Conmovedora historia de una científica de la palabra

El diccionario / Autor: Manuel Calzada Pérez / Intérpretes: Marta Lubos, Daniel Miglioranza y Roberto Mosca / Voz en off: Osmar Núñez / Vestuario: Mini Zuccheri / Diseño de luces: Leandra Rodríguez / Diseño de espacio y dirección: Oscar Barney Finn / Funciones: viernes, a las 20, y domingos, a las 18 / Teatro: El Tinglado, Mario Bravo 948 / Duración: 83 minutos / Nuestra opinión: Muy buena.

Una iniciativa interesante y difícil tuvo Calzada Pérez al intentar reflejar en escena un momento en la vida de María Moliner (1900-1981). No es muy extensa la obra de esta filóloga y lexicógrafa española. Sólo tuvo una y bastó para imponer su nombre en los medios académicos y señalar la capacidad y tenacidad que esta mujer empleó en la publicación del Diccionario del Uso del Español, que acaba de cumplir 50 años de su edición.

En 1921 se licenció en Historia, la única especialidad que había en la Facultad de Zaragoza, y aprobó las oposiciones para el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. En 1922 su destino fue Simancas; en 1924, Murcia.

La escritora Carmen Conde, la primera mujer que ingresó a la Real Academia Española, reconoció que tenía que haberlo sido antes Moliner: "Vuestra decisión -dijo en 1979, en su discurso de aceptación pone fin a una tan injusta como vetusta discriminación literaria".

Moliner fue además una intelectual que enfrentó al franquismo, actitud que fue sancionada con un descenso de 18 niveles en el escalafón. Eso no la frenó y siguió trabajando en este diccionario, que aún se sigue consultando en los países de habla hispana especialmente.

El diccionario no es una biografía, sino que el autor toma como punto de partida de esta propuesta el año 1973, momento en que empezaron a aparecer los primeros síntomas de arterioesclerosis cerebral, que terminaron por retirarla de la vida intelectual.

Con una tierna mirada, el autor va revelando las penurias y las angustias que va sufriendo María Moliner con esta enfermedad hasta el momento final.

Sin lugar a dudas, para este papel se hizo necesario la participación de una gran actriz y Marta Lubos fue la mejor elección. En su trabajo se encuentran emociones, matices, contrastes, todo a partir de un trabajo interpretativo que conmueve.

Está acompañada por dos actores que complementaron acertadamente el trabajo de la protagonista: Daniel Miglioranza, que comienza, desde la condición de neurólogo, distanciado de su paciente para luego ir descubriendo la calidad humana de esta científica de la palabra. Interesante y verosímil evolución dramática. Roberto Mosca, como el marido, tolerante y por momentos irascible, permite ir distinguiendo las diferentes facetas temperamentales de la protagonista.

El vestuario responde a las exigencias de la época y el diseño de espacio, resaltado por las luces, sorprende por el blanco que domina toda la escenografía, como si se tratara de enfatizar esa mente brillante que lentamente se va quedando en blanco.