos, no pudo sortear demasiado el ser humillada y maltratada por sus pares actores de aquel momento. ¿Como cuáles? Emilio Disi, Tristán, Darío Víttori, no se bancaron que una mujer trans tuviera mayor notoriedad que ellos sobre el escenario. También hubo actrices que no se la bancaron, Silvia Süller llegó a decir barbaridades sobre ella. Aún hoy, en cada homenaje que rinde la Asociación Argentina de Actores a los actores fallecidos, nunca ponen una foto de Cris”, asegura Belardo, quien adelanta que el año próximo publicará un libro –actualmente en proceso de escritura, junto a Esteban Costa– en el que contará “la verdadera historia de Cris, confirmando lo que realmente pasó y descartando cada una de las mentiras que se dijeron de ella”.
En Una mujer por derecho propio –tal su título–, Belardo confirmará por ejemplo “que Cris se murió por el VIH, ya que en ese momento no había cura ni buenos tratamientos para la enfermedad, y con respecto a los romances que se le adjudicaron… con Diego Armando Maradona no tuvo un romance: tuvo una verdadera relación. Él se mostró absolutamente empático con ella y le brindó todas las posibilidades. Eran dos personajes que de distintas maneras eran marginados. Aunque por razones diferentes, estaban fuera del sistema, y cada uno rompía con determinado paradigma. Por eso se entendían. Y por eso no hay que minimizar la relación que existió entre ellos calificándola simplemente como un romance”. El libro será acompañado por un documental y una muestra fotográfica.
Por último, la miniserie, que aún no tiene nombre definitivo, pero podría llamarse simplemente Hembra, estará dirigida por Martín Vatenberg, el joven y talentoso guionista de 100 días para enamorarse y Pequeña Victoria y director de la serie corta Cross, sobre un grupo de hombres que explora su costado femenino en forma clandestina a través del crossdressing, disponible en Flow. Si bien se rumorea que el proyecto en torno a la figura de Cris Miró se podrá ver por Netflix, su hacedor no lo confirma ni lo niega. La biopic es una producción de Nativa Contenidos & EO Media, que comenzará a rodarse próximamente, en cuanto concluya el casting organizado a través de las redes sociales para cubrir el rol principal, luego de que Mariana Genesio Peña se bajara del proyecto por superposición de compromisos profesionales.
Aunque el objetivo principal del director sea “otorgarle voz a los colectivos que están invisibilizados”, el de la plataforma sería intentar reproducir el fenómeno que en España obtuvo la serie Veneno, sobre la mediática transgénero más popular de Europa: Cristina Ortiz Rodríguez, “La Veneno”, cuya historia también transcurre en los años 90 (y hoy se puede ver en Argentina a través de HBO Max). Lo cual no estaría nada mal, por cierto, si la posible alta recepción de la propuesta por streaming ayudara a derribar prejuicios y a cambiar lo que Jorgelina Eva Belardo denuncia: “Todavía seguimos siendo las olvidadas de la democracia y reclamando nuestros derechos. Obtuvimos algunas conquistas, sí, pero seguimos siendo víctimas de un mensaje transfóbico. Es hora de parar con todo esto”.
Para agendar
Ana es luz
Los miércoles, a las 21:30 en el Teatro Regina, Santa Fe 1235.
Orgasmo apocalíptico
Jueves, a las 20.30, en el Espacio Multiescena, Corrientes 1764.
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